El Encuentro Secreto ∘ [harugou]

ᴜɴᴏ

−¿Cómo que estás cancelando el entrenamiento de hoy?− preguntó Rei con un tono molesto

−Lo siento− contesté, −Me pareció que tenían que tomarse un descanso antes de las regionales- mentí.

−¿No pudo haber sido otro día?− Nagisa preguntó con un tono más triste que molesto.

−Lo siento, chicos. Pensé que sería una buena idea ya que los vi muy presionados el otro día.

−Estás mintiendo− comentó Haru mientras salía de la piscina.

−¿Eh?− soltamos Nagisa y yo al tiempo.

−Estás mintiendo, ¿no es así, Kou?

Mi corazón se saltó un latido. Haruka era el único que de hecho me decía Kou. Me alagaba, no podía negarlo.

−Haruka-senpai, ¿por qué dices eso?− preguntó Rei con confusión.

−Es cierto que Kou se preocupa por nosotros. Lo que no es cierto es que había pensado en cancelar el entrenamiento por esa razón.

No puede ser... ¿¡me descubrió?!

−¿Es cierto eso, Gou-chan?− preguntó Nagisa con sus ojos magenta mirándome fijamente.

Me quedé mirando a Haru. No podía creer que me había descubierto. Era verdad que yo no decía muchas mentiras, pero tampoco llegaba a ser tan evidente, ¿cómo era que se había enterado?

−Ey, Gou-chan...

−Es verdad. En realidad es que tengo una cita médica− dije sin pensarlo dos veces.

−¿Cita médica?− escuché a Makoto preguntar mientras salía de los vestidores, −¿Quién irá al doctor?

−¡Gou-chan!− respondió el rubio.

−¿Te encuentras bien, Gou?− dijo el chico de ojos verdes tocándome el hombro.

−S-sí. Es sólo un chequeo médico, nada de qué preocuparse...− fingí una sonrisa.

−¿Por qué no podías decirnos eso, Gou-chan?− preguntó el de lentes.

−Esto...− dudé, −No tengo por qué contarles sobre mis citas médicas, ¿verdad?

−No es eso...− comentó Makoto, −Es sólo que si te sientes mal deberías contarnos.

Suspiré, −Supongo que sí. Lo siento, chicos.

−No hay problema. Puedes ir a tu cita, nosotros nos quedaremos a entrenar− dijo Nagisa.

−¿Están seguros?

−¡Claro!− dijo Rei, −No podemos perder ni un segundo.

Sonreí, −Está bien. Entonces me retiro− empecé a caminar hacia la salida, −¡No se esfuercen demasiado!

−¡Gracias!− escuché sus voces alegres.

No sabía por qué les estaba mintiendo el doble. Se nota que esos chicos aprecian mi trabajo como manager de forma sincera, se preocupan de mi bienestar, y cuándo estoy triste o molesta ellos se enteran y buscan la manera de levantarme el ánimo.