Capítulo N° 28.

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-¿Ya tienes todo? - pregunto al verla salir con un par de jeans en las manos y una que otra camiseta - puedes llevar lo que quieras, ya te lo he dicho, yo lo pagaré, no hay problema en eso - me pongo de pié y ella me mira con cara de pocos amigos, puede que por mi insistencia a que se llevase todo lo que le gustaba, le doy una sonrisa inocente y saco mi billetera de mi pantalón para pagar.

-¿Crees que comprándome toda la tienda me ganarás? -

-Depende, ¿está funcionando? - digo en broma y ella me fulmina con la mirada.

-Eres lindo, pero no quiero abusar - responde bajo y deja las prendas sobre el mesón para que la vendedora les quitara el sello de seguridad.

-Está bien, en serio, iremos a otra tienda - le aviso y le doy el dinero a la vendedora mientras Jess recibe las bolsas, así nos la pasamos durante el resto del día, caminando de aquí para allá, de una tienda en otra arrastrando a Jessica para que entrase a cada una y eligiese algo de su gusto, dejo caer todas sus bolsas en los asientos traseros del Jeep y cierro las puertas.

-Wao, eso fue agotador - suelto un suspiro y le doy una sonrisa torcida, había estado pensando durante todas esas horas en sobre como sacar el tema de anoche para saber que estaba pasando, ni siquiera sabía realmente que me estaba sucediendo a mí, pero tenía la leve esperanza de que si tenía una idea de lo que ella pensaba quizá mi cabeza se aclararía un poco.

-Ni que lo digas, prácticamente me obligaste a escoger algo en cada tienda - dice graciosa y rueda los ojos.

-¿Te apetece un helado? - apunto a una heladería al otro lado de la calle, en este solo se encontraban una que otra pareja, riendo a carcajadas y había mesas tanto dentro como fuera del local, ella miró en aquella dirección y sonrió antes de asentir.

La campanilla que colgaba sobre la puerta tintineo al entrar, anunciando nuestra llegada, las voces y risas llegaron suave a nuestros oídos y por un segundo nos imaginé a ella y a mí riendo de esa manera, sin preocupaciones, sin que nos importe nada ni nadie.

-¿Qué helado gustan? - me preguntó un chico detrás de mostrador, traía una gorra verde limón que escondía su ondulado cabello y una pechera del mismo color amarrada a la espalda con el logo estampado en el frente, levanta la mirada pero sus ojos se fijan mas allá de mi rostro, sobre mi hombro derecho, la estaba mirando a ella, aún cuando Jess ni lo había notado, di un paso y tapé su campo de visión con mi cuerpo.

-Queremos dos de esos - apunto a unas copas grandes de helado que estaban en el tablero junto con los precios, él asiente y apunta en su pantalla táctil que tenía en frente.

-¿Que sabores? - me mira interrogante y le pregunto lo mismo a Jess que miraba hacia una pareja por la ventana, se exalta un poco por mi repentina voz pero me sonríe algo avergonzada.

-Me encanta la vainilla - responde.

-La vainilla de aquí es la mejor, te lo recomiendo de todos modos - comenta el tipo de la gorra verde con una sonrisa agradable.

-Uy si, que monos - digo sarcástico y lo fulmino con la mirada - que sean dos de vainilla... y no le escupas al mío - le advierto al ver su expresión de odio, se muerde la lengua y asiente con el rostro serio.

-Bien, en un minuto estarán listos - me da un comprobante y recibe el dinero que le extiendo para luego darse media vuelta y comenzar a prepararlos, me giro hacia Jess y ella tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-¿Y ahora que hice? - digo y rueda los ojos.

-Te comportas como un idiota - río al saber perfectamente que lo había hecho, rueda nuevamente los ojos y deja caer sus brazos rendida.

A Dangerous Love . [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora