XIV

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-¡Evangeline Davila! ¡Rápido, por favor!- Le grito a la recepcionista del hospital quien, con tal vez demasiada calma, busca en su listado el nombre de mi madre.

-Piso 5, habitación 503.- dice mascando un chicle.

-¡Gracias!- salgo corriendo hacia el ascensor. Pero la cantidad de personas esperando es demasiada.

Me apresuro por las escaleras. Mamá, mamá, mamá... Subo deprisa las escaleras mientras saco del bolsillo de mi sueter los frascos con la medicina que necesita mi madre. Mi corazón está demasiado acelerado, siento la sangre corriendo por mis venas, las piernas me duelen, la respiración se me corta, pero debo seguir. Ya voy por el 4to piso cuando el movimiento de mis piernas me falla, y no levanto lo suficiente el pie haciéndome tropezar y caer de cara al descanso entre pisos. Por suerte, nadie usas las escaleras en un hospital, así que nadie vio mi torpeza, por otro lado, como nadie las usa no las deben de limpiar muy a menudo. Me levanto y continúo con mi carrera para subir al piso que me faltaba.

Ya en el 5to piso, miro con rapidez a mí alrededor, y encuentro la habitación 503 a pocos metros de donde me encuentro, en la puerta está escrito el nombre de mi madre, no tengo tiempo de tocar la puerta, solo me apresuro a entrar. Mi madre esta recostada en la cama, una pequeña bolsa de sangre está conectada a la vía que tiene en la mano derecha. Está dormida, me tranquilizo un poco al verla dormir tan apaciblemente. Dejo los frascos en la mesa a su lado y me siento a esperar la llegada del doctor Walter.

-Adelante.- digo al escuchar que alguien tocaba la puerta de la habitación.

-¿Señorita Reiyel?- dice una enfermera impecable entrando a la habitación.

-Sí, soy yo.

-El Dr. Walter vendrá en unos minutos.

-Muchas gracias.

La enfermera revisa la bolsa de sangre, anota algo en una hoja de papel y deja la tabla con la hoja colgada a los pies de la cama de mi madre, seguidamente se retira de la habitación. Me levanto para satisfacer mi curiosidad, agarro la tablilla y leo las líneas que me interesan del informe médico.

Nombre: Evangeline Cortez de Davila.

Edad: 46

Peso: 58 kg.

Alergias: Ninguna

Tipo de sangre: A+

Pruebas realizadas: Absorción de D-Xilosa. CSC. Examenes de huevos y parasitos en las heces.

Diagnóstico: Ancylostoma duodenale

Observaciones:

La paciente presenta constantes dolores abdominales y sangrado al toser, vomitar y defecar. Se la ha administrado suero y sangre tipo A+ debido a la gran cantidad de sangre y fluidos perdidos. Se le receto una dieta alta en proteínas. Al principio del tratamiento el Dr. Walter sugirió empezar con mebendazol para tratar la parasitación de la paciente, debido a la poca efectividad de esta, se cambió el tratamiento para albendazol.

Observo los frascos que coloque en la mesita, mebendazol fue el que me lleve de la casa y albendazol el que el Dr. Walter me pidió comprar. No entiendo porque no tienen este medicamento en el hospital. Me sobresalto al escuchar la puerta abrirse y coloco de nuevo la tablilla en su lugar. El Dr. Walter entra a la habitación y me sonríe. Es un hombre alto y delgado, moreno de piel y cabello corto color negro, es una persona muy agradable, casi no puedo creer que ya esté en sus 50 años.

-¿Qué te paso Reiyel? No tenías que rodar por el suelo para llegar rápido.- me dice el Dr. Walter al ver mi ropa polvorienta por mi torpeza en las escaleras. Por alguna razón esa manera de bromear me resulto familiar.

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