Soñar

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Soñar

—¡Andreas! ¿Dónde estabas? Te estuve buscando toda la tarde—inquirió a manera de saludo el Camarada Lundberg, que estaba sentado en su sillón de cuero en el despacho de la casa, en la zona restringida. El rubio se sonrojo por haber hecho esperar a su jefe.

—Lo siento señor—se disculpó quedándose de pie frente a él—, estuve un poco ocupado con el trabajo y no me di cuenta de la hora—mintió, no podía decirle que había estado todo el día con Svetlana, pensaría que no estaba llevando acabo sus labores y solo estaba perdiendo el tiempo con chicas.

—No hay ningún problema. Por favor, toma asiento—le pidió amablemente—. Tenemos que hablar de algunos asuntos importantes—dijo con voz profunda. Andreas se tornó intrigado por el cambio de voz de su jefe, sin rechistar se sentó en la silla de ébano que había frente a él.

—¿Qué sucede, señor?

—Esta mañana recibí una carta del Ministro Lütke—contesto Lundberg tomando un sobre blanco de su escritorio—. Aquí me explican con detalle la decisión que ha tomado el Parlamento Occidental—el joven miraba atentamente el movimiento del sobre, algo en él le hacía saber que lo que escucharía no serían buenas noticias—respecto al informe que enviamos de urgencia hace unas semanas. ¿Lo recuerdas?—inquirió mirándolo a los ojos. ,

—Sí.

—Bueno, la misma noche que el reporte arribo a Occidente se convocó a una sesión secreta en la sede canadiense del Parlamento. Finalmente, los presidentes y los ministros de defensa me han dado el permiso para hablarte un poco de la información clasificada. Debó decirte que no son buenas nuevas, como ya sabíamos de este lado del muro llevan la vanguardia en cuanto a tecnología nuclear y sin permiso de Organización Mundial de Paz, están llevando a cabo pruebas secretas con armas nuevas y peligrosas que violan el estatuto de armamento nuclear. Desgraciadamente, los dictámenes e informes de estos experimentos están restringidos para Hendrick y para mí, es por eso que el parlamento después de dos semanas de discusiones han dado instrucciones para empezar a solucionar este problema—puso de nueva cuenta el sobre en la mesa—. Me han pedido que te revele tu verdadera misión en Oriente—, un escalofrió recorrió el cuerpo del rubio—. Por unanimidad del parlamento, fuiste considerado como el mejor elemento de la CII para llevar a cabo esta misión.

——¿De qué se trata?—pregunto curioso pues le era inevitable no estarlo. Aunque hacía tiempo lo había olvidado, desde el momento en que piso Oriente quería saber cuál era la razón por la cual había sido enviado a ese lugar. Le era inverosímil creer que era para la investigación de las telecomunicaciones Orientales, pues su tecnología estaba rezagada; pero nadie le daba otra clase de orden.

—Quiero que sepas, que en un principio yo no estaba de acuerdo en que un joven de tu edad llevara a cabo esta tarea tan complicada, pero el Ministro Lütke me hizo cambiar de parecer, ha metido las manos al fuego por ti y esperamos que cumplas al pie de la letra lo que estoy a punto de encomendarte, porque no será nada fácil—Andreas asintió, con cada segundo que pasaba se sentía más nervioso. Richard se aclaró la voz—. A partir de mañana, tu trabajo en la SSI se ha terminado. Tienes que presentarte a primera hora en el Palacio de Gobierno, serás el nuevo asistente del Camarada Heisenberg—la sensación de miedo recorrió cada poro de su piel—, tienes un lapso de seis meses a partir de esa fecha para ganarte la entera confianza del Presidente.

—Señor—le interrumpio, sintiéndose un poco estúpido. En otra situación, jamás se habría atrevido  a interrumpir a su mayor, —, lo siento pero usted es la primera persona de confianza del Camarada, ¿Cómo esperan que yo le quite ese lugar?—una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Richard desconcertando al joven soldado.

Antes del amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora