Todo se sabe.

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Pov. Minseok

Aquel lugar parece como si fuera un infierno, la gran luz sobre mi ciega mis ojos, aquella camilla se siente como si en ella hubieran clavos apuñalándome la espalda o tal vez solo sea mi conciencia, mi conciencia que me recrimina por matar a mi pequeño, no lo sé, no sé nada, hace unos minutos escuché al doctor decirle a la enfermera que me suministre la anestesia, también escuché que le gritaba porque ella se olvidó de traerla, será que esta es mi oportunidad, será que esta es la señal que tanto le pedí de Dios.

Solo una cortina celeste me separa de Luhan, de ese ser que me hace tanto daño.

Quiero salir, quiero gritar por ayuda.

La enfermera vuelve, si me ponen la anestesia no habrá arrepentimiento que me salve, ella me mira con pena, tal vez sea madre y no aprueba esto pero es su trabajo, los minutos se me hacen eternos, todo está listo para que me la pongan, la enfermera viene hacia mí y me pide que le de mi brazo para poner la intravenosa dónde irá conectada el suero, allí pondrá la anestesia.

Ya no lo soporto, ver esa mirada que me juzga proveniente de aquella mujer, no puedo hacerlo, esto es incorrecto, seré valiente, ¡Yo puedo!

-¡BASTA!- grito porque tengo miedo de que no me escuchen, grito porque tengo miedo de que me aparten de mi bebé, grito porque así tenga miedo afrontaré las consecuencias, grito porque ya no sé qué más hacer.

-¿Señor Kim se encuentra bien?- el doctor me pregunta y como si la voz me faltara, niego con la cabeza, respiro profundamente, necesito aire, necesito salir de este feo lugar.

-Q-quiero irme.- digo con dificultad, alzo la mirada y allí estaba él, se veía furioso lo veía en sus ojos, me miraba con rencor, trató de acercarse pero se detuvo al ver cómo me ponía nervioso y trataba de alejarme.

-¿Quiere hacer esto?- me preguntó el doctor, miré a Luhan y él con su cabeza me indicaba que dijera que sí, pero no, yo no podía hacerlo, no podría vivir con esto, no lo podría hacer.

-N-no.- contesté con dificultad ya que no lograba encontrar mi voz, sentía una mezcla de sentimientos.

Me puse a llorar, rompí en llanto, sentía que esa era la única forma de poder desahogarme y sacar todo el dolor que sentía.

La enfermera me abrazó reconfortándome, me susurró que todo estaba bien, que todos tienen sus dudas y al último minuto se arrepienten de hacerlo, asentí y poco a poco me fui calmando.

Luhan se acercó a mí, me abrazó y me dio un beso en la sien ¡Pero qué! No lo puedo creer, ¿Enserio hizo eso? ¿Será que se arrepintió de haberme pedido aquello? ¿Será que al verme sufrir por fin se le ablandó el corazón? o... ¿Será solo una de sus actuaciones?

-Te dejo en buenas manos.- ella dijo y se retiró dejándome con él.

La vimos alejarse junto al doctor que me sonrió, escuchamos la puerta cerrarse y él, él me abofeteó cuando me alejó de su abrazo.

Mi mejilla ardía, caí sobre la cama, los fragmentos de mi dolido corazón iban cayendo uno a uno.

-¡Maldita sea! ¡Perra de mierda! ¡Ahora que puta voy hacer!- él se arrancaba los cabellos, y me gritaba todo aquello, por instinto puse mi mano sobre mi vientre no quería perder a mi pequeño.- ¡Malnacido! ¡Te atreviste a desobedecerme, ahora te jodes! ¡Haré de tu vida un infierno!- ¿Más del dolor que ya me causaste? Pregunté sin atreverme a decírselo directamente.- ¡¿No piensas, mi carrera se arruinará por esa basura?! ¡Vete al infierno, y escucha bien, a nadie puta, a nadie le digas de que yo soy el padre de ese error o si no te mato!- cogió fuertemente mi rostro y me obligó a mirarlo.- ¡No eres nada!

Tu amor es mi tortura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora