14- Inconveniente

2.4K 232 2
                                    

Isaac estuvo entrenando toda la tarde, pero se sentía débil y se veía incapaz de moverse tan rápido o de agudizar sus sentidos tanto como ya lo había hecho, así que tomó un descanso y estuvo dándole vueltas al plan hasta que llegó Ádrian, apenas unos minutos después de que cayera la noche.

—Ha pasado una semana y aún no han atacado —dijo Isaac mientras afilaba su daga.

—No tardarán. Una semana es más que suficiente para que os relajéis. —Miró hacia los hombres que permanecían sentados bebiendo cerveza y riendo—. No entiendo cómo seguís vivos.

Isaac observó la escena y bufó. Se dirigió hacia ellos y clavó su daga en la mesa de madera donde estaban las bebidas. Todos lo miraron asombrados, aunque el más sorprendido era el vampiro.

—Quiero que todos repaséis el plan esta noche. —Volvió a coger su daga viendo que tenía toda la atención y miró a Anne—. Llévate toda esta cerveza, pelear con la vista nublada no nos ayudará en nada. —La mujer asintió y empezó a recoger las jarras y botellas. Nadie dijo una palabra e Isaac volvió junto al vampiro.

—Parece que te obedecen —le dijo antes de que se sentara y siguiera afilando la hoja de metal.

—¿Qué ocurrió anoche?

—¿A qué te refieres?

—No recuerdo nada. Roger dice que estaba inconsciente.

—Ah, eso. ¿De verdad no lo recuerdas? —preguntó extrañado.

—Lo último que recuerdo es que intentaste ahogarme. —Lo fulminó con la mirada.

—Me lanzaste bastante lejos. —Sonrió.

—¿Cómo dices?

—Despertaste al demonio que llevas dentro y perdiste el control.

—¿Que yo... qué?

—Si te soy sincero, yo tampoco lo entiendo. Solo sé que, si usas esa fuerza contra tu enemigo, tienes muchas posibilidades de vencer. Así que vas a tener que aprender a controlarla.

—Ni siquiera sé de qué fuerza me hablas.

—Una vez ha aparecido, no será difícil hacerla volver. —Se puso en pie y le tendió una mano a Isaac—. O eso creo.


Entrenaron durante tres largas horas. Ádrian intentaba poner furioso a Isaac con fuertes ataques que lo dejaban al filo de la muerte, pero no funcionaba, el lado oscuro del chico no aparecía. Al final, Isaac cayó al suelo rendido, intentado recobrar el aliento, y el vampiro lo dejó descansar.

—No lo entiendo —resopló—. Ayer no fue tan difícil.

—No me siento con la misma fuerza de ayer, Ádrian. Tal vez sea por eso.

—Aquello te debilitó bastante. —Se quedó pensativo—. Quizá no deberíamos precipitarnos.

—Estarán a punto de atacar. Debemos precipitarnos.

—No vas a servir de mucho si estás totalmente agotado cuando aparezcan.

—Supongo... —concedió, y empezó a sentir un escalofrío que le subía por la espina dorsal, cruzaba su nunca y se instalaba en su cabeza provocándole un fuerte dolor. Gimió y se apretó las sienes con las manos.

—¿Isaac? —Lo observó y, al ver cómo se tumbaba en el suelo gimiendo y retorciéndose, se acercó a él y lo incorporó sosteniéndolo en sus brazos—. ¿Qué te ocurre? ¡Isaac!

—Ádrian... Algo... Alguien —gritaba tan alto que el resto de hombres se acercaron a ver qué ocurría. Hicieron un corro alrededor de él, pero ninguno se atrevía a acercarse. Sus ojos volvieron a teñirse de rojo y unos finos colmillos empezaron a asomarse bajo sus labios—. ¿Quién eres? —preguntó con voz grave, y el vampiro en seguida se dio cuenta de lo que ocurría— ¡Ádrian! ¡¿Qué es esto?! —gimió con su propia voz. El vampiro le propinó un golpe en el estómago dejándolo inconsciente y todos se quedaron sin saber qué hacer. Solo Roger se acercó y le espetó.

—¿Qué le has hecho?

—Era lo único que podía hacer. —Se levantó con Isaac en los brazos y se lo llevó al interior de la casa de Jack. Lo tumbó en el suelo sobre una manta, junto al fuego.

—¿Qué es lo que le ocurre?

—Alguien estaba introduciéndose en su mente.

—¿Cómo dices?

—Sabrás que los vampiros podemos comunicarnos por telepatía, ¿verdad?

—¿Insinúas que un vampiro se estaba comunicando con él? —Roger tragó saliva.

—No caí en que, al desarrollar sus poderes, también corríamos este riesgo. ¡Maldita sea! —Dio un puñetazo en el suelo que quebró la madera—. Si llegan a enterarse de que sigo vivo y de que me he aliado con vosotros, nuestro plan no servirá de nada.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Jack.

—Habrá que cambiar de estrategia. No puedo enseñar a Isaac a cerrar su mente en tan poco tiempo y estoy seguro de que, ahora que lo han encontrado, no dejarán de buscarlo. Probablemente, en cuanto despierte, volverá a sentir lo mismo.

—Podría no pensar en ti... —sugirió Tom.

—Imposible. Por más que intente no pensar, lo hará. Además, ya lo has visto, son capaces de entrar en su mente por completo. Hasta hablaron a través de él. Eso no funcionaría. —Hizo un ademán con la mano y miró a Isaac, que seguía dormido.

—Entonces, tendremos que atacar cuánto antes —resolvió Jack y todos lo miraron perplejos.

—¿Atacar? —El vampiro dio un paso hasta quedar frente a él—. ¿Piensas entrar al castillo?

—Llevamos días esperando y no parece que ellos vayan a tomar la iniciativa. Te tenemos a ti, e Isaac ya sabe luchar como un vampiro. Todos estamos bien preparados. —Jack golpeó la pared con el puño—. Yo creo que tu plan no tiene sentido. Quedarse a esperar a que vengan es lo peor que podemos hacer. Lo mejor es sorprenderlos. No se esperarán que ataquemos el castillo y no estarán preparados para defenderse. —Dejó de hablar cuando Ádrian soltó una carcajada.

—¿Crees que porque no se esperen que ataquemos vamos a vencerlos en su propia casa? —Volvió a reír—. ¿Tan estúpido eres?

—¿Y qué deberíamos hacer? —Jack, enrojecido por la furia, clavó el dedo índice el pecho del vampiro—. ¿Esperar a que se enteren de nuestros planes y destruyan el pueblo en un abrir y cerrar de ojos? ¡Si lo descubren todo, no tendremos esperanza alguna!

—Nunca hubo esperanzas —murmuró Anne, y se puso de rodillas junto a Isaac, observándolo con la mirada empañada. Todos la miraron y Jack suspiró y le dio la espalda al vampiro, terminando así la discusión.

—Me llevaré a Isaac conmigo —dijo Ádrian—. Si durante el día lo dejan tranquilo, tal vez sea capaz de enseñarle a cerrar su mente. Al menos, lo suficiente para que no se enteren de nuestros planes. —Se agachó junto al chico y lo cargó en su hombro.

—Cuida de él, por favor. —Los ojos de Anne imploraban.

—A mí tampoco me gusta la idea de verlo convertido en el mismo demonio que soy yo. —Ádrian la miró a los ojos—. Haré lo posible para que eso no ocurra.

******************************************

Gracias por leer. Recuerda compartir y votar si te está gustando ♥ 


Bajo la piel del vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora