Tu ángel de la muerte [Yaoi]

Capítulo 10

:::: Nico ::::

- Cuéntame otro cuento Nico.- Pidió Anita mientras la arropaba con la manta.- Ya casi estoy dormida mira.- Entrecerró los ojos.

-De eso nada señorita.- Besé su frente.- Es hora de dormir, mañana tendrás tu nuevo día de clase.

Me levanté de la cama encendiendo la lamparita de su habitación y apagando la luz del techo, entonces la escuché sollozar.

-¿Qué sucede pequeña? -Volví a sentarme al pie de la cama entrelazando mis dedos con los suyos.

-Tengo miedo... yo nunca he ido a clase y no sé na de na.- Una lágrima corrió por su mejilla.- No quiero que me tomen por tonta.

-Anita tranquila, irás a una escuela privada en la que los alumnos son muy educados y los profesores comprensibles, además de eso también tendrás clases partículares hasta que te pongas al día y......- No iba a decírselo aun porque era una sorpresa pero sabía que esto la animaría.- Te he apuntado a clases de baile flamenco.

-¡¡¡¡¡¿QUÉ?!!!!!!- Pegó un brinco en la cama.- ¡¿De verdá?!

-De verdad.- Asentí y ella se tiró encima mia enganchándose a mi cuello.

-¡Ere el mejó der mundo mundial Nico!

-Bueno, bueno...- Volví a arroparla en la cama.- Dejemos los halagos para mañana, ahora... a dormir.- Puse una muñeca que le regalo Azrael al lado y salí cerrando con cuidado.

Anita se tomó muy bien la noticia de que yo era su hermano, el momento fue de lo más emocionante para ambos incluso Azrael terminó llorando con nosotros.

Desde entonces ha pasado una semana.

Entré al baño y vi que estaba mi pijama, con mi ropa interior, las zapatillas y la bañera ya llena con el agua caliente.

Ladeé la cabeza de lado a lado.

Azrael es demasiado atento conmigo, siento que no merezco tanto.

Introduje mis piernas en el agua despacio pues quemaba un poco, mi piel comenzó a enrojecerse pero tras unos minutos me acostumbré y se sentía bastante bien.

Debía de haberle echado sales de baño o algo pues el vapor olía exquisito.

Cerré los ojos y respiré hondo, mi vida había cambiado por completo en estos días.

Por primera vez sentía que lo tenía todo y que era un hombre completo.

No tenía una casa grande y lujosa, ni una mujer bella de la que presumir ante la sociedad, tampoco tenía hijos... pero tenía un apartamento con vistas al mar acogedor y confortable, vivía junto al hombre más especial que jamás he conocido y había encontrado a mi hermana.

¿Podría pedir más? No.

Azrael tocó la puerta y le di permiso para que entrara.

Se sentó al borde de la bañera detrás de mí y comenzó a masagear mi cabello con un poco de champú.

-¿Por qué te tomas tantas molestias?

-Porque te amo.- Respondió sacando una sonrisa de mis labios.

Siempre contestaba lo mismo y por eso siempre le hacía la misma pregunta, me encantaba oírlo.

Sus dedos se movían en círculo, me relajaba muchísimo y algún que otro suspiro se escapaba de mi boca.

-Mañana iré a mirar algunos locales para montar la librería...¿te animas a venir conmigo? podemos ir a tomar algo después de dejar a Anita en el colegio.