Capitulo 31

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  —Más vale que vaya sacando sus manos de ella, porque o sino aquí va a correr mucha, pero mucha sangre —aseguré sin dejar de mirarlos.
—Lo siento, ¿estás bien? —le preguntó él a ella, cuando al fin la soltó.
—Si, si. Perdón, soy una tonta... no estaba mirando mi camino —se disculpó ella.
—Soy Pablo Espinosa—se presentó y estiró su mano. Ella la tomó con cuidado.
—Martina Stoessel—le dijo con una pequeña sonrisa.
—¿Eres nueva? —le dijo él.
—Si, entré este semestre —le contó. Pablo asintió y le sonrió amablemente.
—Sabía que había entrado gente nueva, pero no había tenido el agrado de conocerla. Es un placer... bienvenida.
—Muchas gracias —dijo ella y vi como sus mejillas tomaban un poco de color.
—Cualquier cosa que necesites me avisas... por si no sabías soy el presidente del centro de estudiantes, cualquier cosa que pase con las materias o algún profesor no dudes en contarme. Así podremos arreglar el problema.
—Lo tendré muy en cuenta —dijo Martina.
—Vaya que eres una genio Mechi, no pudo haber salido mejor el numerito —la felicitó Xabi
Mercedes sonrió orgullosa.
—Pero esto no fue planeado, yo no esperaba que se encontraran en el pasillo. Pero al parecer el destino si —dijo contenta.
—Pero si hiciste que se chocaran —le dije mirándola mal. Ella arqueó una ceja.
—¿Celoso primito? Pues bien merecido te lo tienes —me dijo
—¿Saben una cosa? Todos tienen razón —dije y miré de nuevo a Pablo y Martina Se estaban despidiendo
—Pablo es un tipo estupendo, es más voy a hacerme su amigo.
—Si, claro —dijo Ruggero.
—Lo que digas —agregó Xabi.
Martina siguió su camino hacia el lado de la cafetería, mientras que Pablo comenzó a caminar para el lado en el que nosotros nos encontrábamos.
—¡Pablo, amigo! —le dije. El se giró a verme —¿Cómo estás?
—Hola Jorge —me saludó —Bien, ¿y tú?
—Perfecto —le dije.
—Me alegro —dijo y detuvo su paso para mirarme —¿No tienes ningún problema con algún profesor verdad?
—Por ahora no amigo, para nada —dije negando con la cabeza.
—Que bueno, pero cualquier cosa no dudes en avisarme...
—Tranquilo, cualquier cosa iré a verte.
—Estoy para lo que necesites.
—Lo sé, eres un gran presidente —le dije.
—Eso intento —dijo divertido y siguió caminando.
—Eres un manipulador horrible —me acusó mi prima.
—Y tú eres una prima horrible. ¿Cómo le vas a entregar a Martina así como si fuera un paquete o algo por el estilo? ¿Qué clase de amiga eres? Olvídate de que somos familia... ya no te quiero más —le dije y miré para otro lado.
—No importa que ya no te quiera Mechi—le habló Xabi —Yo estoy aquí para cuidarte cuando este primo abandonico que tienes te abandone.
—¿Enserio? —le dijo ella.
—Claro que si caramelito —dijo él.
—Eres tan tierno —dijo ella y se acercó a él para pellizcar su cachete.
Xabi acepto el gesto como lo mejor que le hubiese pasado en toda su vida.
—¿Lo ves? Eres una persona horrible... hasta haces que Xabi diga puras tonterías en más de dos oraciones —le dije.
Golpeé levemente a Xabiani para que dejara de mirarla con cara de imbécil —Además de que yo conozco a Pablo a raíz de mis problemas con la autoridad de este lugar, mucho antes de que Martina llegara...
—Pero nunca te había importado lo que hacía, ni nada sobre él. Así que mantén tu persona alejada de él y de Martina, porque o si no vas a acordarte de mí —me aclaró ella.
—No sé, no puedo prometerte nada primita. Ya sabes que tengo varios problemas con la autoridad de aquí —le dije.
—Prométemelo, Jorge—sentenció.
—Mechi, no sé si pueda.
—¿Por qué haces esto? —me preguntó.
—Porque está muerto por Martina y no quiere admitirlo...
—Admítelo —me dijo mi prima.
—Es que eso no es así, yo solo quiero cuidarla porque es mi amiga...
—Si, una amiga con la que te gusta acostarte. Con la que te gusta tener sueños pervertidos. Y a la que te gusta besar por ahí —me acusó.
Sonreí burlonamente y sin querer recordé algunas de las cosas vividas con Martina la noche pasada.
—Eso si es verdad —dije con una sonrisa perversa en los labios —Ella es tan... grrr
—Eres tan sucio —me dijo ella.
—Y a mucha honra —aclaré.
—Te detesto —me dijo mirándome venenosamente.
Le sonreí y palmeé suavemente su hombro. Haciendo que su odio hacia mí se incrementara notablemente.
—Yo también te quiero prima...


Peligrosa Obsesión - Jortini (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora