9.Everybody got their reason, everybody got their way

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  -¿Te encuentras bien?-preguntó, luego de desahogarse.
-Por supuesto que sí, en cambio tú no-.
-Vi como tomaste mi lugar y te llevaste un fuerte golpe-me miró con ojos preocupados.
-No es nada, comparado con todo lo que has tenido que lidiar tu-.
-Permiteme ver al menos, estoy seguro de que su puño cayó en tu espalda-. Negué con la cabeza y lo tomé por las muñecas, impidiéndole así, ver el golpe, que me escocía un poco pero no quería que se preocupara por mi.
-No Ethan, primero déjame curar tus heridas del rostro, te ves mal-.
Al final lo logré convencer y me indicó que sacara el botiquín de primeros auxilios debajo de su cama. Me entristeció mucho pensar en todas las veces que tuvo que recurrir a ella y curarse solo. Solitario, al igual que yo estos últimos años.
Después de sus quejas y sanarlo, le permití ver como se encontraba mi espalda a regañadientes.
Le dí la espalda, y levanté mi camisa. Me sonrojé al notar sus cálidos dedos recorriendo el lugar en donde había recibido el impacto.
-Tienes una magulladura, se ve desagradable-pronunció afligido.
-Se irá en tan solo unos días, no me duele-.
-Sí tan solo me hubieses obedecido y no te hubieses entrometido, no habrías salido lastimada-.
-Ethan, deja de culparte a ti mismo, agradece que aparecí allí si no quien sabe como salías de esta-.

Abrí los ojos lentamente, y me estiré.
Mi cuarto se veía más cálido y acogedor, tan solo por el hecho de tener compañía.
-Buenos días-dijo Ethan reacomodándose en el piso.
Luego de lo sucedido ayer, lo invité a pasar la noche en casa por si su padre volvía a hacer algo.
Acepto enseguida y nos escabullimos a mi habitación.
Mi madre nunca se enteró.
-¿Dormiste muy mal en el suelo?-pregunté preocupada.
-No, para nada comparado con haberme quedado en mi hogar, si se le puede llamar así-contestó apenado.
Le sonreí y fui en busca de algo para comer.
-Hola, Bianca-saludé entrando en la cocina, me sonrió y me entregó mis galletas preferidas no sin antes plantar un beso en mi frente.
Le agradecí y salí de allí. Pase por el estudio de mis padres y me detuve al ver un hombre con ellos.
De tan solo verlo, mi cuerpo se estremeció, algo en él no me gustaba y más aún en cuanto su mirada encontró la mía por el hombro de mi padre, mirando a hurtadillas.
-No sabía que tenían una hija-pronunció, con una voz escalofriante.
Mi madre se dio vuelta, enarcando las cejas y me hizo pasar.
A pesar de estar vestida con mi ropa de dormir de invierno, me sentí expuesta ante él.
Me recorrió con la mirada, y asintió de forma aprobatoria. Me entraron náuseas.
-Muy bonita-dijo en un intento de cumplido.
Como quedé callada, mi madre me propinó un codazo disimulado para que le contestara pero me marché de allí al instante.
Corrí hacia mi habitación y cerré la puerta con llave, para evitar la entrada reprobatoria de ella más tarde.
-¿Qué sucedió?-cuestionó Ethan al notar mi palidez.
-Un hombre de negocios estaba en una reunión con mis padres y solo no me dio buena espina-me encogí de hombros restándole importancia, tal vez era mi actitud paranoica que solía tener frente a todo.
Dejé las galletas en mi cama y comenzamos a comerlas a gusto.
-Las mejores que he probado-tomó una y se la tragó entera.
Así pasamos la tarde, sin inconvenientes, olvidándonos de todo a nuestro alrededor.

-Creo que es hora de irme-dijo Ethan con ademán triste.
-Quédate otra noche-supliqué, sentía miedo por él. Millones de ideas espantosas cruzaron mi mente.
-No Vee, aunque me quede otro día, una semana o un mes aquí, cosa que me encantaría, algún día tendré que volver a mi casa-.
-Está bien, pero apenas te suceda algo no dudes en llamarme, prométemelo-.
Asintió, pero de todas formas no le creí demasiado.
Nos apresuramos y logró salir por la parte trasera sin ser visto.
Pero a la vuelta me tope con lo que todo el día estuve evitando.
Mi madre comenzó a regañarme por mi actitud irrespetuosa y la forma en que la había humillado por segunda vez.
Fingí escucharla mientras me sumía en mis pensamientos.
Cuando terminó con su sermón, me marché corriendo a mi habitación. Odiaba estar en mi propio hogar, el cual no se sentía como uno.
Me recosté en la cama, mirando hacia el techo y dejando la mente en blanco hasta que un ¡Toc! ¡Toc! me hizo volver a la realidad.
Ya era bastante tarde para recibir una visita, más aún una persona aburrida como yo.  


Stuck In Love {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora