El reloj marcaba las nueve y cuarenta y seis minutos de la noche y Blake parecía estresarse cada vez más por no ver ni una señal de movimiento en la casa de enfrente. Se sentía desesperado, no había dormir bien por un par de noches por estar pensando en Svetlana, que había desaparecido desde que le había platicado acerca de Andreas. Ella se lo había tomado peor de lo que se imaginó y no podía hacer nada para remediarlo. Solo esperaba tener una oportunidad más para tratar de explicarle la situación. Por dos días no había dejado de pensar en ello, lo que lo había puesto apático y distraído durante el conservatorio y los ensayos; pero no se sentía con ánimo para componer canciones o tocar música. Estaba triste y preocupado pues aun no tenía idea de la magnitud que habían tomado sus palabras en ella. ¿Estaría triste? ¿Enfadada?, deseaba tener un poco de suerte esa noche y al menos verla entrar a su recamara.
Pronto su atención fue captada por la luz que se encendió en la habitación de Lana. Blake miro fijamente hacia la ventana y ahí estaba su musa. La siguió con la mirada, examinando cada uno de sus movimientos, sin percatarse que el la observaba. En un par de minutos, ella se encontraba sentada frente a su ordenador. Blake dirigió su vista a su computadora y espero lo más paciente que pudo a que apareciera la ventana emergente para avisarle que ella había llegado. Los segundos se le hicieron eternos pero le dieron el tiempo suficiente para repasar en su cabeza en las palabras exactas que escribiría en cuanto ella se conectara, pero justo empezaba a teclearlas cuando fue sorprendido por un mensaje de Lana.
—Hola, ¿estas ocupado? Quisiera hablar contigo—Blake leyó la línea, sintiéndose nervioso y no pudo evitar pensar en lo peor, quizás Svetlana le diría que ya no quería saber más de él y en cierta forma, se lo tenía muy merecido.
—No estoy ocupado. ¿Qué sucede Lana?—inquirió con miedo.
—Yo quisiera disculparme contigo por haberme ido de esa forma la otra noche—escribió avergonzada. El joven lanzo un suspiro aliviado al notar que ella no estaba enfadada con él y se sintió enternecido por una disculpa que él consideraba innecesaria.
—No pasa nada—respondió enseguida—pero ¿ya estas mejor?, me dejaste muy preocupado.
—Sí, no te preocupes. Simplemente me puse un poco nerviosa por las conjeturas que sacamos de Andreas. La verdad no me gusta hablar de esa clase de temas—contesto tratando de excusar su actitud y esperando que con ello, el no insistiera en preguntarle de Andreas; pues no quería romper su promesa.
—Claro, te entiendo. No volveremos a hablar de eso nunca más, te lo prometo—escribió tratando de hacerla sentir mejor.
—Gracias. ¿Cómo te ha ido en estos días?—inquirió desviando el tema.
—Pues más o menos, la verdad es que no estuve concentrado en los ensayos y en la escuela—confeso un poco apenado.
—¿Por qué?
—Porque estaba pensando en que tan enfadada podías estar conmigo y si había una manera de arreglarlo—Al leer la línea, Svetlana sonrió le gustaba esa forma tan sentimental de ser del pianista.
—¡Oh Blaky!, no deberías andar pensando en tonterías como esas. Tu concierto es mucho más importante—le regaño.
—No claro que no, mis amigos son muy importantes para mí. No soporto pasar mucho tiempo enfadado con ellos—escribió tratando de excusar su actitud. La pelinegra se sonrojo mientras miraba con dulzura el monitor. Blake sabía decir las palabras correctas para mantenerla soñando.
—Gracias, pero aun así tienes que concentrarte en ello. Es tu sueño y te has esforzado tanto por conseguirlo como para arruinarlo por algo que tiene arreglo—el pianista sonrió.
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Antes del amanecer
Science FictionDespués del gran cataclismo y de la guerra mas sangrienta de todas, el mundo ha cambiado. Una enorme muralla que va de polo a polo a dividido a nuestra tierra en dos partes.Un mundo moderno y un mundo que se quedo estancado entre la segunda guerra...