Capítulo 20: Iglesia.

2.9K 147 35
                                    

Continuación...

- ¿No bromees, es en serio Elissa?

- Es en serio. Además, no es nada malo. Solo le enseñaremos a distrutar la vida sin límites, no veo en eso nada de malo.

- Elissa, no creo que tu plan funcione. Fernanda es una chica con mucha fé y encaminada a Dios. Esto no funcionará, estoy segura.

- Veremos, tenemos que hacerla entrar en razón. Yo me encargaré de ello. Se que en el fondo Fernanda es una de nosotras.

- Elissa, no lo es. Ella es diferente. Lo acabastes de decir hace un rato.

- Lo se, no es como nosotras... por ahora. - rió.

- ¿Sabes? Mejor descartemos tu ingenioso plan de quitarle la idea de seguir a Jesús y estar en sus caminos, lo veo muy difícil, conozco a Fernanda. ¡Jamás dejara de creer! ¿Sabes lo difícil que es cambiar la mentalidad de una persona creyente? ¡Tardaríamos siglos! o quizás nunca podamos convencerla en que sea como nosotras. Creeme, este plan es un asco. Mejor dejemos todo como esta.

- ¿Evalunna, no entiendes lo que significa estar con una persona creyente? Ahora que nos encontramos, planeaba hacer muchas cosas, como irnos para las fiestas callejeras que hacían unos amigos en la ciudad próxima, ir a tomar, probar cosas nuevas, en fin. Pero con tu amiga la cristiana interponiéndose lo dudo mucho, Fernanda me cae muy bien, pero el que sea cristiana es un problema. No podremos hacer nada. ¡Siempre estará interponiendose o lavando tu cabeza para que no disfrutes la vida como la mereces! ¿Eso es lo que quieres Eva? ¡Tenemos que cambiar la mentalidad de Fernanda cueste lo que nos cueste!

- Elissa...

- Sabes que tengo razón. Si no quieres ayudarme, lo haré yo sola. - dijo cruzandose de brazos muy seriamente.

- Bien, pero te aseguro que convencerla no será fácil.

- Ja, no se si sabías pero me encantan los retos.

- Espero que esto no salga mal...

^^^^^

Luego de un tiempo, yo y Elissa dejamos de hablar y nos encaminamos a donde era la fiesta. Estuvimos solo un rato luego de la charla ya que era bastante tarde y teníamos mucho sueño. Fernanda y yo nos dirigimos al motel y nos acostamos a dormir, estabamos muy cansadas. A la mañana siguiente, siento una luz radiante que me esta quemándo los ojos como fuego. ¿Quien dejaría las cortinas abiertas? Bueno, tal vez fui yo. Exclamé en una voz baja a mi misma.

-No fuistes tu, fui yo. - dijo Fernanda.

-¿Que haces? - pregunté exhausta y sorprendida mientras tapaba mi rostro con la cobija. - Cierra las cortinas. - exclamé.

El sol seguía ardiendo como fuego en mi cara, así que obviamente supuse que Fernanda no las había cerrado.

- ¡Fernanda Liz! - dije enojada.

- ¿!Que?! - dijo mientras reía.

- ¡Por favor! Si eres tan amable ¿podrías cerrar las cortinas?

- Bien, solo quería decirte que hoy a las siete de la noche iremos a la iglesia. Solo te lo quería recordar. - dijo mientras reía un poco y cerraba las cortinas.

Al final de rodillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora