Capitulo 29

1.7K 83 1
                                    

  Me desperté a causa del sonido de unas hoyas. Levanté mi cabeza y miré hacia la cocina. Mercedes era la que estaba haciendo ese insoportable sonido.
—¿Qué haces? —le dije con la voz somnolienta.
—Busco mis aros —me contestó —¿Los has visto?
—¡Quiero dormir Mercedes! —la regañé y volví mi cabeza a la almohada.
—Lamento arruinar tu sueño, pero es hora de que te levantes, vamos a llegar tarde a la Universidad —dijo ella. Gruñí por lo bajo y me senté en el sillón, mientras restregaba mis ojos para poder mirar bien, me puse de pie y comencé a caminar hacia el baño —Oye, ¿Qué tienes?
—¿Por qué? —le pregunté deteniendo mi paso.
-— Porque estas así como... renovado, como nuevo. Tienes una mirada distinta y pareces hasta contento —me dijo.
'Martina'
Pensé en ella al instante. Estaba como nuevo por lo que había pasado con Martina. Me sentía extrañamente renovado, como si hubiese dormido unos tres días seguidos.
—Estoy haciendo yoga —le dije a Mechi mientras entraba al baño.
—¿En que momento? —preguntó ella y pasó por mi lado hasta la habitación.
Entré al baño y lavé mi cara y mis dientes. Escuché como tocaban la puerta de baño.
—¿Si? —dije mirando hacia la puerta. Mi prima la abrió y se asomó.
—Me voy primito, Martina ya esta abajo por mí —me dijo.
Me paré bien derecho y la miré fijo. Ella estaba abajo...
—Está bien, te veo luego —le dije.
Ella me sonrió y salió de allí dejándome bastante alterado. Martina estaba abajo, en su auto yendo hacia la Universidad. De seguro va a contarle contentísima a Mechi lo que pasó esta madrugada.
Sonreí y terminé de arreglarme para salir de casa y subirme a mi linda moto. El día estaba espectacular, un sol radiante y un cielo azul. Me puse mis anteojos y prendí marcha hacia la Universidad.
Llegué mis amigos ya estaban en el lugar de siempre. Me bajé de Betty y miré el auto de Martina. Ellas ya estaban adentro...
—¿Qué tal hermanos? —les pregunté contento mientras me acercaba a ellos y los abrazaba a cada uno por separado.
Xabiani se alejó de mí y me miró con desconfianza.
—¿Quién eres? ¿Dónde está Jorge? —me preguntó mirándome de arriba a bajo.
—Soy yo, soy yo ¿Acaso no puedo abrazar a mis hermanos? —les dije.
—No, este no es Jorge—le dijo Rugge A Xabi. Reí divertido.
—Vamos, hay que entrar, se nos hace tarde —dije y comencé a caminar. Detuve mis pasos y me giré a verlos. Sonreí por lo bajo —¿Pueden moverse?
—No, este de verdad no es Jorge. ¡Tengo miedo Rugge! ¡Tal vez una nave espacial rapto al verdadero Jorge y nos dejó a este que da abrazos y quiere llegar temprano a clases!
Rugge me miró fijo analizándome. Hasta que una sonrisa de idea atravesó su rostro.
—Yo se que es lo que le pasa —dijo el italiano. Xabi lo miró.
—¿Qué le pasa? —le preguntó Ponce.
—¿Acaso no te has dado cuenta Xabi? Mira su cara, mira su aura, su rostro, su cara de relajación y renovación. Jorge tuvo sexo anoche, por eso está así —le dijo él.
Xabi me miró fijo y sonrió.
—Ooooh, por ahí viene la mano —dijo Ponce y ambos se acercaron a mí. Sonreí por lo bajo, estos dos siempre encontraban la manera de saber lo que me pasaba —¿Quién fue la afortunada si se pueda saber?
Comenzamos a caminar hacia el edificio de la Universidad. Apreté mis labios y solté un suspiro. Los miré a ambos y sonreí.
—No voy a decírselos —les dije.
—Oh, vamos —dijo Xabi —Debemos saber quien te dejó como nuevo.
—¿Fue Kate? —preguntó Rugge. Lo miré extrañado.
—¿Quién es Kate? —le dije.
—No, no fue esa. Ni siquiera la recuerda.
—¿Caroline? —dijo Xabi. Negué con la cabeza y reí.
—No van a saberlo, es una forma que le debo de respeto. Soy un caballero no voy andar contando que me acosté con ella por ahí —les dije.
—Pero nosotros no somos cualquiera, somos tus amigos, tus hermanos... podemos saberlo —me dijo Rugge.
—No, no van a saberlo —dije firmé.
Detuve mi paso al ver como ella caminaba hacia nuestra dirección hablando con Lodo y con mi prima. Las tres nos miraron. Lodo y Mechi sonrieron, pero ella no lo hizo. Su mirada seria se desvió de mí para sonreírle a Rugge. Se acercaron a nosotros.
Rugge besó a Lodo, y ella se quedó abrazada a él. Miré a mi prima que le sonreía tontamente a Xabi. Posé mi mirada en Martina. Ella miraba sus uñas sin preocupación, y como si yo no estuviera allí. Acomodé mi garganta.
—Hola —le dije. Levantó su vista y me miró. Sonrió fingidamente.
—Hola —dijo secamente. ¿Qué estaba pasando aquí?
—¿Cómo estás? —le pregunté. Se giró a ver a Mechi.
—¿Por qué no entramos? El profesor ya va a llegar —dijo y empujó a mi prima hacia el salón.
Fruncí el ceño y miré hacia el salón en donde ella acababa de entrar. Sacudí mi cabeza y entré. La miré y ella se sentó al lado de mi prima. Mechi la miró divertida y rió...
¿Le habrá contado?
Creo que aun no, porque si fuera así Mechi ya me hubiese dedicado una mirara cómplice y divertida, y aun eso no había pasado.
Lo dejé pasar, tal vez ella solo esté jugando conmigo. En cualquier momento se acercara a mí y me dirá lo bien que la pasó conmigo. Si, eso es lo que va a pasar.
El profesor llegó y la clase comenzó. La miré y ella miraba fijo al frente, bajé mi mirada a la forma en la que estaba sentada.
Sus piernas cruzadas, una encima de la otra. Apoyó su codo derecho sobre la mesa y corrió todo su cabello para el otro costado, dejándome una sensual vista de la piel de su cuello. Tragué ante el recuerdo de su sabor... ella estaba jugando conmigo, ella quería provocarme. Mientras seguía acomodando su cabello, su mirada se cruzó con la mía. Me fijó por unos cuantos segundos, pero rápidamente volvió a mirar al frente.
¡Maldita sea! ¡Ella es una... una... una maldita!
Las horas seguían pasando y la actitud de Martina era cada vez más extraña. No se porque, pero creo que me odia.
Rugge y Xabi se sentaron a mi lado en la cafetería. Los miré y sonreí sin ganas.
La felicidad que tenía a la mañana, se estaba consumiendo de a poco. Rugge miró a la mesa en donde estaba Martina sentada sola, escribiendo algo en su celular.
—¿Me parece a mí o Martina esta algo... mal? —dijo Ruggero. La miré con ojos venenosos.
—Yo veo que está perfecta —dije con tono enojado —Incluso es más indiferente conmigo que antes.
—¿Y porque no debería de estar indiferente? —me preguntó el italiano.
—Pobrecita, me parte el alma —dijo Xabi y se puso de pie —Voy a preguntarle que le pasa...
Rugge y yo vimos como Xabi se acercaba a la mesa de la morena y se sentaba frente a ella. Martina lo miró sorprendida y le sonrió al instante. Xabi le preguntó algo y ella negó con la cabeza sin dejar de sonreír. Xabi le volvió a decir algo y ella asintió sonriendo. Le dijo algo y Xabi se puso de pie. Lodo y Mechi llegaron para sentarse junto a ella, mientras Xabiani regresaba a nosotros.
—¿Y? ¿Qué tiene? —preguntó Rugge.
—Dice que nada, solo que esta un poco cansada porque no durmió bien anoche —dijo él.
—¿Le preguntaste por que? —le dije a mi amigo.
—Si —dijo asintiendo —Me dijo que se quedó viendo una película cómica hasta muy tarde...
—Por lo menos pudo haber dicho que fue una de acción —susurré por lo bajo.
—¿Qué? —dijo Xabi.
—Nada, nada – me apresuré a decirle.
—Oye, tú no estabas tan radiante solo porque tuviste sexo, esta mañana —me dijo Rugge —¿Por qué estabas tan radiante?
—Olvídalo, mi sol se está consumiendo en sus propias llamas —le contesté.
—No entiendo —dijo Rugge.
—Su felicidad se esta convirtiendo más bien en la razón de una profunda oscuridad que poco a poco lo va apagando —le dijo Xabi.
—Sigo sin entender —aclaró el italiano.
—Traducción para ti Rugge —le dije y lo miré —Hay que tener cuidado con lo que deseas.
De repente Rugge sonrió abiertamente como si acabara de recordar algo que lo hizo muy feliz.
—Ayer hice el amor con Lodo —confesó sin dejar de sonreír.
—No quería saber eso —protestó Xabi.
—Yo menos —le dije —¿Qué pasó con el código de caballerosidad?
—Es que ella ya no es una cualquiera no voy a acostarme con ella una sola vez. Voy a hacerlo muchas veces más —nos dijo.
—¿Por qué eres tan demostrativo? —le dije y miré la cara de Xabi.
—Cuando hagas el amor con alguna, te vas a dar cuenta. No es cosa de una sola noche, vas a querer hacerlo todas las noches que sigan —me dijo.
Dirigí, inconcientemente, mi mirada a Martina. No, ya esta, con lo de ayer alcanzó, puedo volver a ser como antes... yo no quiero hacerlo de nuevo con ella.
Mentira... si quiero volver a hacerlo... pero no porque nosotros hayamos hecho... hecho el amor, no. Eso no fue aquello... Solo porque ella... ella es increíble.
—¡Reacciona Jorge! —me dijo fuerte Xabi haciendo que saliera de mis pensamientos.
—¿En que estabas pensando? Tenías cara de no y luego de si —me dijo Rugge.
—Estaba pensando en las probabilidades de lo que acabas de decir —le dije.
—¿Y cuales son? —me preguntó.
—Son total y completamente nulas —le aseguré.
Entonces Rugge se puso de pie cuando vio como Lodo se acercaba a nosotros.
—Ya vuelvo —nos dijo y se alejó con ella.
Un celular comenzó a sonar y era el de Xabi, miró la pantalla y se alejó de mí, haciéndome un gesto de espera. Me dejaron solo en la mesa. Miré a la mesa de la morena y mi prima que hablaban. Mercedes le habló indignada. Me puse de pie y me acerqué a ellas, sentándome justo al frente de Martina. Ambas me miraron. Pero al instante Mercedes volvió su vista a su amiga.
—Estas insoportable Martina —le dijo con tono enojado.
—Si no te gusta, no me hables —le contestó ella.
—¿Pasa algo? —pregunté. Mi prima me miró.
—No lo se, esta intratable... no le puedes hablar mucho porque se irrita... para mi que estas en sus días.
—No —le contesté muy seguro. Martina me miró asesinamente.
—¿Cómo lo sabes? —me preguntó la rubia.
—Solo está así porque vio una película cómica por la noche... al parecer le gusto mucho mientras duró... pero luego la irritó —le dije a Mechi sin dejar de mirar a Martina.
—Pues creo que tú también la has visto —me dijo ella.
—¿De que hablan? —preguntó Mechi.
Mi mirada seguía fija en Martina, al igual que la de ella en la mía. Era como si me estuviera desafiando a hablar.
—La diferencia es que yo no me arrepiento de haberla visto, es más me encantó, pero creo que la clasificación que le dieron no fue la apropiada —le dije a la morena.
—Yo creo que te asusto un poco —me dijo —¿No te fuiste corriendo?
—¿Acaso querías que me quedara a terminar de verla? Creo haber escuchado que ya era muy tarde...
—Esperen un momento —habló Mechi colocando su rostro en medio de ambos —¿Ustedes estaban juntos ayer?
—NO —dijo Martina.
—SI —la contradije.
Mechi nos miró con más confusión que antes.
—¿Si o no? ¡Decídanse! —nos pidió.
—Nos habíamos reconciliado, primita —le conté mientras una sonrisa burlona se dibujaba en mi rostro.
—Para una reconciliación hace falta una relación, Blanco. La cual tú y yo no tenemos —me dijo ella. Sonreí mirándola fijamente al recordar mi apellido en sus labios, pero de manera agitada.
—Ignórala Mechi —le dije a mi prima —Solo está molesta porque no quiere admitir que la película le encantó.
—Pero, ¿Qué tienen en común la película y la reconciliación? —preguntó confundida.
—¡Todo! —dijimos ella y yo al unison.


Peligrosa Obsesión - Jortini (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora