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Todo fue muy confuso. Estoy empezando a desesperarme, no logro ver nada. Siento la pequeña mano de Moira agarrándome del brazo. Todo está demasiado oscuro.

-Ven Reiyel, te uniré con tu grupo.- Atravesamos la nube de humo negro y después de una puerta, me encuentro con los demás. Al parecer Ronoa se encuentra bien, eso me alivia.- Gracias por su ayuda, pero ese cumulo de adamas sigue rondando por las catacumbas, así que tengan cuidado y apresúrense a terminar el recorrido. Son de las pocas almas que quedan en la prueba, clausure las catacumbas a nuevos grupos hasta que elimine esa cantidad de energía negativa. Buena suerte- Dicho esto, Moira hace aparecer una nueva puerta con un chasquido de dedos y desaparece.

-¿Somos de las pocas almas que quedan? ¿Qué les paso a los demás?- pregunta Azael algo aturdido.

-Es lógico, seguramente fueron consumidos por el cumulo o tal vez eran demasiado débiles como para enfrentarse a los pacifistas y simplemente se fundieron en cenizas.- La actitud de Ronoa es demasiado agresiva. Sus palabras me produjeron una extraña sensación.

-¡No hay que ser tan pesimistas!, tal vez ya habían pocos grupos y la mayoría logro pasar todas las pruebas, así que solo quedamos algunos por terminar.- No puedo evitar que mi voz tiemble, estoy alterada y sé que se refleja en mi cara.

Pasamos un tiempo viéndonos en silencio, siento como aumenta la presión del ambiente.

-Tenemos que continuar, no podemos quedarnos aquí de pie- Sisea Ronoa entre dientes. Aun mirándome de manera agresiva e impaciente.

-Ronoa tiene razón, Moira nos aconsejó apresurarnos.- Dijo Angelina con tono dulce, intentando quitarle peso al ambiente. Pero aun así, ninguno de nosotros se mueve.

-Esto es ridículo.- Dice Ronoa abriendo la puerta frente a nosotros.- ¡Muévanse!- Nos empuja a todos dentro de la habitación y escucho cerrarse la puerta detrás de nosotros.

No se escucha ningún ruido, pero el sentimiento de que algo no va bien me invade, intento acercarme más al grupo... y noto que estoy sola.

Las imágenes invaden mi mente de manera abrumadora. El accidente, me despierto sola en el hospital, solo yo visito a mi madre enferma en el hospital, estoy sola en el funeral de mi padre y finalmente, sola en la casa de mis padres.

Siento un gran terror a la nada que me rodea, no hay antorchas, no veo nada más que a mí misma. No importa cuánto grite, nadie me escucha, no hay nadie aquí. Me siento en el suelo abrazando mis rodillas. Lo perdí todo en vida y ahora también perdí a mis amigos, a mi mejor amigo, por mi culpa. Eriol era como el hermano mayor que nunca tuve. Ahora estoy sola, sin nadie que me ayude a superar mi miedo, sin nadie que se preocupe por mí, sin ninguna razón para continuar luchando. Mis pies van desapareciendo poco a poco, se van oscureciendo, como aquel hombre que vimos hacerse cenizas por llenarse de sentimientos negativos. Así terminare, igual que él, sola echa cenizas. La oscuridad se extiende rápidamente hacia mis manos.

En ese momento un pensamiento me atraviesa la mente. "vive por los dos". Fueron las últimas palabras que dijo Eriol antes de desaparecer. Eso me desconcertó un poco. Otras palabras invaden mi cabeza, "te prometo que yo jamás te dejare sola". Las palabras de Azael me abrazan dándome más seguridad. La oscuridad deja de consumir mi cuerpo. "Tranquila Reiyel, todo estará bien". Las palabras de Azael retumban en mi mente. Me repito a mí misma una y otra vez que todo estará bien. "Vamos a seguir unidos todos juntos". Esas últimas palabras me iluminaron y me dieron la sensación de que, aunque no los veo a mi lado, siempre estarán presentes. Azael, Eriol, Angelina, incluso Ronoa. No dejaron que sus miedos los consumieran, fueron valientes. Aunque los ayudé a todos, al final siempre lucharon solos contra sus miedos y los vencieron. Eriol querría que viviera, querría que fuera fuerte, y ahora tengo una razón para seguir adelante. Angelina, mi mejor amiga en este mundo de locos, a quien ayudaría incluso a ganar el corazón de mi amor platónico y sé que ella haría lo que fuera para ayudarme, aconsejarme y darme seguridad en mis movimientos a la hora de batallar. Ronoa, el chico que desde un principio fue odioso conmigo, pero a la vez no dejaría que nada me dañara, ni siquiera el mismo. Y por último Azael, la persona de quien me enamore apenas lo vi por primera vez, el que me ayudo a mantener la calma, me dio su hombro para llorar cuando más lo necesitaba, el que me prometió jamás dejarme sola.

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