Un beso y una ruptura

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*Narra David*
El llanto de un bebé me despertó. ¿Qué hacía un bebé en mi casa? Ah sí, el hijo del amigo de Alberto, bueno de su madre. Un lío que ni entendí del todo bien.
Me giré y ahí estaba ella, dormida pese al ruido que había. Había echado de menos despertar a su lado.
No me pude contener y la di un pequeño beso en la nariz, cosa que la despertó. Vale, un beso la despierta pero no los gritos de una criatura. No hay quien entienda a esta mujer.
-Buenos días, cosa bonita.
Rodó los ojos y bostezó. Vaya, si tenía sueño había hecho mal en despertarla, luego había que aguantarla todo el día de mal humor.
-Pues buenos días.
Se giró y se tapó la cara con la sábana. Perezosa.
Me levanté haciendo todo el ruido posible para molestarla. Me gané un corte de manga. Mereció la pena.
-¿Te traigo el desayuno a la cama?
-Métete la leche hirviendo por los calzoncillos.
-Que buen despertar tiene mi niña.
Otro corte de manga se asomó por la sábana. Reí y salí de la habitación, en dirección a la cocina. Allí estaba Alberto. Me alegraba saber que no era el único despierto cuando aún estaba amaneciendo.
-Buenos días. ¿Qué tal has dormido?
-Con Álvaro y el bebé, no muy bien. Ag, no ha parado de llorar en toda la noche.
-Eso es lo que tienen los bebés.
-Estoy hablando del padre.
-Ah. -Me quedé callado y asombrado mientras calentaba la leche. Él estaba mojando galletas en Nesquik, no sé cómo podía tomar eso habiendo cola cao. El caso es que una galleta se rompió antes de llegar a su boca y se manchó la camisa. Torpe.- ¿Me has dicho que has dormido con Álvaro?
-Sí. Joder, me voy a tener que cambiar de camisa.
-¿No tienes miedo a que te viole?
-Sé que estoy bueno, pero no soy el tipo de Álvaro, créeme.
Serían imaginaciones mías, pero desde que Álvaro dijo que me quería notaba que me miraba mucho. Anoche cuando Sandra y yo estábamos acurrucados en el sofá, teníamos su mirada siempre encima. A veces miraba a Sandra y me ignoraba. Pobre, tenía celos de ella.

*Narra Álvaro*
Dos días. Habían pasado dos días y Debra no se había interesado por su hijo. Solo tenía que cruzar el pasillo, no era tanto esfuerzo. Golfa, seguro que estaría con su amante.
Tampoco sé por qué me puede molestar eso, si no siento nada por ella mas que pena.
Encendí el movil para ver que hora era y me encontré con varios mensajes de Blas. Los ignoré todos.
Decidí que ya era hora de levantarse y me metí al baño. Abrí el grifo de la ducha y dejé que el agua cayera, no me importaba que estuviera fría. Y lloré. No lloraba por Debra, aunque he de reconocer que antes sí lo hacía. Lloraba por mi asquerosa vida. Porque aún seguía enamorado de una persona, pero que ella ya tenía el corazón ocupado. Había llegado tarde.
Y ni se si serían imaginaciones mías pero escuché su voz. Sí, juro que era su voz. Cerré el grifo y me até una toalla a la cintura. Escuché atentamente y, en efecto, era ella.
-¿Puedo pasar?
La abrí la puerta y me la encontré en pijama, con ojeras y el pelo revuelto. Estaba hermosa.
-Adelante. ¿Qué querías?
-No podía dormir.
-Normal, ya es de día.
Rió y me sacó la lengua. No podía contener mas mis ganas de besarla, pero tenía que hacerlo.
-Imbécil, no podía dormir porque pensaba en ti.
Se peinó el pelo con los dedos delante del espejo, como si no diera importancia a sus palabras. Acababa de decir que había pensado en mi y que yo la quitaba el sueño. Eso no se dice y se queda uno tan tranquilo. Pero ella fue, es y será especial y distinta.
Decidí que si no le daba importancia es que quizás no la tenía, y actué como si no estuviera locamente enamorado de ella.
-¿Pensabas algo como "voy a matar a Álvaro y al bebé, no puedo dormir por sus llantos"?
Negó y se lavó la cara con agua. Luego me miró, como si me estuviera analizando. Como si estuviera pensando que había cambiado en mi, si tenía algún lunar nuevo.
-He estado pensando en que, pese a todos los años y cosas que han pasado, te quiero. Que aun seguimos siendo esa cría y ese adorable barbitas que me hizo conocer que era el amor. Y me lo acabas de recordar, porque al verte se despiertan cosas en mi que no siento con David. No es que no le quiera. No me sé explicar.
No sabía que decir, no podía decir nada. Literalmente, no podía moverme. Estaba en shock.
Bajó la mirada y suspiró. Mierda, Álvaro haz algo. Pero ella hizo algo primero. Me besó. Puso sus manos en mis mejillas y sus labios sobre los míos. Fueron los 6 segundos mas bonitos que había tenido desde hacía mucho tiempo. Y esta vez fui yo quien inició el beso. Y ese beso fue seguido de otros muchos, hasta llegar a palabras mayores, donde no solo había besos.

En busca de su sonrisa {Auryn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora