1. Había una vez...

78 4 0
                                    

Cinco años.

-Scarlett, querida, hoy nos trasladaremos a Chester, toma tus pertenencias más preciadas, no tardes demasiado-.
-Si madre-contesté animada.
Tomé a mi gato recién nacido Grim, ignorando sus protestas en un brazo y a mi oso de peluche en otro.
De los libros para colorear y las casas de muñecas se encargarían mis padres.
Bajé las enormes escaleras entusiasmada, al encuentro de Mark, el mayordomo principal y uno de los únicos por el cual sentía afinidad.
Me sonrió y le devolví la sonrisa, transmitiendo confianza.
Tomé su enorme mano y nos dirigimos hacía el aeropuerto.

[...]

La casa nueva era enorme, parecida a las casas en donde jugaba con mis muñecas, lo rodeaba un enorme bosque, anoté mentalmente jugar a las escondidas posteriormente, allí.
Mis padres ya se encontraban adentro de ella, y me invitaron a pasar.
-Elije tu cuarto hija, pero en una hora debes bajar a almorzar con nosotros-.
Asentí con la cabeza y corrí escaleras arriba para elegir mi cuarto.
Eran todos muy similares, elegí el que tenía vista hacía el bosque abierto.

Luego de almorzar y recibir la noticia de que a la noche habría una cena con familias importantes, le pedí a Mark si me podía colgar una hamaca en un enorme y antiguo roble que daba a mi balcón.
Él, por supuesto aceptó y pasamos nuestra tarde armando el columpio.
Ya cayendo la noche, mi madre mandó a Bianca, la cocinera, una de las pocas personas a la cual le tengo afinidad, con el fin de ayudarme en los aprontes para la fiesta.
Elegí un vestido rosado pálido, mi color preferencial y Bianca me ayudó con él.
Me recogió mi largo cabello negro azabache -que contrastaba con mi piel pálida- en una linda trenza.
Sonreí y le di las gracias.
Me acompaño hasta la camioneta en donde ya se encontraban mis padres y subí camino a la celebración.

[...]

Miré, atónita el lugar. Era dos veces mi enorme casa, muy iluminada.
Entramos en ella y una hermosa mujer nos recibió con una sonrisa radiante.
-Oh, que grande estas Scar-dijo y me abrazó con cariño.
Ni siquiera la recordaba.
Mis padres se alejaron a saludar a otras personas extrañas, dejándome en manos de la anfitriona.
-Niña, si quieres hay un par de juegos allí atrás-me dijo señalando el patio trasero. Fui hasta allí y salí. Me sentía sola.
Tomé asiento y recosté mi cabeza hacia atrás mirando el eterno cielo, pensando, hasta que alguien, mejor dicho algo, irrumpió mis pensamientos.
-¡Cuidado!-gritó una voz pero ya era tarde. Una pelota había aterrizado en mi cara, dejándome cegada.
Escuche unos pasos muy apresurados, sin poder ver nada aún, refregué mis ojos intentando mejorar mi vista.
-No hagas eso, será peor-intervino la misma voz y me tomó despacio por mis muñecas alejándolas de mis ojos llorosos.
Seguía viendo mal.
-Ven, te llevaré al baño así te enjuagas los ojos-dijo, tomando mi mano y guiándome hacia alguna dirección desconocida.
Entré al baño como pude y logré ver una pileta, mojé mis manos y las pasé por mis ojos. La vista se fue aclarando poco a poco.
Mis mejillas estaban rojas y resaltaban.
Salí del baño, para encontrarme con el dueño de la pelota.
Mire hacia los costados y no había nadie. Esperé un momento y de repente apareció un niño, sin esperarlo, marcando un nuevo comienzo. Y el antes no importa, importa el desde entonces.
-Siento lo del balón-dijo disculpándose y yo solo podía concentrarme un sus hermosos ojos color esmeralda.
-Soy Harry Edward Styles-dijo orgulloso de llevar consigo ese nombre.
-Scarlet Violet Samuels-dije yo, hablando por primera vez.
Él por su parte sonrió y su rostro se iluminó.
-¿Amigos para siempre?-pronuncié con inocencia.
-Amigos por y para siempre-afirmó con certeza.


6 años.

Hoy comenzaba la primaria, estaba muy nerviosa.
Él teléfono resonó por toda la casa y corrí a por el.
-Scarlett Violet, ¿cuantas veces te he dicho que no corras por la casa?-gritó mi madre enojada.
-Lo siento-contesté en cuanto llegue al teléfono.

-¿Si?-dije.
-¿Preparada para tu primer día de clases?-preguntó Harry con arrebato.
-Claro, un poco nerviosa-.
-Tranquila, todo ira bien, ya verás te encantará-.
-Lo dices porque tu ya pasaste por esto hace un año-.
-Por eso mismo, debes calmarte, harás amigas hoy-.
-No lo creo, sabes que soy muy mala haciendo amigos...-.
-Todo ira bien, te veo en el resceso, adiós, ah, y saluda a Grim de mi parte-.

12 años.

Hoy era mi primer día en la secundaria.
Sonó mi nuevo móvil, obsequiado por mis padres.
-¿Qué cuentas Scar? ¿Nerviosa por tu primer día de clases?-.
-No, ya sabes como son las cosas-le dije, indiferente.
-Deberías abrirte un poco más con las personas y hacerte más amigos, además de mí y tu gato-dijo en tono de reproche.
-Oye, eso me molestó-contesté enojada.
-Está bien, está bien, lo siento, ya se lo difícil que es para ti-sonó arrepentido.
-Estás oficialmente perdonado, te veo allí-.

13 años.

Hoy cumplía mis trece años, Harry me había prometido llevarme a la feria y subir conmigo a la noria.
Una bocina sonó desde lejos y bajé sigilosamente las escaleras, no le había mencionado a nadie que iba a salir, y mis padres por supuesto, habían olvidado mi cumpleaños al igual que varios años atrás, era de esperarse.

-¿Cómo anda la mejor amiga del mundo entero?-dijo Harry saliendo de la camioneta y envolviéndome en sus brazos.
Ya con 14 años era lo bastante alto y sus rulos estaban más crecidos ahora.
Subimos a la camioneta y saludé al conductor.
-Mis padres lo olvidaron nuevamente-dije con la cabeza gacha.
-Oye, tal vez se acuerdan pero están muy atareados-dijo el tratando de convencerme.
-Claro, debe ser eso-dije mirando la ventanilla-.

Cuando volví a casa, recibí un sermón por parte de mi madre, pero nunca un "Feliz Cumpleaños, hija".  


Stuck In Love {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora