Capítulo 11

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Febrero 25 - Día 40
Cuando escuché el zumbido de mi móvil no me molesté en contestar. Estaba en el baño dándome una ducha, pensé en que la obligación que tenía con mis pacientes era importante, pero podían esperarme cinco minutos más mientras terminaba de lavar mi pelo y salía a secarme.
Cuando escuché el teléfono de casa sonar no lo pensé dos veces, cogí mis pantalones grises, me los use y salí casi corriendo a la cocina para contestar. Vi a Jimin de pie con el teléfono en su mano, no tenía una buena expresión en su rostro, parecía un cachorro que acababan de patear o algo así. En ese momento recordé que estaba esperando una llamada en particular.
Jimin levantó su mirada cuando entré a la cocina, tenía una mirada devastadora y deprimente que hacía todo más doloroso.
Las personas no te miraban así cuando tenían buenas noticias. No, definitivamente no lo hacían.
-¿Por qué no me habías dicho que estabas teniendo síntomas de nuevo?- Me preguntó con una voz suave y gentil, era como si pensara que estaba a punto de romperme en pedazos.
Evadí su mirada y pasé una de mis manos por mi pelo mojado. -Esperaba que no fuera nada.- Hice una pausa analizando la expresión de su rostro. -¿No es nada verdad?-
Negó con su cabeza apretando sus labios, sus ojos se volvieron cristalinos como si estuviera conteniendo las ganas de llorar. -No, no es nada.- Susurró.
Tomé aire profundamente, lo sentí comprimirse en mis pulmones antes de que lo sacara lentamente y mi cuerpo se desinflara con éste. -Mierda.- Dije.
-Todo estará bien.- Me dijo mirándome como si no quisiera hacer más que envolverme en un abrazo y nunca dejarme ir. -Vas a poder pasar por esto y todo estará bien.-
-Ne sé si podré.- Le respondí honestamente sintiendo un vacío en mi corazón. -Sólo dime cómo va el cáncer.-
-En etapa 4. Habían otras cosas también, no lo sé...- Dijo mientras daba un paso hacia delante apretando su puño como si necesitara tomar mi mano tanto como yo necesitaba hacer lo mismo con la suya. Nunca lo había visto tan frágil, mi seguro y fuerte Jimin parecía romperse en pedazos.
-Eso está muy mal.- Le contesté apretando todos mis dedos en la palma de mi mano, sentía una completa desesperanza dentro de mí. -Todo esto es una mierda.-
Él asintió en acuerdo a mis palabras. -Pero no vas a tener que pasar por esto solo, ¿le sabes, verdad?- Podía ver cómo todo esto estaba afectando a Jimin con tan solo escuchar el tono de ternura que tenía su voz, como si quisiera arreglar todo para mí con un abrazo y una taza de chocolate caliente.
Asentí moviéndome un poco y cogí su mano sujetando firmemente sus dedos, sentía sus manos fuertes, cálidas, familiares. -Lo sé.-
Él sonrió, era una sonrisa medio triste. -Te amo Tae.-
Asentí, pronto mi visión se hizo borrosa mientras me apoyaba en su pecho y mi cabeza se escondía en su cuello. Me sentía tan pequeño entre sus brazos. Me envolvió en un cálido abrazo cubriéndome por completo, era como si tratara de protegerme de todo el mundo. Abrazar a Jimin era como abrazar a un oso de peluche gigante. Un oso de peluche que te apretaba lo suficiente para olvidad todo por un momento y sentir solo su aroma.
-Te amo ChimChim.- Susurré.
Él colocó una de sus manos en mi cabeza enredando sus dedos en mi pelo mientras me acariciaba. -Vamos a estar bien. Te voy a cuidar.- Me prometió.
Escondí nuevamente mi cabeza en su cuello cerca de su clavícula. Esperaba que Jimin tuviera razón y yo pudiera pasar por todo esto. -Gracias.- Le dije.
-No es nada.- Me contestó en un tono cálido.
Pero estando ahí en la cocina con un tumor creciéndome en el pecho... Eso era todo para mí.
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Jungkook estaba sentado en un lado de su cama cuando entré a su habitación, se veía positivo a pesar de las circunstancias.
Tenía puesto un abrigo de color verde oscuro y una bufanda blanca y esponjosa alrededor de su cuello. Estaba sonriendo alegremente mientras golpeaba el marco de la cama con sus converse blancas.
-Asumo que tuviste un buen día, ¿verdad?- Le pregunté mientras me acercaba a él. Le sonreí mientras extendía sus manos hacia mí, las tome saludándolo de una manera inusual. Sólo habían pasado 30 segundos desde que estaba con su compañía y ya me sentía mucho mejor que en todo el día, aunque también pensé que pudieron haber sido los esteroides que me tomé más temprano y finalmente habían hecho efecto.
Me preguntaba cómo le diría que me había regresado el cáncer. Había estado dándole vueltas en mi cabeza a eso durante todo el día. Podría decírselo directamente y sin rodeos, o tal vez mandarle un mensaje, o susurrárselo al oído antes de irse de este mundo. Honestamente, no quería que él supiera que la enfermedad había regresado.
-Oh estuvo excelente.- Le contestó mientras ajustaba su bufanda y se colocaba un par de guantes blancos que había sacado de su bolsillo. -Tuve un ataque alrededor de las nueve, fue realmente emocionante.- Me dijo mientras deslizaba sus dedos en los guantes.
Tuve que hacer un gran esfuerzo para no quedarme con la boca abierta. -Dios Kookie, ¿hablas en serio?-
-No fue tan malo, sólo un pequeño ataque.- Se encogió de hombros mientras una media sonrisa aparecía en su boca.
-Toda esta mierda tenía que pasar algún día. Ahora me están dando esteroides, están tratando de mantener el tumor calmado antes de que comiencen a darme la quimioterapia.-
Ahora los dos estábamos casi en la misma situación.
Coloqué una mano en su cabeza y revolví su flequillo dejándolo caer en su rostro, luego me dirigí a buscar la silla de ruedas que estaba en la esquina. -Estoy agradecido de que no haya sido un ataque grande.-
-No lo sé, hubiera sido divertido.- Bromeó. -Sería como dar un paseo en una montaña rusa, cortesía de mi tumor cerebral favorito.-
Me reí un poco. -Tienes un extraño concepto de lo que es la diversión Jungkook.-
Él se levantó y caminó hacia la silla, se sentó con una respiración jadeante. -En realidad fue algo bastante aterrador. Había tenido antes esos ataques, pero no me he acostumbrado a ellos.-
-¿Te sientes bien para tu sorpresa?- Le pregunté mientras golpeaba sus hombros con mis dedos con ganas de envolverlo en un abrazo y nunca soltarlo.
Volteó su rostro un poco haciendo una mueca con sus labios mientras levantaba sus cejas y me dijo. -No seas tonto, no dormí todo el día para nada.-
Sonreí mientras lo empujaba hacia la puerta. -Bien, entonces debemos irnos.-
Jungkook se pasó todo el camino preguntándome sobre dónde iríamos, hasta se ofreció a cantarme a cambio de que le diera detalles de la sorpresa. Luego de cuatro coros de algunas malas canciones de pop no logró hacerme ceder, aunque me dolía un poco el estómago de tanto reírme. Mis brazos estaban comenzando a dolerme por empujar la silla de ruedas, pero no había perdido la respiración como la última vez, así que estaba impresionado por este tipo de victoria o logro. Aunque a este punto no sé qué tipo de victorias podría conseguir.
Las escaleras sólo fueron un pequeño obstáculo, Jungkook se aferró al borde de la silla con una mueca en su rostro que se convirtió en una risa mientras veía como deslizaba su silla de ruedas hacia delante. -¡Ten cuidado Tae!-
-Es fácil para ti decirlo, tú no estás empujando la silla, ¡sólo estás sentado!- Le dije en tono de burla mientras terminábamos de bajar las escaleras colocándolo en el pavimento. La estación estaba húmeda con corrientes de viento, era una típica noche de febrero.
Estaba todo tranquilo, Jungkook continuaba preguntándome acerca de la sorpresa haciendo eco en las paredes de la estación con su voz mientras esperábamos nuestro tren, me senté en un banco mientras trataba de respirar discretamente para tratar que el oxígeno entrara a mis pulmones.
-¿Vamos a hacer un cartel de drogas? ¿Cocaína para los pacientes con cáncer?- Me preguntó mientras me miraba con una sonrisa adorable e irritable a la vez en su rostro.
Coloqué una de mis manos en su cabeza, recorriendo su pelo con mis dedos. Sabía que debía dejar de tocarlo, en algún momento él comenzaría a sospechar, pero la verdad es que no podía ni quería quitarle las manos de encima. -Sí, pensé en comenzar con heroína. Creo que se gana más con eso.-
Él sacudió su cabeza y retiré mis dedos de su cabeza. -¡Pero entonces tendrías que compartir el dinero conmigo Taehyung!-
-Oh, es cierto, tranquilo te daré una parte.- Le respondí mientras veía cómo el tren llegaba y se detenía lentamente en la estación con sus pálidas luces amarillas.
-¿Entonces me dirás a dónde iremos?- Me preguntó de nuevo mientras empujaba su silla dentro del tren, nos dirigimos hacia el lugar para discapacitados y me senté en un asiento al lado de él.
-¿Qué te parece si te leo en vez de contarte y arruinarte la sorpresa?- Le respondí mientras lo miraba fijamente.
Él me sacó la lengua. -No hay nada malo en que te lea un poco.- Le dije mientras sacaba el libro de mi mochila, luego le di un pequeño golpe en su rodilla.
-Y ahora estás golpeando a un paciente con cáncer, Jesucristo Taehyung, piensa en tus acciones.- Me dijo en un tono sarcástico y burlón.
-No te leeré si estás con ese tipo de actitud.- Le respondí mientras intentaba guardar el libro pero me lo quitó de mis manos y lo abrió justo donde nos habíamos quedado leyendo anteriormente.
-Te leeré yo entonces.- Dijo afirmativamente luciendo feliz. Su voz era reconfortante como siempre, a pesar de que sus palabras eran lentas. El viaje en tren fue rápido mientras me leía, el tren estaba casi vacío sólo habían unos cuantos chicos ebrios pero no nos prestaron mucha atención así que Jungkook continuó leyendo las páginas del libro.
-¿Es una historia triste verdad?- Me preguntó Jungkook mientras me daba el libro en mis manos, habíamos llegado a nuestra parada.
Abrí mi mochila mientras bajábamos por las escaleras, sentí el frío aire en mis dedos mientras colocaba el libro dentro de éste, mi otro brazo empujaba la silla de ruedas. Jungkook pretendía ayudarme colocando su mano en el otro lado de la silla. -Creo que las mejores historias son las más tristes.- Le contesté mientras me encogía de hombros.
-Entonces... Creo que estamos viviendo una buena historia, ¿verdad?- Me contestó, en ese momento algo en su tono de voz me quitó el aliento. Por un momento pensé que tal vez Jungkook quería esto tanto como yo, ese estúpido romance que nunca podríamos llegar a tener.
-Llámame Romeo y suicidémonos juntos.- Le contesté imaginándome cómo sería mientras deslizaba la silla de ruedas con un poco de dificultad por el pavimento. Casi toda la nieve había sido limpiada de éste, pero aún quedaba un poco de nieve sucia y hacía difícil el camino. Me recordó a aquella tormenta que hubo cuando fuimos por primera vez a por aquellos muffins. Supongo que recordaba cada día que había pasado con Jungkook.
Él soltó una risa mientras se acomodaba en la silla. -¿Suicidarnos juntos? He intentado hacerlo y te digo que no es tan divertido.-
Parecía que Jungkook tenía la habilidad de confundirme ante sus palabras y no sabía si reír o llorar. -Lo tomaré en cuenta.-
No era tan largo el camino hasta la sorpresa, anduvimos unas cuantas calles más y nos subimos a un ascensor.
-¿Entonces me llevarás a tu apartamento eh?- Me preguntó levantando sus cejas como si algo escandaloso fuera a pasar cuando entráramos al lugar.
Le di un pequeño golpe en su hombro. -Si... Algo así.-
-Baja tus manos y cierra tus ojos.- Le ordené mientras bajábamos del ascensor, llegamos a la puerta y saqué dos billetes de mi bolsillo. Habían sido recortados de unas tarjetas rojas de revista, tenían escrito nuestros nombres y 'Nueva York' con rotulador negro. -No tenía presupuesto suficiente para Nueva York... Así que esto es lo mejor que he podido hacer.-
Los ojos de Jungkook se abrieron cuando coloqué los dos pedazos de papel en sus manos, dirigió la mirada a sus manos y así pudo leer lo que decían. Yo sólo lo miré tratando de adivinar si tenía su aprobación.
Él no se movió, sólo fijó su mirada en mí, tenía una extraña expresión en su rostro. Una pequeña sonrisa apareció en su boca, sus ojos brillaban, parecía que habían fuegos artificiales en sus pupilas. -¿Esto está bien?- Le pregunté luego de un rato.
Él asintió mirando los boletos y mirándome a mí a la misma vez.
-Claro que si... Esto es...-Hizo una pausa perdiendo las palabras. -Esto es perfecto.-
Me sonrojé un poco y miré hacia el suelo. -No es nada.- Abrí la puerta con una mano y la otra la coloqué en la silla de ruedas. -¿Vamos dentro?-
Él asintió, toqué el timbre antes de abrir la puerta por completo y Krystal apareció abriéndola por completo. -Bienvenidos a Nueva York, ¡boletos por favor!-
Dejé escapar una risa ante su entusiasmo. Cuando regresé en la mañana de mi cita con el doctor la había encontrado aspirando la casa, ahí pude notar lo emocionada que estaba. -Le dije que no se tenía que vestir elegante, pero veo que dejó de escucharme cuando dije que vendrías.- Le susurré a Jungkook.
Él sonrió, una pequeña sonrisa que hizo que mi estómago sintiera algún tipo de mariposas. -Bueno creo que ella se ve encantadora.-
Krystal sonrió y tomó el control de la silla de ruedas dirigiéndolo a la sala. -¿Ves Taehyung? Él me cae mejor que tú.-
-¿Más que yo? No lo creo.- Me burlé.
-Él es más lindo que tú, lo siento.- Me dijo, le saqué la lengua mientras tomaba asiento en el sofá dándole pequeños golpes al sofá esperando a que Jungkook se sentara conmigo. -Taehyung y yo escogimos algunas películas de Nueva York, para que su vuelo sea entretenido.-
Detrás de nosotros se escuchó la voz de Jimin mientras asomaba su cabeza desde la cocina. -Yo también ayudé.-
Hice un ruido de incredulidad mientras volteaba mi rostro para mirarlo. Jimin no era el mejor actor pero había hecho un gran esfuerzo por mantener nuestro pequeño secreto. Lo habíamos discutido y decidimos que esta noche estaría libre de cáncer. Krystal se enteraría con el tiempo, pero los dos pensamos que sería mejor esperar hasta saber que tan mal terminarían las cosas. -Tú no ayudaste. Distrajiste a Krystal y luego sugeriste que Chicago era mejor.-
-No me importaría ir a Chicago.- Intervino Jungkook sentándose a mi lado en el sofá, apoyando sus pies en la mesita de café.
-Bueno por ahora no puedes ir, nuestro vuelo es a Nueva York.- Le recordé mientras me quitaba mi chaqueta y la colocaba en la punta del sofá.
-Oh, es cierto, se me había olvidado.- Me respondió con una risa mientras se acomodaba en mi hombro.
-Escojan una película.- Dijo Krystal mientras sostenía tres diferentes películas en sus manos.
Jungkook señaló con su dedo la película del centro. -¡Cuando Jungkook encontró a Yura!- Levantó un poco su rostro y susurró. -Ésta tiene mi nombre en su título.-
Puse una cara de confusión. -¿Te llamas Sally?-
Él me dio un golpe con su cabeza en mi sien. -No, ¡me llamo Jungkook!-
Volteé mi rostro juntando nuestras frentes. -¿De verdad te llamas así?-
Él me miró por un momento y luego comenzó a reírse. -¡Claro que sí!-
-Su bebida de esta noche es chocolate caliente.- Anunció Jimin, sosteniendo dos tazas en sus manos interrumpiendo nuestra pequeña pelea. -También tenemos té, pero Taehyung me grita cuando toco sus bolsas de té, así que entonces les hice chocolate.-
Tomé mi taza caliente de cerámica en mis manos. El calor corría por mis venas al sentir la calidez de mis dos mejores amigos. Era muy afortunado de tener a Jimin y Krystal en mi vida. Sin ellos probablemente ya me hubiera dado por vencido. -Gracias ChimChim.-
Krystal terminó de poner la película, se acercó a Jimin y tomó su mano para irse. -Disfruten de su vuelo.-
-Lo haremos.- Le contestó Jungkook sonriendo a través de la bufanda que no se había molestado en quitarse.
-Gracias por hacer esto.- Les dije tomando una manta que estaba en el suelo.
-Estamos felices de poder ayudarte.- Dijo Jimin sonriendo, su clásica cálida sonrisa.
Se dieron la vuelta, Jimin colocó su brazo en la cintura de Krystal y apagaron las luces para irse a su habitación.
Cuando se fueron, pensé en la tristeza que escondía en su sonrisa, justo como la sonrisa de J-Hope, Suga y todas las personas que conocían a Jungkook. Ese era el problema con todos, no querían que nadie sepa que están tristes por él. Le hacían creer a Jungkook que era la única persona en el mundo que se sentía a morir.
Me acurruqué con Jungkook colocando la manta encima de nosotros para tratar de calentarnos, ya que la calefacción no estaba ayudando. Los créditos iniciales de la película comenzaron a salir cuando Jungkook habló, tenía chocolate caliente en sus labios.
-Creo que esto es mejor que estar en Nueva York.-
Le di un pequeño golpe en su hombro. -Pero estamos en Nueva York, tonto.-
Él se rió suavemente, colocó su taza en la mesa y se acomodó en mi pecho. -Sí, pero si estuviéramos en tu sofá viendo una película también sería perfecto.-
Le sonreí tomando una de sus manos. -Bueno, creo que tienes razón.-

Catch me I'm falling  ✾  VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora