Capítulo 12

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Después de la película llevé a Jungkook a comer hotcakes. Eran un poco más de las 12 de la noche, las luces naranjas del comedor del restaurante hacían todo cálido, las mesas eran de plástico y estaban un poco rayadas, los asientos eras antiguos.
Habían algunos drogadictos comiendo huevos con tocino en frente de nosotros y un grupo de adolescentes tranquilos que a jugar por la enorme cantidad de maquillaje en sus rostros venían de alguna obra de teatro. En el lugar habían más parejas que habían llegado tarde por su casa, supongo que Jungkook y yo entrábamos en la categoría de 'parejas'.
-¿Hotcakes?- Preguntó Jungkook mientras cruzábamos la puerta del restaurante siguiendo a la mesera hasta una pequeña mesa en la parte de atrás.
-Deberías de saber que los hotcakes son muy americanos.- Le dije sentándome en el asiento justo en frente de él, la lámpara que colgaba le emitía a su rostro un resplandor acogedor. Me quité el abrigo sintiendo todo tipo de calor en mi piel.
Él sonrió y se quitó su chaqueta, tenía puesto un jersey de color azul marino con algunos números bordados en éste. En ese momento descubrí que me gustaba la forma en que le quedaba toda la ropa que se ponía, cómo se marcaban sus hombros. Honestamente me gustaba todo de Jungkook.
-¿Les puedo ofrecer algo de beber?- Preguntó la mesera con una gran sonrisa sincera.
-Un café por favor.- Le respondí.
-¿Descafeinado o con leche?- Me preguntó mientras escribía en su pequeña libreta.
-Con leche.- Le dije mientras dirigía mi mirada hacia Jungkook. -No quiero quedarme dormido contigo.-
-Como si no lo hubieras hecho antes.- Dijo fácilmente, en ese momento me puse a pensar cómo sería poder quedarme dormido a su lado todas las noches. Estar con él siempre.
-¿Y tú?- Le preguntó la mesera a Jungkook mientras nos miraba a los dos con algún tipo de diversión en su rostro.
-Chocolate caliente.- Le respondió contento su orden. Me gustaba como incluso pequeñas cosas lo podían hacer feliz, cómo dejaba que sus emociones lo envolvieran en una vibra diferente.
Ella asintió y se dirigió a la cocina con la nota de la orden que habíamos hecho. -Estará todo listo en un minuto o dos.-
Miré a ver a Jungkook quién tenía una enorme sonrisa en su rostro. Me pregunté si vería más frecuente ese tipo de sonrisas en él, la forma en la que sus ojos brillaban y la felicidad que transmitía. A veces la forma en la que él sonreía me hacía cuestionarme si tal vez Jungkook veía el mundo diferente a los demás, creo que para él, el mundo es un lugar donde los colores eran más brillantes y las cosas dulces eran aún más dulces.
-¿Por qué estás tan feliz?- Le pregunté mientras dejaba escapar una sonrisa.
Su mirada se dirigió hacia la mesa y luego evitó mirarme como si estuviera avergonzado por algo. -Bueno... Creo... Que sólo estoy feliz porque me gustan los hotcakes.-
-Tienes razón, son deliciosos.- Le dije mientras estaba siendo cegado con el brillo de sus ojos. No había tomado ninguna bebida alcohólica pero me sentía mareado con tan sólo mirarlo. A la vez me sentía seguro, tanto que me atrevería a besarlo si el correspondiera a mi beso.
-Entonces Taehyung...- Comenzó a hablar colocando sus codos en la mesa y sus manos apretando la mesa. -Si supieras que vas a morir en cuatro meses, ¿qué te gustaría hacer? Algo que no hayas hecho nunca antes.-
Ese era un tema de conversación triste, pero estando con él en esa pequeña mesa no se sentía tan triste. Por un momento con el olor a comida en el aire y nuestros pies rozándose debajo de la mesa dejamos de sentir los tumores creciendo dentro de nosotros.
-Siempre he querido hacer paracaidismo.- Le respondí luego de analizar rápidamente la pregunta.
Jungkook se burló mientras golpeteaba la mesa con sus dedos.
-¡Eso no es nada original! Vamos, dime algo único. Algo bueno.-
Froté mi barbilla sintiendo algo de barba creciendo ahí. -A ver... Me gustaría terminar el libro que estamos leyendo... Bajo la misma estrella.-
Él me dio una pequeña patada debajo de la mesa. -No es mi culpa que leas el libro lentamente. Dame otra cosa mejor.-
-Me gustaría saber cómo es estar enamorado.- Le respondí, eso era casi como un reto. Una nueva mesera, una chica con pelo largo y café hasta su cintura colocó nuestras bebidad en la mesa. Le susurré un 'gracias' mientras mis ojos no se despegaban de Jungkook.
