Capítulo 18

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Marzo 10 - Día 52
Había tratado de no enfadarme por el hecho de que ya no podía hacer casi nada, sólo iba a posponer mis citas y regresar a casa, me metería en mi cama tan pronto como llegara. No importaban todas las veces que Jungkook me había dicho que él entendía, podía sentirme cada vez más irritado ante esta situación.
Nos enviábamos mensajes de texto constantemente, eran mensajes rápidos y cortos, a veces solo era un 'Estoy bien' y él me respondía lo mismo para asegurarnos de que ambos seguíamos con vida.
Estaba en camino para mi cita de las once con cierto niño de siete años obsesionado con colorear cuando una idea se me vino a la mente. Probablemente era una mala idea pero tenía diez minutos de sobra y por alguna razón sentía algún tipo de buen karma. Eran las 10:53 de la mañana, fui a buscar a Jungkook a su habitación y lo sacudí para que se despertara, estaba dispuesto a robarlo por un rato para ir a dar un paseo que incluía algunos libros de colorear.
-Vamos Kook. Kook. Te voy a secuestrar.- Le susurré en su oído frotando mis dedos en su barbilla. -Amor, Kookie, vamos a colorear, ven a colorear conmigo.
Él negó con la cabeza ante  mi insistencia y se alejó de mí metiéndose debajo de sus sábanas.
-Kook levántate. Tener cáncer terminal en el cerebro no es una excusa para ser perezoso.- Le dije en tono de regaño y tiré de las sábanas para darle un beso en la mejilla. -Ni siquiera tienes que cambiarte de pantalones, puedes ir así.
Él volvió a tirar de la sábana con sus ojos cerrados ante la luz del día. -Dormir. Cáncer. Vencerlo.- Se quejó con unas cuantas palabras sin sentido colocándose en posición fetal.
Me moví en la cama colocándome de rodillas, pasé mis dedos por su piel delineando la línea de su cuello bajando por su codo y justo al llegar a su cintura metí mi mano entre su entrepierna aprisionando un poco su miembro. Él soltó un gemido y se retorció sentándose de inmediato en el borde de la cama clavándome su mirada penetrante. En ese momento pensé que si sus ojos fueran cuchillos terminaría asesinándome. -Mierda.
Me acerqué a él y le di un beso en sus labios. -Lo siento Jungkook, mi mano se movía y no me di cuenta de que estabas ahí, así que me abalancé como un gato.- Me bajé de la cama, tomé la silla de ruedas que estaba en la esquina y la abrí. -Vamos súbete.
Él frotó sus ojos y se bajó de la cama, se puso un suéter de color azul marino y sus converse negros. -Debes saber que no dormí bien anoche.- Se sentó y comenzó a hablar mientras lo empujaba hacia fuera por el pasillo, tenía una mirada severa en su rostro. -Porque verás, algunos pacientes tenemos dolores de cabeza que nos debilitan haciéndonos quedar despiertos hasta las siete de la mañana y cierto idiota viene a despertarnos a las once de la mañana.- Se acomodó en la silla y me miró. -Y ese idiota eres tú.
Sonreí al escuchar la insolencia en sus palabras, estaba positivo, tenía en mente que cambiaría de actitud cuando le enseñara los colores y si no era así que al menos pasaría un tiempo agradable con él. -Ni siquiera estás emocionado por pasar tiempo conmigo. Estoy ofendido.
Doblamos por el pasillo para ir donde estaba mi oficina, era un espacio que al que no iba mucho. -Me gusta pasar tiempo contigo, me gusta tanto como dormir.
-Oh, ¿dormir te satisface sexualmente y te lleva a comer muffins?- Le pregunté tirando suavemente de la punta de su gorro gris.
Él acomodó su gorro de nuevo. -No, pero dormir no es molestoso y demasiado entusiasta a las once de la mañana.
Me reí y detuve la silla de ruedas para ayudarlo a bajar de ella. -Eres el mejor Kook.
Él sonrió dulcemente y me abrazó rápidamente. -Yo también te amo Tae.
Cerré la silla de ruedas y la apoyé contra el marco de la puerta. -No fue eso lo que dije.
-No.- Comenzó a hablar mientras daba unos cuantos pasos dentro de la oficina sujetándose de la pequeña mesa que estaba en el centro con tres sillas alrededor. -Pero fue lo que quisiste decir.
Le di un pequeño golpe en el brazo para no contradecirlo, entré a la oficina y me senté en mi gran silla de color negro.
Honestamente casi no tenía mis citas aquí, prefería ir a las habitaciones de mis pacientes, supongo que allí se sentirían más cómodos, pero para los pacientes más pequeños que eran niños era más fácil para sus padres dejarlos aquí.
Jungkook se sentó en una de las sillas de los pacientes, una cómoda silla roja. Metió sus piernas debajo de la mesa y cruzó sus pies. -No sabía que tenías una oficina.- Mencionó mientras miraba las paredes que tenían un calendario con algunas fotos de Krystal, Jimin y algunos amigos que había hecho en la universidad.
-No la uso mucho.- Le expliqué sacando unos libros de un mueble y le  di uno a Jungkook. Él pasó las páginas rápidamente y un brillo especial apareció en su rostro. -¿Animales del zoológico? Increíble.
Alguien tocó la puerta impidiéndome responder a Jungkook, alcé mi vista y vi a Chanyeol y a su madre que estaban en la puerta. Él se veía positivamente encantador y ella absolutamente agotada. -Señor Kim, me alegro de verlo.
Le sonreí y le contesté. -Yo también me alegro de verla, ¿cómo está Chanyeol?
Él me sonrió, soltó la mano de su madre para empujar con su mano su pequeño tanque de oxígeno hasta una de las sillas rojas vacías y se sentó. Ella sonrió ante los movimientos de su hijo, era una especie de sonrisa cansada. -Está sorprendentemente enérgico. Mañana tiene quimioterapia, vamos a ver cuánto dura su energía.
Asentí abriendo mi caja de colores. -¿Y lo está tomando bien?
Ella hizo una pausa y curvó sus labios frotándolos uno contra el otro. -Lo está manejando, quiero decir, sólo tiene siete años.- El tono de voz que tenía me colocaba un peso enorme en mis hombros.
Era como si ella misma se repitiera lo mismo una y otra vez, más de lo que cualquier persona debería. Sólo tiene siete años. Sólo tiene siete años.
-Entiendo. Por cierto, él es Jungkook, un amigo mío, nos acompañará el día de hoy.
Ella asintió distraídamente mirando su reloj y luego regresando la mirada a nosotros, cualquiera que sea su siguiente obligación ya se le había hecho tarde. -Nos vemos pronto entonces. Adiós Chanyeol, se bueno.
El chico se dio la vuelta y le sonrió. -Adiós mamá.
Él regresó su mirada a nosotros mirándonos con un curioso destello en sus ojos mientras tomaba el libro que le había dado. Jungkook se dio cuenta y le sonrió.
-¿Qué vas a colorear?- Le preguntó Jungkook con algún tipo de calidez en su mirada. Parecía que su rostro completo se iluminó con un suave brillo que venía de sus ojos, ese gesto hizo que sintiera alguna especie de mariposas en mi interior.
Chanyeol lo miró con sus ojos bien abiertos mientras abría el libro de colorear y ponía su dedo en medio de las páginas para examinarlas. -Voy a colorear a Minie Mouse.
-Se ve bonito.- Dijo Jungkook alzando su libro para que ambos pudiéramos verlo. -Yo coloraré un león.- Alzó su mano para saludar a Chanyeol. -Por cierto, soy Jungkook.
Chanyeol tomó la mano de Jungkook dándole un firme apretón. -Yo soy Park Chanyeol.- Dijo amigablemente mientras le dedicaba su mejor sonrisa con los pocos dientes de leche que le quedaban.
Jungkook asintió y colocó de nuevo su libro en la mesa tomando un lápiz de color azul para el cielo. -Lo sé, hace unas remanas recibí un dibujo muy bien coloreado de unos delfines.
Chanyeol se quedó quieto con una expresión de claro conocimiento en su rostro mientras me miraba a mí y luego a Jungkook repetidamente, hasta pensé que la pequeña manguera de oxígeno que tenía en su nariz se iba a salir de ella. -Oh, es cierto, ¡Taehyung te ama!
Rápidamente colocó una de sus manos en su boca tapándola. -¡Se supone que eso era un secreto!
Jungkook soltó una carcajada que se convirtió más en una pequeña risa cuando vio mis mejillas sonrojadas. -¿Qué? ¿Divulgas los detalles de nuestra relación a niños de siete años?
Crucé mis brazos contra mi pecho. -¡No se lo dije! Él me presionó.
Chanyeol asintió inteligentemente. -Sí que lo presioné.- Luego miró a Jungkook de pies a cabeza. -Pero él no es más guapo que yo.
Jungkook asintió estando de acuerdo con él, una sonrisa divertida apareció en mi rostro mientras frotaba mi barbilla. -En eso tengo que estar de acuerdo contigo, definitivamente me ganaste en quién es más guapo, espera... Creo que también me ganaste en quién colorea mejor. Me llevas mucha ventaja, no tengo ninguna oportunidad.- Le contestó Jungkook.
No podía evitar sentirme avergonzado ante esa situación, estaba demasiado entretenido en la forma en que Chanyeol sacó un lado de Jungkook que nunca había visto. En un instante me pregunté cómo sería vivir con él en una casa situada en alguna zona suburbana mientras que el sol la ilumina, Jungkook estaría jugando fuera con  nuestro pequeño hijo en el aspersor de agua y yo estaría en la sala tomando una pequeña siesta. Rápidamente desvanecí ese pensamiento que se encontraba en mi mente, esa fantasía que tenía era demasiado dolorosa de considerar.
Chanyeol se inclinó sobre la mesa para inspeccionar el dibujo de Jungkook. -Me gusta.- Dijo colocando su dedo sobre la nariz del león. -Se ve bien.
Jungkook se rio, aparecieron unas arrugas en los bordes de sus ojos mientras dirigía su mirada hacia mí, luego regresó su mirada hacia el dibujo. -Gracias señor Park, aprecio su opinión.
***
Las siguientes dos horas se pasaron de un modo similar, Jungkook y Chanyeol se llevaban muy bien. Jungkook era increíble con los niños, tener contacto con ellos lo hacían más sensible, sacaban un lado dulce de él que era increíble. Se me hacía imposible quitarle mis ojos de encima, me fascinaba la forma en que su actitud cambiaba, cómo había ternura en los movimientos que él hacía.
Cerré la caja de colores y la coloqué en el cajón de mi escritorio con los libros de colorear, le eché un vistazo a Jungkook y noté que tenías sus ojos clavados en mí. Él sonrió cuando notó que le estaba mirando, caminó unos cuantos pasos hacia mi escritorio y colocó sus brazos alrededor de mi cintura tirando de mí hacia él.
-Sigue mirándome de esa forma y me volveré inseguro.- Murmuró dando una mínima sonrisa.
-Fuiste increíble con él.- Le contesté frotando mi dedo pulgar en la línea de su mandíbula.
Él se encogió de hombros y asintió al sentir mi roce. -Me gustan los niños.
Asentí sintiendo que tenía más palabras en su lengua. Él no contaba sus historias rápido como yo lo hacía, las palabras que salían de su boca se acumulaban unas sobre otras como si no salieran lo suficientemente rápidas para disolverse. Él hablaba con palabras lentas y pausadas y si realmente querías escucharlo tenías que esperar a que terminara de hablar.
-Siempre quise adoptar a un bebé, ¿sabes? Tener una casa propia y vivir con alguien, tener una familia.- Su sonrisa se volvió privada y dirigió su mirada al suelo.
-Yo también quiero eso.- Le afirmé dándole un beso en su frente. -Ir de vacaciones a alguna playa con nuestros niños, ellos sujetarían tu mano mientras los llevamos a la escuela, los veríamos crecer.
Él asintió mientras una sonrisa triste aparecía en sus labios. -Quiero hacer todo lo que se puede hacer en el mundo contigo.
La misma sonrisa triste apareció en mi rostro y coloqué mi cabeza en su hombro fingiendo que no tenía que ir a otro lado en unos minutos. -Y también nosotros creceríamos.
Marzo 18 - Día 60
No tenía ninguna cita el domingo, así que iría a visitar a Jungkook por primera vez desde que lo secuestré para ir a colorear la semana pasada. No irlo a visitar durante una semana no había sido decisión propia, había estado absolutamente agotado y en mi tiempo libre me habían estado haciendo una gran variedad de análisis, no había estado exactamente desocupado.
Me las arreglé para  sacar mi cuerpo de la cama alrededor de las ocho de la mañana para ir a encontrarme con Jungkook en un estado de sueño medio lucido.
Era horrible, no importaba cuánto durmiera, él seguía estado cansado. Se me estaba volviendo cada vez más difícil pasar el día, tenía bolsas de color púrpura debajo de mis ojos y sentía que mi cerebro se volvía lento, cada movimiento que hacía se me dificultaba, era como nadar entre arenas movedizas. Si era honesto conmigo mismo no estaba seguro de cuánto tiempo podría seguir con esto.
Cuando llegué a su habitación Jungkook estaba acostado boca abajo en su cama dando unos suaves ronquidos, su cara estaba escondida entre su almohada. Me quité mi abrigo y me subí a su cama con la intención de despertarlo.
Cinco minutos después me quedé dormido a su lado.
***
Me desperté con el ruido de la televisión y el suave sonido de las páginas de un libro, las sábanas me cubrían hasta mi hombro, tenía una gota de sudor en mi frente. Me moví tratando de recordar dónde me había quedado dormido: en la habitación de Jungkook, junto a él.
Él me miró con una sonrisa en su rostro mientras me movía. -Buenos días.
Parpadeé sentándome sobre sus almohadas y froté mis ojos. -¿Qué hora es?
Él asintió mirando el reloj que estaba a su lado. -Casi las tres.
Me apoyé contra su hombro. -Mierda, he estado durmiendo casi la mitad del día.
Él rio, una suave risa que hizo vibrar su cuerpo y lo sentí al estar apoyado junto en él. -Aun así disfruté de tu compañía, es encantador dormir a tu lado.
Dejé escapar una pequeña risa pasando mi mano por mi cabello cuando recordé que no tenía nada de cabello, fue una acción de costumbre. Jungkook se dio cuenta curvando un lado de su boca en modo de descontento.
-Es fácil si te pones un sombrero o algo, te ayuda a fingir que tu cabello sigue ahí.- Bajó su mirada y me contestó. -Espera un minuto.- Se bajó de la cama sacando su maleta que estaba debajo de esta, la abrió y sacó un gorro de color azul marino, extendió su mano lanzándomelo.
Lo tomé frotando mis dedos sobre la tela del gorro mientras él se subía de nuevo a la cama.
-No tienes que ponértelo, pero ayuda mucho.
Asentí colocándome el gorro, sentí extraño el roce de la tela con mi cabeza pero era cómodo. -Gracias.- Le dije dándole mi mejor sonrisa, aún estaba cansado pero me sentía mejor gracias a su compañía y a la larga siesta que había tomado.
Él sonrió. -No es nada.
Le di un beso en el hombro mientras miraba el libro que había dejado entre las sábanas, reconocí de inmediato la portada azul.
-¿Lo estás leyendo de nuevo?- Le pregunté abriendo el libro de portada azul brillante, justo en la página que él había marcado.
-Hice que J-Hope me consiguiera una copia del libro. He estado resaltando mis partes favoritas, también he escrito pequeñas cosas en los bordes de las páginas.- Se encogió de hombros. Mientras pasaba las páginas del libro noté algunas manchas con subrayador azul.
-Realmente nunca me gustó anotar.- Le comenté mientras cerraba el libro y se lo daba.
-No pienso que sea anotar, es más como hacer el libro mío. Los libros pertenecen a sus lectores, tú sabes.- Él sonrió destapando un subrayador para anotar una frase debajo de la dedicación. -De hecho el autor dijo eso, he estado viendo algunos de sus vídeos.
-Me gusta eso.- Hice una pausa mordiendo mi labio. -Entonces, ¿podemos hacerlo nuestro?
Una sonrisa con entusiasmo se hizo presente en su rostro. Me di cuenta de que hoy estaba feliz, noté un brillo en sus ojos y esperaba que al menos se debiera a mi presencia. Sentí mis labios curvarse en forma de sonrisa; Jungkook contagiaba su estado de ánimo y su felicidad.
-Claro que sí, ¿te importaría que comenzáramos donde me quedé yo?- Me dijo suavemente.
Asentí con mi cabeza sintiendo felicidad dentro d mí haciendo que el  dolor en mis pulmones y la nubosidad de mi cerebro desaparecieran por un momento. -Eso suena bien.
Hubo un pequeño momento en donde nos quedamos así, sonriéndonos como idiotas. Él abrió el libro y escribió con grandes letras azules. 'Propiedad de Jungkook y Taehyung'. -Listo.
-Se ve bien. ¿Quieres leer tú esta vez?
Él asintió regresando a la página en la que se había quedado y comenzó a leer colocando el libro contra sus rodillas mientras me acomodaba a su lado.
***
-Esa es una de mis partes favoritas.- Le dije interviniendo después de unos cuantos capítulos deteniéndolo para que no pasara la página. -Porque cuando ellos beben champán en vasos de plástico demuestra que son aún niños jugando a ser adultos.
Él destapó el subrayador sosteniendo la tapa de este con su boca mientras escribía: 'En realidad sólo somos niños jugando a ser adultos'. -Pero...- Hizo una pausa tapando de nuevo el subrayador y sopló un poco para que la tinta no se corriera. -Eso también demuestra cómo estamos forzados a crecer basándonos en las situaciones que nos encontramos.
-Eres demasiado listo para mí Jeon Jeongguk.- Le dije apoyando mi cabeza en su pecho en una forma que no era muy cómoda pero sólo quería estar lo más cerca que podía de él.
-Dijiste mi nombre completo, debo estar en problemas.- Me contestó con cierto tono de diversión en su voz apoyando su barbilla en mi cabeza.
-Sí, estás en problemas.
Él colocó el separador de páginas en el libro y lo dejó a un lado para acurrucarse a mi lado.
-¿No vamos a leer más?- Le dije contra el algodón de su camisa mientras frotaba mis dedos alrededor de sus bíceps, me gustaba cómo se sentían sus músculos y su cálida piel.
Él negó con su cabeza y me dio un beso en la frente. -Estoy un poco cansado.
-Está bien.- Le dije dejando escapar un suspiro, estaba perfectamente feliz de sólo estar acostado ahí, teníamos nuestros cuerpos juntos como casi siempre. Era extraño, había tenido otros novios antes pero ninguna de esas relaciones se sentía como esta. Parecía que mientras más lo miraba, más quería estar con él, lentamente me estaba volviendo adicto a Jungkook. Yo era una persona activa, me gustaba moverme o ser entretenido, pero estar acostado a su lado era suficiente para mí.
Él habló después de un largo minuto, su voz vibraba entre nosotros. -He estado pensando.-
Era una de esas frases lentas, sólo dijo tres palabras, así que tenía que esperar a que terminara de hablar, yo siempre había sido bueno en escuchar a las demás personas así que no me importaba.
-Siempre es bueno pensar.- Le contesté viendo hasta dónde llevaría sus palabras. -¿Tienes algo particular en mente?
-Es sobre las marcas que dejas en el mundo, sobre dejar cicatrices. Estaba pensando en lo que dejaré atrás.
-¿Si?- Alcé mi rostro para mirarlo tratando de analizar su expresión pero sólo veía su barbilla así que escondí mi rostro en su clavícula.
-Estaba pensando en todo lo que he hecho, no ha sido mucho, ¿verdad?- Sentí sus dedos que pasaban por mi espalda enredando mi camisa. -Y me estaba preguntando cuál es el punto de todo esto, ¿me iré dejando sólo un susurro? No dejaré nada bueno cuando me vaya, sólo dejaré a la gente que terminaré dañando.
-Vas a dejar muchas cosas buenas Kook.- Le prometí. En ese aspecto Jungkook era como Augustus Waters (personaje del libro), tenían la idea de que para dejar algo bueno tenía que ser algo espectacular. Era una paradoja divertida, fue gracias a Jungkook que aprendí a apreciar las cosas aunque no fueran completamente buenas. Apreciar quién eres realmente, amarte a ti mismo y creer en ti.
-Es sólo que no puedo ver el punto de todo esto.- Me dijo frotando sus dedos en mis caderas. -No puedo ver el punto de vivir, sólo el morir. Quiero decir; entiendo que en algún momento tiene que ocurrir, todos mueren pero parece absurdo. Vives y luego dejas de vivir. ¿Cuál es el punto de todo esto?
-No hay ningún punto para eso, no creo que exista.- Le contesté. -Ese es el asunto, no existe ningún punto. Tú tienes que hacer tu propio camino y crear tus puntos.
-No creo que haya creado alguno.- Su tono de voz sonaba entre triste pero cierta introspectiva, como si se estuviera viendo a sí mismo y sacando todo lo que había visto en él. -Pero supongo que tienes que hacer lo que puedes y creo que hice todo lo que estuvo en mis manos.
-Eso suena como una frase de algún libro.- Le dije repitiéndome sus palabras una y otra vez en mi mente tratando de adivinar de donde veían.
Él sonrió bajo, su tono se volvió nuevamente cálido. Mientras que a Jungkook le gustaba perderse en la tristeza, siempre encontraba una forma de animarse. -Tú me dijiste esa frase una vez.
En ese momento recordé la panadería y los muffins en nuestras manos mientras que trataba de romper esas paredes que él se había creado en sí mismo y que ahora estaban completamente rotas. -Creo que sí lo hice.- La siguiente vez que lo visitara traería unos muffins. Cabe mencionar que le había prometido a J-Hope y Suga algunos y no se los había llevado.
-Es sólo que no quiero dejar a todos, no quiero dejarte. Dejaré demasiado cuando me vaya.- Algo en mi pecho se contrajo ante sus palabras u al tener ese recuerdo. Una parte egoísta de mí deseaba que él no tuviera que dejarme, que yo pudiera morirme antes que él. -Creo que eso es bueno, si no dejaras nada cuando te fueras te olvidarías de mí.
-Dejaré algo de mí sólo para ti.- Me aseguró suavemente con su voz. -Puedes quedarte con todo lo que quieras de mí.
Solté un suspiró sabiendo que nunca sería suficiente, no importa cuántos segundos tenía para pasar con él, quería más. Siempre supe que no bastaría nuestro pequeño infinito de segundos. Nunca tendríamos tiempo suficiente, no tendríamos lo suficiente para darnos mutuamente.
Pero tenía que conformarme con todo el tiempo que tuviéramos.
-No me arrepiento de eso.
Él hizo un pequeño sonido en forma de curiosidad mientras acariciaba mi cabeza. -¿Arrepentirte de qué?
-De todo, tú vales todas las cicatrices.- Le dije murmurando. En ese momento me pregunté cuándo me había vuelto tan estúpido y romántico.
Él respiró lentamente contra mi oreja y me aprisionó contra su pecho en una forma en la que se me hizo difícil respirar. -No quiero irme.
-Yo tampoco quiero que te vayas.- Le respondí dándome cuenta de que ya se había hecho de noche. Dirigí mis ojos hacia el reloj para descubrir que eran casi las diez de la mañana y era tiempo de irme. -Realmente tengo que ir a casa.- Continué.
Él negó con su cabeza. -Quédate un rato más.
Asentí cerrando mis ojos mientras me acomodaba en la cama apoyando mi cabeza entre las sábanas como si no tuviera ninguna otra preocupación en la vida.

Catch me I'm falling  ✾  VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora