Capitulo 10. Te Seguiré Esperando

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Esa misma noche, a la 1 a.m de la madrugada, empecé a oir un llanto seguido de unos gritos alarmantes. Me giré para ver de donde provenian, y para mi sorpresa era Zeta quien los estaba haciendo.
Intenté despertarlo pero no pude, a cambio me lleve un buen empujón y caí al suelo.
- Mei: Au...- murmuré.
- Al oír el fuerte sonido de mi caída, Zeta despertó alarmado.
- Zeta: ¡Mei! ¿Que a sido eso?- me buscó por todas partes, pero no me encontró.
- Mei: Estoy aquí en el suelo...- dije entre risas.
- Zeta: ¿Eh?- miró en dirección a donde yo me encontraba. - ¿Que haces ahí?- dijo con voz burlona.
- Mei: Me has empujado.- contesté mientras me subia otra vez a la cama de Zeta.
Sin darse cuenta Zeta tiro de mi mas fuerte de lo debía y me quedé encima suya, con nuestras caras muy cerca. A pesar de la oscuridad de la noche, pude ver que su rostro se tornó de un color rojo brillante.
Nos miramos a los ojos tiernamente e inmediatamente me levanté y me senté a su lado.
- Zeta: Mei... yo... siento mucho lo que hice.
- Mei: A mi no me debes pedir disculpas, es a Ayato a quien deberías pedir perdón.- dije acariciando su precioso pelo rojo.
- Zeta: Comprendeme, creía que te iba a perder...- dijo entre sollozos.
Le sequé las lagrimas y le besé en la mejilla.
- Mei: Yo... la verdad es que creo que te quiero... pero no lo se tampoco. Cuando estoy sin ti, me siento sola. Pero cuando estoy contigo quiero olvidarte.
Sus ojos se abrieron como dos canicas.
- Zeta: ¡No importa! Yo... seguiré esperandote y cuando sepas lo que sientes, aquí estaré.- dijo con una gran sonrisa en su boca.
Mientras nosotros teníamos esa conversación, en la calle comenzó a llover y a tronar.
- Trueno: ¡Tum!
- Mei: ¡Ah!- me agarré lo mas fuerte que pude a Zeta.
- Zeta: ¿¡Eh!?- exclamó al ver mi reacción.
- Trueno: ¡Tum!
- Mei: ¡Ah! Otro mas...- comencé a temblar de miedo.
- Zeta: Si quieres... puedes dormir agarrada a mi...- su cara se volvió mas roja todavía. -Así te puedo proteger de la tormenta.
- Mei: Etto... de... de... acuerdo.- dije dudosa. Por supuesto mi cara no podía estar mas roja.
Al cabo de 15 minutos me quedé dormida.
A la mañana siguiente, me desperté sola en la cama, lo cual me preocupó. Pero no por mucho tiempo, ya que al levantarme para buscar a Zeta, le encontré arrodillado en silencio frente al altar de su familia. Me acerqué con cuidado para no hacer ruido.
- Mei: Zeta... no te tortures con eso...
- Zeta: Zzz...
- Mei: (¿¡Que!? ¡¡Esta dormido!!) - pensé.
Viendo lo cansado que parecia, lo llevé a su cama, lo arropé y le escribí una nota dándole las gracias por protegerme durante la noche y también diciéndole que me volvia a mi casa. La deje puesta encima de la mesilla de noche junto con su movil.
Y me fuí lo mas sigilosa posible.

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