-El amor verdadero es sólo un mito creado para venderle cosas a la gente solitaria.- Jungkook contestó mientras me miraba tomando su chocolate.
-Dime que no crees eso.- Le respondí incrédulo mientras deslizaba mi dedo mi brazo en la mesa para darle un pequeño golpe con mis dedos en su antebrazo. -Eres un romántico de closet Jeon Jeongguk.-
-Yo solía creer en el amo.- Comenzó a hablar dándole a sus cejas una tonta expresión. No era difícil de adivinar lo que Jungkook quería decir, él dejaba ver sus emociones fácilmente, pero había algo en sus expresiones cada vez que hablaba sobre el amor. Era como si le tuviera miedo a la palabra y lo que significaba en sí. Como si las paredes que mantenía alrededor de su corazón fueran mucho más altas que las que escondía detrás de sus ojos. -También solía creer en Santa Claus.- Continuó.
-Bueno no voy a dejar que tu incredulidad y pesimismo arruinen mi cuento de hadas. Si estuviera muriendo me gustaría tener a alguien y pasar el resto de mis días con esa persona.- Le dije deseando que pudiera entender el doble significado detrás de mis palabras. Era como si quisiera decirle 'Se lo que es estar muriéndote y quiero pasar lo que me queda de vida contigo'.
Él negó con su cabeza. -Bueno veo que piensa eso ahora, pero es diferente cuándo sabes que no podrás pasar el tiempo que quieres con esa persona.-
-Eso es pura mierda y lo sabes Kookie. En realidad tienes miedo de encontrar a alguien que no quieras perder.- No estaba mosqueado con él pero en ese momento mi cuerpo estaba dejando salir todas esas emociones que se deberían de haber quedado guardadas en la caja de sentimientos que nunca debí de haber tenido. Quería que sintiera lo mismo que yo sentía, quería quedarme dormido a su lado, quería besarlo hasta perder la respiración.
-No quiero ser un estorbo.- Me contestó con algún tipo de frialdad forzada. Él ni siquiera estaba mosqueado, pero quería que yo dejara hablar de esa forma y que le dejara pensar que estaba mejor solo. Estaba tan cerca de romper esas barreras que él se había creado en sí mismo y no quería arruinarlo todo.
Supongo que una parte de amar a alguien es dejarle hacer cosas estúpidas cuando necesite hacerlas.
-Está bien.- Le contesté.
Él sólo asintió y susurró. -Sí.-
-Dime algo que no hayas hecho.- Le sugerí mientras le echaba azúcar a mi café. El cambio en él fue notable, la tensión se desvaneció de sus hombros, esa luz brillante en sus ojos regresó cuando cambié de tema. -Bueno, una cosa que nunca he hecho es... Ya sabes... Con alguien...-
Lo miré incrédulamente. -¿No has besado a nadie?-
Él adoptó una expresión falsa, como si se hubiera ofendido por mis palabras. -Tengo cáncer Taehyung, no herpes en la boca. Claro que he besado a alguien.-
Coloqué mis ojos en blanco conteniendo una pequeña risa.
-Bueno Jungkookie, es que no puedo pensar en alguien que querría besar a alguien tan horrible como tú.-
-¡Hay un montón de gente que quiere besarme!- Me replicó. -Mira mis labios. Míralos, ¿quién no querría besar estos labios?-
Tomé un sorbo de mi café divirtiéndome ante sus palabras. Por supuesto no dejar pasar la oportunidad de admirar la curva rosa de su boca y los perfectos pliegues de sus labios. -No lo sé Jungkook, no pondría mi boca cerca de eso... Quiero decir tu boca.-
Él hizo una mueca y me pateó debajo de la mesa, un poco más fuerte esta vez. -No me hables con esa actitud.-
Me encogí de hombros sacudiendo mi pelo mientras dejaba escapar una risa. -Amas mi actitud.-
-¡Claro que no!- Me replicó.
Tiene razón... No amaba ese tipo de actitud pero desearía que lo hiciera.
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La noche oscura brillaba sobre nosotros. Después de nuestra comida de media noche decidimos dirigirnos a un lugar agradable donde todo el mundo desapareciera y estuviéramos los dos solos.
Atravesamos la ciudad y nos dirigimos hacia la azotea del hospital pasando por una puerta oxidada. El techo del hospital no estaba tan alto pero estando debajo de las nubes grises se sentía como si estuviéramos en la cima del mundo. Abajo, la ciudad parecía desvanecerse entre las sombras de la madrugada, sólo alcanzaban a verse algunas personas por las calles.
Seguí a Jungkook, el estado de ánimo alegre que había tenido horas atrás se desvanecía mientras se sentaba cerca del borde del edificio. Se veía tan pequeño aquí arriba, su pelo se salía del gorro gris que se había colocado antes mientras la bufanda colgaba de su cuello.
Me senté a su lado cruzando mis piernas en el suelo, nuestras rodillas se rozaban mientras contemplábamos los primeros rayos de luz del amanecer entre los edificios. Realmente a veces él parecía un niño, sus ojos verdes y su boca que se curvaba con inocencia incluso aunque dijera algunas malas palabras. A veces me costaba creer que tenía dieciocho años, para ser honestos yo tampoco me sentía de mi edad. Muchas veces cuando me quedaba esperando en la sala del hospital o cuando caminaba sólo por la noche, todavía me sentía como el chico que había visto a su madre llorar ante su diagnóstico con cáncer unos años atrás.
-Sabes... Cuando era pequeño nunca creí que ser adulto sería como esto.- Le dije dejando que mi voz se perdiera en el silencio.
Él me miró e inclinó su cabeza como si yo supiera cuál sería su pregunta a mis palabras.
-Creí que tenía alguna idea de lo que estaba haciendo, pero no fue así.- Continué hablando.
Jungkook asintió con algún tipo de melancolía formándose en él.
-Eso está bien. Me gusta no saber qué va a pasar, así todo puede ser posible.- Me dijo.
Creo que esa era la diferencia entre el curso de Jungkook y el mío. Jungkook tenía algo asegurado, él ya sabía cuándo iba a morir, sabía que en algún punto perdería su habilidad para pensar, para recordar y para caminar. No sabía si recaería, no sabía si iba a poder salir adelante esta vez, no sabía si recaería, no sabía si iba a poder salir adelante esta vez, no sabía que iba a pasar conmigo.
-A veces me vendría un poco bien saber que va a pasar con mi vida.- Le dije.
Él sacó su mano que tenía en su bolsillo y lentamente y nuestros dedos índices se juntaron. Creo que en ese momento la certeza vino a mí. No sabía cómo y cuándo iba a terminar mi vida, pero este momento era certero. Esta azotea, el dedo de Jungkook sujetando el mío, esto era algo certero.
-Sabes, el año pasado ellos no creían que viviría hasta los dieciocho.- Dijo mirando hacia las nubes grises que se dispersaban. -Pero lo hice, tengo dieciocho. Soy un adulto.-
-Eso es estúpido.- Le dije negando con mi cabeza mientras lo miraba. -Un número no significa que hayas crecido o no.-
-No, se supone que no.- Él curvó sus labios mientras bajaba su mirada hacia nuestras manos. Él tenía esa mirada en su rostro, aquella suave mirada con tristeza que lo envolvía y lo hacía hundirse. -La infancia es el reino donde nadie muere.-
-Bueno supongo que ya no somos niños.- Le contesté dejando que me  hundiera con él. No solía ser así, era el tipo de persona que se deleitaba con un día soleado y algunas copas. Era sólo con Jungkook que podía ver la belleza de la tristeza, la belleza de lo roto y cómo las cosas se rompían poco a poco en pedazos. Había belleza en lo irreparable. -Pero siento que no hayamos crecido. Estamos atrapados en algún lugar intermedio.-
-¿Entonces que somos?- Me preguntó temblando un poco ante el frío, sus mejillas tenías tenían un ligero rubor.
-Jungkook y Taehyung.- Le dije tranquilamente incapaz de dejar de mirarlo. Le mentí mientras cenábamos. Sabía exactamente cómo era estar enamorado. Era confiar en alguien con todo tu corazón, con la sangre dentro de tus venas. Era darte cuenta de que hay alguien más importante que tú mismo y saber que nada de lo que hagas por esa persona es suficiente. Era un dolor que nunca desaparecía, un dolor que apretaba tu interior y te lastimaba en una buena forma. Amé a Jeon Jeongguk. Lo amé sin saber que podía hacerlo. -Sólo somos Jungkook y Taehyung.- Le susurré.
Él asintió. -Jungkook y Taehyung.- Dijo sonando como algún tipo de promesa.
Retiré la mirada de él para poder respirar de nuevo dirigiéndola hacia el cielo que comenzaba a tornarse rosado y dorado. Había algo especial en un amanecer, era todo lo contrario a cuando el Sol se ocultaba en el horizonte cada noche. Era una contradictoria encantadora, un comienzo y un final, de alguna manera eran más conmovedoras las primeras horas de la mañana que las últimas de la noche. Había un silencio que venía con el amanecer, en cuestión de tiempo el Sol haría desaparecer la oscuridad rápidamente.
Esto también era un comienzo y un final. Jungkook y yo estábamos terminando en nuestro propio camino, huyendo cada vez que corríamos hacia cada uno para encontrarnos. Esto no iba a durar más que unos minutos más, los últimos rastros de oscuridad se desvanecerían con las luces del día, pero es hermoso. Este amanecer. Jungkook y Taehyung. Todo esto era hermoso mientras duró.
-¿Jungkook?- Ni siquiera quería decirlo pero tal vez es tiempo de hacerlo.
Él murmuró en respuesta mirándome. Y no supe que responderle, nada de lo que pudiera decirle le explicaría cómo me sentía. Hubo un momento de silencio, como si el cielo hubiera tomado un gran respiro y lo estuviera conteniendo, esperando... Sólo esperando. Pude ver las preguntas en su mirada pero no podía responderlas. No sabía que estaba pasando, no sabía lo que estaba haciendo.
-¿Taehyung?- Me preguntó.
Negué con la cabeza lentamente, con  mi otra mano tomé la suya rozando mis dedos con sus guantes. -No... No digas nada.- Susurré.
Él abrió su boca ligeramente como si estuviera buscando palabras que no pudo encontrar, parecía que sus ojos verdes y penetrantes me absorbían en sus profundidades. Me incliné hacia delante, casi no controlaba mi cuerpo, era como que algún tipo de magnetismo me acercaba más a Jungkook, nuestras narices se rozaban, sintiéndose frías en el aire de la mañana.
Era un beso lento, sentí sus labios húmedos y fríos mientras se acercaba más a mí, nuestras manos estaban entrelazadas fuertemente mientras nuestras bocas se unían. Él era cálido, cálido contra el mundo de fuera y lo besé. Era como si a través de ese beso pudiera expresarle todo lo que había olvidado decirle con mis palabras.
Y por un dulce segundo él correspondió a mi beso, sus ojos se cerraron como si hubiera olvidado cómo mantenerlos abiertos, parecía que correspondió el beso sintiendo también ese magnetismo que había entre nosotros. Pude probar su boca, tenía un sabor suave y dulce con una vaga esencia de chocolate caliente.
Por un momento fue como estar en el cielo, Jungkook llenaba mi corazón con algo parecido a la esperanza, era como felicidad. Pero entonces todo eso se vino abajo, sus manos se separaron inmediatamente de las mías como si lo hubiera quemado con mis manos o algo parecido, tenía una mirada confusa y asustada.
Lo demás pasó como una película, frío y agitado.
-No.- Dijo suavemente, por un momento creí que se pondría a llorar. Tal vez si quería hacerlo. -No puedo hacerte esto a ti.-
Él se puso de pie lentamente dando unos pasos hacia atrás con dificultad y me puse de pie también para seguirlo pero sólo me quedé ahí parado, era como si hubiera olvidado cómo caminar.
-Lo siento, no quise hace- Le dije pero fui interrumpido por él.
-¡No!- Dijo con su voz en tono de histeria. -¡Ya me harté de ser egoísta! ¡No te voy a hacer daño a ti!- Di un paso hacia delante, pero él caminó hacia atrás cubriéndose con su abrigo como si buscara algún tipo de consuelo en él. -¿No me has escuchado? ¡El amor hace daño a las personas! Maldita sea, ¡hace daño a todos!-
Ni siquiera era algún tipo de ira pero algo estaba ardiendo en mi pecho que hacía que sus palabras me dolieran más, le grité mientras las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos congelándose en mis pestañas. -¿¡Entonces me amas!?-
-¡No te amo!- Me gritó mientras caminaba hacia el otro lado del tejado, su voz se quebró mientras pronunciaba las últimas palabras de la frase al gritar. Comenzó a correr con algún tipo de dificultad mientras alcanzaba la puerta.
-¡Te vas a caer!- Le grité pero ya había cerrado la puerta de golpe dejándome solo en la azotea.
-Te vas a caer...- Susurré mientras cruzaba la puerta, mis zapatos rozaban la alfombra mientras lo seguía.
Eran las 7:53AM cuando salí del hospital.
No lo encontré.

Catch me I'm falling  ✾  VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora