Antes del amanecer

La razón de ser de Iman Braun

La Teniente Coronel Iman Braun, era la encargada del primer cuartel de la zona 01 en Berlin Occidental, Alemania. Provenía de una familia de grandes políticos austriaco-alemanes que adquirieron su prestigio durante la época del cataclismo y la reconstrucción.  A pesar de su linaje, la rubia siempre mostro preferencia por la milicia debido a la gran admiración que le tenía a su abuelo paterno, el General alemán Karl Braun, que había sido ministro de defensa durante la época de la reconstrucción y además se ostentaba el título de mediador de paz en la unión de Austria y Alemania Occidental.

Iman nunca fue una niña como las demás. Mientras que ellas gustaron de jugar con muñecas y hacer fiestas del té, la Teniente prefería jugar con sus primos futbol o tener pequeñas sesiones de boxeo. Sus padres preocupados por ello trataron de corregirla, de quitarle la fama de oveja negra de la familia Braun pero les fue imposible. Siempre fue comparada con sus tres hermanos mayores, los cuales fueron excelentes estudiantes, con buena conducta y nunca pisaron el salón de castigo en la escuela, mientras que ella fue expulsada de dos colegios y su libreta estaba llena de reportes. Algunos de sus familiares-los más positivos- tenían la esperanza de que al crecer ella se transformara en una señorita de sociedad y dejara sus “malos hábitos”. Pero cuando cumplio quince años sorprendió a la familia entera con su petición para entrar al ejército. Indudablemente, su familia se puso en contra de sus deseos y se negaban rotundamente a firmar el permiso para entrar al colegio militar. No concebían la idea de que una hermosa señorita como ella entrara a ese lugar lleno de incomodidades. Ellos querían que fuese politóloga o que desempeñara algún cargo en alguna de las muchas asociaciones y fundaciones mundiales para el bienestar social, no que fuese un sargento lleno de polvo. Pero Iman jamás se imaginó organizando eventos de caridad ni tampoco luciendo costosos trajes o vestidos con altos tacones todo el tiempo. Iman trato de convencer a su familia para ir al colegio militar, ella no se dejaba vencer tan fácilmente y menos cuando se trataba de realizar su máximo sueño, pero lo único que consiguió fue el permiso para entrar a la escuela de enfermería militar, una idea abominable para la rubia. Ella quería ser un soldado, quería aprender a manejar armas y planear estrategias de guerra, su mayor sueño en la vida era obtener el cargo de General, no ser una simple enfermera y quedarse mirando la acción desde la base.

Fue en ese momento, cuando su familia la escucho hablar con tanto amor de una profesión “masculina”, que empezó a surgir en todos ellos, la duda acerca de su identidad sexual. Mientras más lo pensaban y analizaban momentos de la niñez de Iman, se percataron de las tendencias varoniles que siempre mostro. Añadiendo que hasta esa fecha, varios jóvenes la habían pretendido e Iman los había rechazado a todos ellos de una manera tan poco grácil que su familia tuvo que disculparse con ellos personalmente y finalmente la alocada decisión de enlistarse en el ejército termino por incrementar las sospechas.

A la memoria de Iman llego la imagen de una noche que la marcaria de por vida. Ella llegando de su entrenamiento de box y sus padres y hermanos la esperaban en la sala para charlar. En un principio, ella creyó que se debía algún reporte de la escuela, pero al ver a su madre llorar supo que era diferente. Ellos querían que Iman “saliera del closet”, que fuera honesta y harían sus deseos realidad. Eso la lastimo mucho, ella no era lesbiana ni sentía atracción por las mujeres, ella simplemente se sentía más cómoda en botas y pantalones y no tenía tiempo para salir con tipos “idiotas” pues tenía que concentrarse en conseguir su sueño. Y aunque lloro toda la noche, se prometió jamás volverse a dejar afectar por esos comentarios o por lo que la gente pensara de ella. Ellos nunca la entenderían, pero tampoco vivía para hacerlos entender. Sabía que para alcanzar su meta iba a sufrir y que la gente iba a hablar sin conocer, pero por eso mismo ella tendría que ser fuerte y hacerlos tragarse sus palabras, al final del día la única que realmente sabía que todo lo que decían eran mentiras, era ella y eso era lo que contaba.