Llegamos a la recepción del hospital más cercano a la casa de Zeta y preguntamos por él, a lo que nos lo negaron rotundamente. Seguimos buscando durante 2 semanas más, pero era como si nunca hubiese existido... Como si hubiese sido un sueño, una ilusión...
Yo, desesperada por saber donde se encontraba, no dormía, apenas comía nada y no paraba de ir de un lado a otro preguntándome donde se habría metido.
Me tumbé por un instante en mi cama; ya había vuelto a mi casa en Japón, y además tenia nuevos vecinos, Adrián y Alicia se habían mudado a las casas próximas a la mía, con sus respectivas parejas.
Día tras día me levantaba con unas ojeras terriblemente negras debajo de los ojos; y mi cuerpo, a pesar de estar la tripa mas grande a causa de mi bebé, seguía perdiendo peso. Comencé a enfermar y caí en una etapa que puso en peligro a mi bebé, pero por suerte salí de aquello y volví a mi búsqueda por el padre de mi criatura.
Una mañana me levanté sobresaltada a causa de los gritos de Yui, que atravesaban mis tímpanos como cuchillas.
- Yui: ¡¡Mei!! ¡¡Mei!! ¡¡Corre!! ¡¡Vistete ya!! Tienes que salvarlo.- Gritaba despavoridamente, mientras casi prácticamente me vestía ella.
- Mei: ¿¿Que pasa?? ¿¿Que son esos nervios?? Salvar a qui...- No me dio tiempo a terminar de preguntar, justo cuando ella me agarró del brazo y tiró de mí como si fuese una muñeca.
Llegamos a un lugar bastante alto, cerca de una carretera que estaba abarrotada de coches, y allí estaba él, mis ojos se abrieron de par en par y no había palabra lo suficientemente valiente que pudiera salir de mi boca.
Yui me hizo una señal y me quede completamente quieta donde estaba, sin dejar de mirar atentamente ese precioso pero descuidado pelo rojizo, ese cuerpo delgado pero marcado, las heridas que tenia en las manos y en los brazos; sin duda alguna era él, por fin lo había encontrado. Estando en mis pensamientos, no me di cuenta de lo que el pretendía hacer, estaba al borde... Justo como si quisiera tirarse a aquella carretera. Por segunda vez, mi cuerpo se puso más rígido y un silencio enorme se comenzaba a notar, hasta que Zeta comenzó a llorar y a hablar a la vez.
- Zeta: Mei... ¿Me habrás olvidado ya?...- Hizo una breve pausa y continuó.- Porque yo a ti no. Te amo y siempre te amaré. ¿Recuerdas? Juntos incluso después de muertos. Desde que te fuiste, intenté olvidarte, pero... No pude ya hace casi 8 meses desde que te fuiste y en mi cabeza sigues, abrazándome, besándome, estando conmigo pero solo en mis sueños. Cada día que vivo sin ti es una pesadilla, es como vivir estando muerto...- Se balanceó para adelante, a lo que yo respondí corriendo los mas rápido posible y tirándolo de la camiseta para atrás, con ayuda de Yui, conseguimos salvarlo.
Él, sorprendido por haber caído al suelo de espaldas tan repentinamente, miró con ojos llenos de lágrimas a Yui para luego mirarme a mí y comenzar a rascarse lo ojos incrédulo.
- Zeta: ¿¡M-m-m-me-me-me...MEI!? Estas aquí... ¿O es un sueño otra vez...?
- Mei: Estoy aquí... No te preocupes no me voy a volver a ir jamás.- Por mis ojos cayeron un torrente de lágrimas en cuanto pronuncié aquellas palabras que salieron de mi corazón.
Instantáneamente Zeta levantó su mano y me tocó las mejillas dulcemente apartando las lágrimas de mis ojos. Se arrodilló frente a mí y me dió un beso tan apasionado y lleno de recuerdos que hizo que hasta mi bebé saltase de alegría. Cuando nos separamos me miró más detenidamente y vio por lo que yo había estado luchando tanto desde que me enteré de mi estado.
- Zeta: ¿E-es-estas... Embarazada?
- Mei: Yo... Si.- Respondí colorada y con una sonrisa enorme en mi rostro.
- Zeta: Pero...- Sus asombrados ojos no paraban de mirar mi abultada tripa.
- Yui: Está de 8 meses ¡Idiota! ¡Es tuyo!
- Zeta: Mio...- Aun no se lo podía creer, y no le culpo demasiadas sorpresas en muy poco tiempo; pero estaba feliz de poder haberle encontrado y de haberle podido salvar la vida justo a tiempo.- Es mio. ¡¡Es mio!! Dios...- Su rostro esbozó una gran sonrisa y me dió un fuerte abrazo.- Prometo que cuidare de vosotros con mi propia vida. Os amo tanto...
- Mei: Y nosotros a ti... Respondí entre lágrimas de alegría.
Volvimos a mi casa y dimos las buenas noticias a todos, a lo que se alegraron muchísimo y decidieron que esa misma noche harían una fiesta.
Ya entrada la noche, los invitados fueron pasando con sus respectivas parejas y yo me llevé a Zeta y mi cuarto, quería un lugar más... Íntimo para hablar.
- Mei: Zeta... Siento tanto el haberme ido así... Fui una idiota. Perdóname de verdad que lo siento.- Un gran silencio inundó mi pequeño cuarto, y tuve que romper yo el hielo.- Y bueno... ¿Que has estado haciendo estos 8 meses?
- Zeta: No me acuerdo bien, la verdad es que no me acuerdo de nada. Creo que conocí a un chica que me llevó por un muy mal camino y creo que acabé en un hospital por heridas y cortes. Me dieron tantos tranquilizantes que no recordaba ni donde estaba mi casa, así que no pude ir... Estuve en la calle vagando sin rumbo ni conciencia, y pensé que ya te habías olvidado de mí y que ya no te volvería a besar, tocar, abrazar... Y sentí que mi vida ya no tenia sentido.
Lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, haciendo que se me corriera el escaso maquillaje que llevaba. Miré a Zeta, a sus manos y a su cara que eran las zonas donde tenia la mayoría de los cortes, y le di un fuerte abrazo y un tierno beso.
- Mei: Se que esto no significa nada comparado con lo que te e hecho sufrir... Lo siento...... Lo siento de verdad......- Zeta correspondió mi abrazo y me siguió el beso.
- Zeta: Te perdono, pero no te dejare ir jamás. Otra vez no.- Me elevó un poco el flequillo y me dió un suave beso en la frente.
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La Primera Vez
RomantikZeta, uno de los chicos mas populares de la preparatoria se enamora de nuestra protagonista Mei, una chica solitaria y muy estudiosa, pero ella no esta interesada en el. A medida que avanza la historia, ella se acaba enamorando de Zeta. Y BUENO ME...