Stuck In Love {Harry Styles}

3.This is going to take a long time, can't take no more.

Actualmente.

Hoy cumplía la mayoría de edad. Mis dieciocho años habían llegado en un abrir y cerrar de ojos.
Un año desde el suceso que marcó mi vida.
Mis padres organizaron una fiesta de cumpleaños por primera vez, solo porque querían presentarme oficialmente ante la sociedad y dar una gran noticia, de la cual yo no estaba enterada.
Invitaron a las grandes familias importantes, en las cuales se encontraba la familia Styles y muchas más las cuales no conocía.
Sinceramente no me importaba, hoy sentía indiferencia hacia todo lo que ocurría a mi alrededor. No quería recibir a cada una de las personas superficiales que hoy asistirían.

Me había quedado estancada en el tiempo. Mi cabello lo deje crecer, me llegaba por debajo de la cintura y me deje estar, casi ni comía, y mi cuerpo me lo pedía a gritos.

Comencé a prepararme para la celebración.
Tapé mi ojeras y agregué un poco de color a mi blanca piel.
Me coloqué un vestido rosa pálido-aún seguía siendo mi color de preferencia- e hice una media cola con mi cabello.
Alguien tocó mi puerta, era mi madre.
-Los invitados están por llegar-dijo con un atisbo de emoción que muy pocas veces había logrado captar en ella.
-Está bien, en unos minutos estaré allí-contesté desganada.
-Vamos, anímate hija, hoy es tu día especial. Ven, te maquillaré un poco más-dijo, se acercó al tocador y me hizo gestos con su mano para que me acercara.
Le hice caso, solo para no llevar la contra.
-He notado que tu y Harry no han hablado más-comentó como un desliz y me sorprendí por haberlo percatado.
-No quiero hablar del tema en este momento-dije incisivamente.
-Sabes, hoy deberían tratar de solucionar las cosas-declaró con cierto tono persuasivo.
-Madre, por favor-supliqué y logré hacerla callar por el momento.
Me pareció muy extraño el hecho de que se preocupara por esto.
Terminó de maquillarme y sonrió.

-Te ves muy bonita-halagó y traté de devolverle una sonrisa de agradecimiento.
-Bien, ponte tus zapatos y baja enseguida-.
Así lo hice. Me miré al espejo por última vez y salí de mi cuarto.

La gente ya se aglomeraba en el salón, todos iguales, con sus caros trajes y elegantes ropas. Las hijas de las familias ricas, criticando todo lo que veían y cuchicheaban sin cesar, al igual que sus madres quisquillosas.
Bajé las escaleras intentando disimular el disgusto que me producía estar entre todas esas personas.
Una señora me señaló y todos colocaron su atención en mi. Me sonrojé, odiaba ser el centro de atención.
Los invitados comenzaron a felicitarme por mi conmemoración, con sus sonrisas plásticas incrustadas en sus rostros. Les respondí de la misma manera.
Luego de un lapso de tiempo, cuando las personas se dispersaron por allí y terminaron los saludos, pude al fin descansar.
Fui hasta el pequeño bar que daba a la cocina y pedí una copa de champagne. La tomé de un sorbo y sentí mi garganta arder, no solía tomar alcohol, pero este momento lo meritaba.
Dejé la copa y algo por el rabillo de ojo llamó mi atención.
Precedentemente había sonado el timbre y el mayordomo le abrió a más familias que aún seguían arribando. Entre ellas se encontraba la familia Styles.
Quise esconderme en cuanto se acercaron a mí. Anne, la madre de Harry me abrazó cariñosamente, con una sonrisa sincera, al igual que su padre y hermana.
Harry no estaba con ellos.
-Uf, ese Harry siempre igual-oí que resoplaba su madre al marcharse.
¿A que se refería Anne? No, no me importaba. Aunque inconscientemente me encontraba buscándolo entre la multitud.
Pedí otra copa más y no dudé en acabarla en segundos.
Era mi propia fiesta y me sentía más sola y vacía que nunca. Me reí con cinismo.
Ignoré a mi estómago que rugía y fui a por más bebida alcohólica.
Comencé a entrar en calor y decidí salir hacia afuera, en donde últimamente era el único lugar reconfortante.
Pero al pararme sobre mis pies, tuve que sostenerme de la barra para no tropezar. Anoté mentalmente, no usar nunca más estas plataformas, mis pies me escocían de una manera impresionante.
Preferí ir primero a buscar unos zapatos más cómodos a mi habitación.
Subí los escalones, que se hacían interminables y cuando nadie podía verme, me saqué los tacones. ¡Qué alivio!
Seguí caminando y al doblar la esquina del pasillo me encontré con una imagen desagradable.
Al instante me vino el recuerdo a la mente como una ráfaga, que instaló el dolor por todo mi ser.

"-¿Quién era amor?-escuché la voz de la chica.
-Nadie importante, solo una chica que está empecinada con que acepte salir con ella, pero no hablemos de esto, ¿en qué estábamos?-cambio de tema, con voz seductora."