(Nota del autor: Este capítulo es uno de los que está más influenciado por el libro 'Bajo la misma estrella', si hay algo que no se entienda probablemente está relacionado con el libro. Si sienten confusión siéntanse libres de preguntar.)
Marzo 2 - Día 46.
Básicamente me sentía como una mierda. La primera vez recodé que la quimioterapia era peor que el propio cáncer, pero esto había excedido mis peores expectativas definitivamente. Había estado acurrucado en el sofá durante toda la tarde con un tazón a medio terminar con puré de manzana, alternando entre vómitos y quejidos hacia Jimin.
-Jimin.- Me quejé lanzando una de mis almohadas en dirección al comedor. -Jimin hazme sentir mejooor.-
Escuché un suspiro, y luego los pasos de Jimin venir hacia mí dándome la almohada de nuevo a mis brazos. -Tae honestamente no puedo hacer la cena si vas a estar de patético. No puedo hacer esto mejor.-
Levanté mi mirada para mirarle, tenía una expresión molesta en su boca y círculos negros debajo de sus ojos. Él tomó mis hombros y comenzó a masajearlos con sus dedos cuidadosamente. A veces olvidaba que yo no era el único que era afectado por la enfermedad. Jimin también se veía afectado, él me ayudaba a lavar mis sábanas llenas de sudor, me daba comida que terminaba vomitando, él me traía hasta casa después de las quimioterapias cuando no podía irme solo. Era Jimin quien iba a tener que ir a mi funeral y leer algún discurso sobre lo difícil que fue ayudarme y lo fuerte que yo era. Estaba seguro muchas veces de que él era más fuerte que yo.
-Lo sé.- Le dije dándole una sonrisa tratando de parecer lo más alegre posible que podía, a pesar de que una especie de cemento parecía llenar mis venas. -Estoy bien. Perdón por molestarte, es desconsiderado de mi parte.-
Jimin sonrió y pasó una mano por mi pelo. -No me importa mucho eso. Si dejaras de ser insoportable y molesto sí que estaría preocupado.-
-Nunca dejaré de ser insoportable. -Le contesté tirando de mi cabeza hacia atrás al sentir sus dedos en mi pelo.
-Bien.- Dijo dándome dos pequeños golpes en mi mano y regresó a la cocina. -¿Vas a poder levantarte para cenar?-
-Lo voy a intentar.- Le respondí llamándolo de nuevo, no se me quitaban las ganas de hacer un berrinche. No era que estaba mosqueado con alguna cosa en particular, era más algún tipo de frustración en general por no poder ser un ser humano con un cuerpo que funcione normalmente. Había tenido que tomarme unos días libres de mi trabajo para poder hacerle frente a todo este asunto de morir y eso me estaba poniendo un poco irritable. Amaba mi trabajo y a mis pacientes. Tener que cancelar las citas por alguna razón era algo que me molestaba.
Tomé mi teléfono y le mandé un mensaje a la única persona que nunca fallaba en hacerme sentir mejor. Estaba seguro de que él ya había terminado su sesión de quimioterapia y quería asegurarme de que estaba bien, incluso cuando pensé que era obvio que no estaba bien lo más que podía hacer era preocuparme por él.
18:35 Taehyung.
¿Cómo va ese maratón de quimioterapias?
Él me contestó un minuto después, apareció una sonrisa renuente en mi rostro a pesar de la sensación de tener plomo en mi cuerpo y el mal sabor que tenía en mi boca.
18:36 Jungkook.
Me despertaste, me siento terrible. Te voy a matar.
Dejé escapar una pequeña tos en forma de risa mientras escribía mi respuesta. Era en ocasiones como esta cuando deseaba poder vivir juntos. Deseaba tener una cama donde me pudiera acostar a su lado o tal vez pudiéramos compartir mi cama. Si los dos nos íbamos a sentir como mierda, preferiría pasar estos momentos con él.
18:37 Taehyung.
¿Tengo que ir hasta ahí y darte muchos besos para que te sientas mejor?
18:37 Jungkook.
Si me besas probablemente acabe vomitándote.
18:37 Taehyung.
Eso no suena muy divertido. Te veré mañana después de las citas.
Me acomodé en la esquina del sofá y con la cuchara coloqué un poco de puré de manzana en mi boca mientras esperaba que me respondiera. Pude sentir el deseo de mandar mi conciencia a la deriva y quedarme con un humor severo, era algo que había estado tratando de evitar desesperadamente. No podía dejar que todo esto me afectara.
Sería tan fácil dejarme hundir en la desesperanza de todo, sabía que esto era sólo el comienzo de una larga batalla. Una batalla que probablemente no lograría acabar y mi vida se quedaría a la mitad de ella. Pero Jungkook había aprendido que tus emociones pueden matarte más rápido que la propia enfermedad. Tenía que ser fuerte no sólo por mí, sino también por él.
Desde que mi padre nos dejó todos estos años, aprendí lo que era cuidar a otras personas. De forma que sus acciones y el cáncer habían tenido una gran influencia en mi decisión de convertirme en terapeuta. No había sido nada fácil ayudar a mi madre con mis hermanas, pero poner sus necesidades antes que las mías nunca había sido algo de lo que me quejara o tuviera que pensar. Supongo que una de mis virtudes era que me preocupaba por las personas, porque siempre lo había hecho y no sabía cómo dejar de hacerlo.
Creo que todo esto se trataba de ser fuerte por las personas que no podían serlo, se trataba de ayudarlas hasta que ellas mismas pudieran ser fuertes.
18:39 Jungkook.
Me quedaré dormido mientras hablo contigo.
Una sonrisa apareció en m i rostro al leer sus palabras. En cierta forma, yo me mantenía fuerte por Jungkook, él era el motivo de mi fuerza. Supongo que nos necesitábamos el uno al otro, era un tipo de tira y afloja para mantenernos con vida.
18:39 Taehyung.
Suena excelente. Ahora toma una siesta, quiero que te sientas mejor.
18:40 Jungkook.
Está bien.
18:40 Taehyung.
Bien.
Las próximas 24 horas pasarían lentamente pero valdría la pena esperar.
Marzo 3 - Día 45.
Era sábado y me encontraba de muy buen humor, mi espíritu estaba relativamente alto. Me las arreglé para ponerme algo más que mis pantalones deportivos. Una de mis pacientes, una particular chica de cabello oscuro quien tenía una mirada perceptiva me miró diferente durante mi sesión con ella. Aparte de eso estaba bastante seguro de que nadie se había percatado de lo que estaba pasando detrás de mi fachada de normalidad.
Fui a la habitación de Jungkook alrededor de las siete y media, después de comerme forzadamente un sándwich en la cafetería, tenía un enorme deseo de que mi apetito no tardara mucho en regresar.
Él estaba durmiendo cuando llegué, acurrucado en el borde de su cama cubierto con sus sábanas. Esta vez no lo desperté, sólo le robé un par de par de pantalones y me cambié en la privacidad del pequeño baño de su habitación.
Ahora que estaba lo suficientemente cómodo me metí en su cama con cuidado de no despertarlo mientras abría el nuevo libro de John Green que había estado leyendo. No iba a terminar de leer 'Bajo la misma estrella' sin Jungkook, pero en algún momento entre aquella casa con sábanas que hicimos y ahora me había vuelto adicto al escritor del libro.
Me pasé la mayoría de la tarde así, leyendo silenciosamente en la paz de la habitación. Me gustaba escuchar los suaves ronquidos de Jungkook mientras pasaba las páginas del libro, todo esto combinado con el ruido que venía de fuera del hospital.
Él se despertó una sola vez para mirarme con sus vidriosos ojos café, una pequeña sonrisa de satisfacción apareció en su rostro cuando su mirada se encontró con mis ojos. Él no dijo ninguna palabra, sólo se acomodó acurrucándose más a mi lado mientras deslicé una de mis manos por su pelo y con la otra cambiaba la página del libro.
Marzo 4 - Día 46.
Eras las dos de la tarde antes de que fuera a la habitación de Jungkook en el hospital. Tenía mi mochila colgando de mi hombro, el cuello de mi camiseta estaba húmedo por la lluvia de primavera que había caído antes. Jimin había estado molestándome con que pasaba todo mi tiempo libre con Jungkook, cosa que no me ofendía en lo absoluto. Después de todo era exactamente donde quería estar.
Jungkook había logrado mantenerse despierto cuando llegué, me dedicó una sonrisa adormilada mientras cerraba su portátil y lo dejaba en el suelo, estiró las sábanas haciéndome un lado en su cama para que me subiera con él.
-¿Cómo te has estado sintiendo?- Le pregunté mientras dejaba caer mi cuerpo cansado en las sábanas junto a él.
-Soñoliento. Aún me siento como una mierda y me duele un poco la cabeza.- Él tomó mi mano acercándome más a él. -Pero creo que bien.-
Me acurruqué a su lado, me gustaba la forma en la que su cuerpo se estaba convirtiendo en algo familiar para mí, cuando mis dedos tocaban cada parte de su piel era exactamente como había imaginado que se sentiría. Iba lentamente grabando en mi memoria a Jungkook, me quedaría con una copia de él y de su cuerpo en mi mente que mantendría cerca de mí cuando el tiempo nos separa.
-¿Tú te has estado sintiendo bien?- Me preguntó mientras me movía apoyando mi cabeza contra su pecho, sus brazos estaban en mis hombros. No me gustaba que alguien me tocara cuando me sentía enfermo, prefería más esconderme entre mis sábanas y generalmente sentir lástima por mí mismo. Pero eso no me preocupaba cuando estaba con Jungkook. De hecho se sentía casi agradable.
-Estoy cansado, sigo teniendo algunas náuseas. Me duele el cuerpo pero creo que podría ser peor.- Le contesté tomando sus manos entre las mías entrelazando mis dedos con los suyos entre sus nudillos.
Él pegó su sien con la mía dejando escapar un suspiro bajo. -Te diría que podríamos intercambiar cuerpos para que así no tengas que sentirte de esta forma, pero por el momento no creo que mi cuerpo sea mucho más divertido que el tuyo.-
Dejé escapar una risa. -¿Qué tal si yo te doy mi cabeza y tú me das tu cuerpo?-
Él se rio entre su respiración moviendo su boca para susurrar en mi oído. -Amor tú ya tienes mi cuerpo.-
Incliné mi cabeza hacia atrás para lanzarle un beso. -Eres sexy.-
Él se rio de una forma graciosa con cierto tono de diversión. -Tú también lo eres.-
Tomé mi mochila y la coloqué entre mis piernas, metí mi mano en el fondo hasta que encontré la novela, los bordes del libro habían comenzado a quedarse un poco deteriorados por llevarlo durante el último mes. -Jungkook, he decidido algo.-
Él hizo un sonido curioso en la parte de atrás de su garganta, sus labios rozaban el borde de mi oreja. -¿Y qué es?-
Abrí el libro justo dónde habíamos colocado el marca páginas anteriormente, me moví quedando un poco más erguido. -He decidido que hoy vamos a terminar de leer este maldito libro.-
-Lo que usted diga capitán.- Me contestó sin quitar el tono de diversión de su voz mientras se acomodaba a mi lado. Apoyó su barbilla contra mi hombro y colocó sus manos en mis caderas.
Empecé a leer donde lo habíamos dejado mientras me acurrucaba entre los brazos de Jungkook. Mi voz flotaba entre el silencio. Me sentía muy mal, mi cuerpo estaba pesado y cansado pero también pensé que todo estaría bien si seguía respirando. Sacaba y metía aire lentamente de mis pulmones infestados con cáncer.
Estaba oscuro cuando terminamos de leer el libro, mi voz estaba gruesa, no pude contener las lágrimas así que estas comenzaron a rodar por mis mejillas mientras las limpiaba con la parte posterior de mi mano. Dejé el libro entre las sábanas, volteé mi rostro para mirar a Jungkook, quien estaba sollozando detrás de mí.
-No estaba emocionalmente preparado para este tipo de dolor.- Dijo después de un momento hundiendo su cabeza en mi hombro con un cierto tipo de llanto.
Asentí mordiendo mi labio, dejé escapar una pequeña risa entre un suspiro. -No leí este libro para esto.- Le dije estando de acuerdo con él, tomé sus manos acercándolo más a mi cuerpo. Me era casi imposible dejar de llorar. -No leí este libro para llorar, no era lo que quería.
Él dejó escapar un gemido seguido de un sollozo mientras me soltaba de la mano para frotar sus ojos. -Mierda, eso fue triste.
-Lo sé.- Asentí susurrando.
Hay sólo unos cuantos libros que son verdaderamente grandes, libros que te enganchan y luego te destrozan con la belleza en sus páginas. En ese momento pensé que tal vez 'Baje la misma estrella' era uno de ellos. Era inquietante cómo parecía contar una brillante reflexión de nuestra historia. Era sobre amor, la pérdida de alguien y la verdad inalterable.
Tal vez Jungkook no era Augustus, quien tenía muchos problemas existenciales y a quien le hacía falta una pierna. Ni yo era Hazel, quien caminaba ligeramente y se consideraba a sí misma como una granada, pero sabíamos lo que era morir. Cómo era morir y amas a la vez. Como ellos al final, terminaron cayendo también.
Ahora él dejó escapar una risa rota mientras me abrazaba fuertemente. -Míranos, somos patéticos.
-Me gustan mis elecciones Kookie.- Le contesté, mis ojos aún estaban nadando entre lágrimas saladas, me sentía sentimental y cursi. -Si tienes que decidir quién te va a lastimar, me gustan mis elecciones.
Él besó mi cuello, sentí su mejilla húmeda mientras su piel rozaba contra la mía. -Basta, estoy tratando de retener algo de mi dignidad y tú citando el libro más triste del universo no me sirve mucho de ayuda.
-¡El mundo no es una fábrica de deseos garantizados Kook!- Le contesté colocando una mano en mis ojos para frotarlos. -¡No puedes detenerme!
Él me derribó con un abrazo y nos cubrimos completamente con las sábanas, estábamos nariz contra nariz con nuestros cuerpos enredados. -Eres el peor.
-Me enamoré de la misma forma en que uno se duerme: lentamente y todo a la vez.- Le dije citando de nuevo el libro mientras le daba un pequeño beso en los labios, probablemente esa era mi frase favorita en toda la novela.
Él me devolvió el beso y me respondió. -Mis pensamientos son estrellas que no podemos imaginar en las constelaciones.-
Deslicé uno de mis dedos por su mejilla limpiando una lágrima que rodaba sobre ella. -Ahora estás entendiendo más el libro.
Él sonrió, era una media sonrisa que hizo que mi corazón saltara hasta mi garganta. -No he tardado demasiado, ¿verdad?- Me dijo.
-No mucho.- Le respondí tranquilamente.
Su sonrisa se volvió seria, sus ojos cafés vidriosos tenían una enorme intensidad, sentí que tenía la urgencia de perderme en ellos. -Si te consuela, a mí también me gustan mis elecciones.
Escondí mi rostro en su cuello sintiendo lo cálido de su piel. -Bien.- Le dije murmurando contra su clavícula.
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Catch me I'm falling ✾ Vkook
FanfictionNo sé si se puede elegir a la persona de quien te enamoras. Quien termina tomando un pequeño pedazo de tu corazón. Esa persona se lleva ese pedazo con él cuando se va. Si alguien me hubiera preguntado, no creo que yo hubiera elegido a Jeon Jeongguk...