10. Un Año Más

67 6 2
                                    

Bailo canción tras canción con Sebas como si no hubiera un mañana. Paramos y nos dirigimos a la barra donde un camarero nos sirve las copas que le pedimos.

- Porque el dos mil dieciséis sea un gran año- acerca su copa a la mía y brindamos.

- Chin-chín- le digo sonriendo y bebo un trago.

- ¿Puedo preguntarte algo?- yo asiento y se acerca a mi oreja.- ¿Por qué ese hombre no deja de mirarme como si quisiera matarme?

Me giro confusa y mis ojos se encuentran con un serio Michael que no quita sus ojos de nosotros. El bello de mi nuca se eriza y yo comienzo a ponerme nerviosa.

- ¿Has tenido alguna relación con él?- me pregunta Sebas.

- N-no... Somos sólo amigos, si es así como se puede llamar a nuestra relación. Ni si quiera se si realmente llegamos al grado de "amistad" - digo terminando mi copa.- Si no te importa, preferiría dejar de hablar de él.

- Sí, por supuesto. No te quería incomodar.

- ¡Chicos! Tomad vuestras uvas- Julio nos entrega un plato a cada uno con doce uvas en ellos.- No queda nada para terminar el año- dice emocionado y me contagia su emoción.

- Recordad, primero vienen los cuartos...- empieza Mauge a decirnos como si fuese la típica presentadora de las campanadas.

- No sé por qué, pero creo que estas campanadas van a ser peores que las de Canal Sur del pasado año- digo y todos ríen.

- Nunca habrá peores campanadas que esas- dice Julio.

- También es verdad- digo mientras río.

- ¡Preparaos para la cuenta atrás!- grita uno de los asistentes a la fiesta.

Me entran unos nervios increíbles siempre que llega este momento. Lo he hecho unas veintinueve veces en toda mi vida y todavía me entra un cosquilleo en la tripa de anticipación.

- 10, 9...

- ¡Don! ¡Don!- grita Julio en cada uva que se mete en la boca y yo río mientras me las voy tomando- risa y uvas de fin de año... Mala combinación, Rocío-.

No paro de reír y como es obvio, me atraganto una y otra vez, como los demás. Es una escena bastante cómica. Mientras los demás hacen la cuenta atrás y se preparan para darse besos empalagosos, nosotros como niños pequeños gritando y riendo a carcajadas.

Cuando la cuenta atrás ha terminado, a nosotros nos quedan unas cuatro uvas de media a cada uno, así que nos las comemos de un tirón y gritamos el riguroso: ¡FELIZ AÑO NUEVO! Les abrazo a todos y les deseo un gran año.

- Espero que este año cumplas todos tus sueños- me dice Sebas y acto seguido planta un beso en mis labios que me deja sin aliento- ¡pues no empieza mal el año!

1 de enero de 2016

Son las cinco de la mañana y la fiesta está llegando a su fin. Subo las escaleras del gran salón en busca de un baño ya que los de abajo están llenos.

Cuando salgo voy hacia un balcón. Saco un cigarrillo de mi bolso de mano y lo coloco entre mis labios.

- Menuda noche- susurro y río pensando en todo lo que ha pasado después de tomarnos las uvas.

Enzo se marchó poco después de media noche porque su mujer se había cogido una borrachera monumental, y aunque le ponía cara de enfado, cuando ella no miraba él no era capaz de aguantar la risa. Me encantaría enamorarme de la misma forma en la que ellos lo están. Mis amigos españoles, también pasados de copas, se volvieron increíblemente patriotas. Ese patriotismo que sólo notas cuando estás fuera de casa. No sé de dónde los sacarían, pero Julio y su novia encendieron unos petardos a mitad de la noche ante las caras de estupefacción de la mayoría de los invitados porque decían que sin fuegos artificiales una fiesta no era nada. Sangre valenciana, supongo. Y Sebas cantó con el tío Loke una canción de Pimpinela. Lo más extraño es que no sé como Loke se sabía la letra.

Rocío Y Sus Novios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora