Se hizo la noche y Ethan me llevó a conocer su hogar, quería estar en cualquier lugar menos en el mío y le rogué que me llevara a conocer su casa.
Su residencia era enorme, incluso más enorme que la mía.
El portero nos recibió con una reverencia y entramos por el camino de piedras.
-Odio estar en mi casa-bufó mientras entrabamos en ella, entendí lo que sentía, pero a la vez su disgusto me confundió.
Una mujer muy elegante se nos acerco, con una sonrisa radiante.
-Oh, Ethan, al fin traes a una chica a casa-.
Él rodó lo ojos y la ignoró.
-Mucho gusto, señora Ackerman-dije y le tendí la mano.
-El gusto es mio... Scarlett Samuels, ¿no es así?-asentí.
[...]
Me encontraba en la desordenada habitación de Ethan, mientras escuchábamos música, tendidos en el piso.
-¿Soy la primera chica a la que traes a tu hogar?-pregunté curiosa. La duda me estaba carcomiendo desde que su madre lo mencionó.
-Si, no suelo traerlas aquí, son solo chicas de una noche-respondió despreocupado.
Me gustaba estar allí, me sentía muy cómoda a su alrededor, extraño. Me entendía de una forma que no lograba comprender hasta que sucedió algo.
-¡Ethan!-vociferó una voz firme, desde la planta inferior.
Lo observé y vi que se tensaba.
-Quédate aquí, y no bajes-advirtió con voz severa y salió de su cuarto.
Pude notar en sus ojos, un atisbo de terror que los cruzaba.
Esperé unos minutos, indecisa y muy inquieta. La paciencia no era una de mis virtudes.
Escuché gritos procedentes de la misma voz. Cada vez sonaban más altos.
Decidida, salí de su cuarto, mi curiosidad y miedo corrían a través de mí.
Me asome por las escaleras y focalicé mi vista en algo desagradable.
Un hombre, bastante mayor, vestido de traje, le gritaba a un Ethan indefenso y encorvado. Supuse que sería el padre.
Todo iba muy mal, hasta que empeoró y no solo fueron los insultos que salían de aquel monstruo, sino los golpes.
Me estremecí por completo. Y todo encajo, su tristeza y odio a la vez que noté en su mirada.
Le propino una bofetada tan fuerte que lo dejo en el piso. Salté y lleve mis manos a mi boca, para contenerme.
¿En donde estaba su madre? ¿Acaso no sabía lo que le sucedía?
-Levántate, chico inútil-rugió, golpeando su estómago.
No se de donde saque el coraje, pero antes de que su mano cayera nuevamente en su cara, me posé delante de él.
Sentí el golpe, pero a la vez no. La adrenalina corría por mis venas, no se de donde había sacado las agallas para hacerlo, pero lo hice.
-¿Quién te crees que eres, mocosa?-me gritó pero apenas lo sentí.
Mis ojos se enfocaban en Ethan, sentí mucha aflicción y compasión por él, indefenso.
No era posible imaginar todo lo que ha soportado, mi dolor ni siquiera se le comparaba, tal vez un poco, pero no lo suficiente.
Su padre, por su parte, consternado y enfurecido, se dio media vuelta al ver ninguno de los dos le prestábamos atención.
Suspiré de alivio.
-¿Ethan?-tomé su cara, en dirección a la mía.
Su mirada estaba perdida, no había signos de nada.
-¿Ethan?-repetí ahora un poco más fuerte, sacudiéndolo.
Se levantó sin decir una palabra y se fue a su habitación. Lo seguí por detrás. Pero me cerró la puerta en mi cara.
-Por favor, entiendo que quieres estar solo, pero no es la mejor opción, déjame entrar y hablemos de esto, no te lo guardes-supliqué y no había notado cuan preocupada estaba, hasta ahora.
Esperé unos minutos, hasta que sentí signos de vida del otro lado.
La puerta se abrió y me permití entrar.
Me acerqué insegura a él, y lo abracé. Quería que supiera que estaba allí, que podía contar conmigo, que tenía un hombro para llorar. A pesar de que lo había conocido hace unos días atrás, sentía que lo conocía de toda la vida. Y así fue, comenzó con unos leves sollozos hasta que se volvieron más fuertes, descargando todo su ser.
Acaricié su espalda, de forma confortante y lo acerqué aún más.
Realmente, estaba sorprendida de mi misma y mi nueva capacidad para tratar con las personas, bueno, con Ethan nada más.
Cuando se calmó, nos sentamos en su cama. Nunca me separé de él.
-¿Por qué...?-comencé la pregunta y no supe como formularla, pero él logró entenderme al instante.
-Soy adoptado, mi madre no pudo tener hijos y quería desesperadamente uno, mi padre por su parte nunca compartió el mismo pensamiento. Mi madre le rogó por unos cuantos años y lo logró convencer. Me adoptaron a los tres años-.
Oh, no sabía que sentir ahora. Abandonado y maltratado. Sentí mucha lástima y quería hacer algo para remediarlo, pero no sabia qué.
-Realmente lo siento-dije con mucha sinceridad.
-Solo, por favor, no me mires así, odio que sientan lástima por mí-.
-Está bien, perdón-me lamenté nuevamente-¿Nunca...nunca se te ocurrió denunciarlo o algo por el estilo?-.
-Todos los días de mi desgraciada vida, Vee-suspiró, llamándome por el diminutivo de mi segundo nombre-Pero si lo habrás notado, tiene a los mejores abogados de su parte y mucho dinero, es imposible ganarle en un tribunal, dirían que estoy mal de la cabeza-.
-Deberíamos pensar en algo-comenté, brindando esperanzas.
-No lo creo-.
-¿Tu madre no lo sabe?-.
-Por supuesto que no, cada vez que aparezco con un ojo morado, mi padre se queja y dice "este chico no tiene remedio, las peleas lo atraen como un pegote", mi madre, le cree por supuesto, y si atino a decir algo él solo me lanza una mirada cargada de serias consecuencias para más tarde, y tan solo me callo-se encogió de hombros.
-¿Cómo has podido aguantar este dolor por todos estos años?-pregunté consternada.
-Ni yo lo se, pero cada vez se me hace más difícil-.
-¿Te has defendido alguna vez?-.
-Sí, una vez y me arrepiento de por vida-.
-¿Qué sucedió?-animé a que continuara.
-Termine en el hospital-.

ESTÁS LEYENDO
Stuck In Love {Harry Styles}
FanfictionWhen you lose something you can´t replace, when you too in love to let it go, learn from the mistakes. Te voy a dar tres consejos para la vida: Uno, no esperes nada de nadie. Dos, haz lo que quieras hacer, pero hazlo por ti. Tres, último pero no men...