Día dos

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*Narra Merle*

Me miré en el espejo y me guiñé un ojo. Oh Merle, te hacía hijos de no ser imposible. Todas caían rendidas a mis pies, no me extraña, solo había que verme.
Y verme me estaba viendo mi hermano, el cual salía de la ducha con una toalla enrollada en él. Se quedó observándome e hizo un gesto de asco. Niñato, ya le gustaría tener mi espectacular físico.
-¿Qué miras? ¿Me andas buscando algún defecto?
-Eso hacía pero, como todas tus ex novias, aun sigo sin encontrártela.
-Y yo sigo sin encontrarte la gracia.
-Oh, en tal caso sigo sin encontrarte la mano.
-Puto.
-Ey, un respeto que de no ser por mi no podrías dar el gran golpe.
Bufé y me puse la camisa mientras el sonreía orgulloso. Puto, más que puto. Siempre lo había sido, desde que éramos unos mocos. Recuerdo cuando llevé a casa a mi primera novia, la única formal que tuve. Él empezó a contarla anécdotas vergonzosas sobre mi. Claro que era pequeño y no lo hacía con maldad, pero era igual de puto. Lucy, tú podrías haber sido mi primer beso. Tuve que esperar diez años hasta encontrarla en una discoteca.
Bueno, dejando atrás el tema de que era un puto, ese día tenía motivos para hacerlo. Así que, por una vez en mi vida, intenté actuar como un buen hermano mayor.
-Oye, Norman.
-¿Qué?-Dijo mientras salía del pequeño baño de la habitación que habíamos alquilado para dar el gran golpe.
-Sobre lo de Sandra...¿quieres hablar?
Rió irónicamente mientras se calzaba y me miró, pero su mirada estaba vacía. Yo conocía esa mirada, era la mirada de alguien que ya no tenía apenas nada por lo que vivir. Yo mismo fui así, supongo que lo sigo siendo.
-Con Sandra se acabó todo, ya es hora de olvidarse de ella de una puta vez, solo me ha traído problemas esa niñata.
-Hace nada era la mujer de tu vida. Vamos, no me digas que ya no sientes nada.
-¿Y eso qué más da?
-¿Qué quieres decir?
Suspiró mientras se ponía la chaqueta y me lanzaba la mía. Miré el reloj, ya llegábamos tarde, pero esta conversación no podía esperar. Ya era hora de que actuara como su hermano mayor.
-Ella no me quería. Quiero decir, por supuesto que me quería, pero como quería a Niall o a Alberto. A quién quería de verdad era al de las barbas. Se iban a fugar.
-Tú eres mejor que ese imbécil, ¿vale?
-Pero si casi que le doblo la edad. No soy mejor.
-Mira, ahí fuera hay una chica para ti que te querrá como te mereces.
-Que le den al amor. Bueno, vámonos que llegamos tarde, Niall nos espera.
-Que se espere. Ahora vamos a hablar de Sandra.
Me hizo una peineta y salió, junto al maletín que contenía la información, de la habitación. Puto.
No me quedó otra que seguirle, pero tenía un paso bastante acelerado, demasiado acelerado. Los cincuenta habían dejado huella sobre mi, ya no era aquel chaval que solía ser.
Le perdí de vista al salir a la calle, hasta que le volví a ver en la cafetería donde habíamos quedado con el rubio.
Entré tras él, aunque ya había pedido que tomar cuando yo me senté.
-Buenos días.
-Buenos días Nai.
El rubio me hizo una peineta y tomó un sorbo de la cerveza. Oh vamos, ¿acaso era el día de hacerle peinetas a Merle?
-¿De qué iba ese asunto? Tengo prisa, hoy me reúno con el abogado, en media hora hemos quedado.
-Wow, que atareado. Mira, mi hermano está demasiado rayado como para qué te lo explique. Además, qué coño, si es mi plan yo le explico.
-Merle, después de lo de Sandra yo también estaría así en su lugar.
-Dejad de hablar de ella.
Norman se levantó enfadado de la mesa y se fue al baño. Bien, se tendría que cambiar la compresa, parecía que tenía el humor de una chavala en sus días.
-Manco, habla.
-Teñido, un respeto. A ver, tras esto tu ganarás a tu hijo y dinero, yo dinero también y mi hermano lo mismo.
-¿Cómo tendré a mi hijo?
-Tendrás todas las facilidades posibles para huir del país con él, nuevas identidades y dinero. Te dije que le conseguirás aunque lo fuera de manera legal.
Se quedó pensativo un momento, incluso creí que se iría de allí sin ayudarnos. Hasta que asintió y bebió otra sorbo de cerveza.
-Dime que tengo que hacer.
-Vamos a conseguir unos datos que necesitan unos tipos, por los cuales nos pagarán mucho. Ellos se quedan con una comisión, claro está. Esos mismos te darán nuevas identidades. Tras eso haremos como que no nos conocemos, ¿está claro?
-Sí sí, pero dime qué papel juego yo.
-Esos datos se encuentran en la caja fuerte del jefe de la empresa, en su casa. Solo tendrías que encontrar la forma de distraerle junto a su mujer, para que mi hermano y yo entremos.
-¿Y la seguridad? Tendrán cámaras grabando.
-Desconectaremos todo, ya he conseguido que me contraten allí. Sé cómo va todo, pero nunca estoy solo en la casa. Ten claro que si nos pillan, cosa que no pasará, de ti jamás sospecharán.
-Dime que tengo que hacer ya.
-Tienen un hijo, tienes que hacerte pasar por su pareja. Ellos te querrán conocer, así que saldréis a cenar fuera.
-¿Y quién es su hijo?
Abrí el maletín que Norman había llevado y me entregué un sobre con toda la información necesaria.
-Tienes tres días para enamorarle. Una psicóloga nos ha ayudado a hacer un perfil detallado, es experta en conducta humana. Ahí tienes escrito como llegar al corazón de ese nene. Nos vemos en dos días, el viernes a las once de la noche en la habitación numero 666 del hotel que está enfrente, que a la vez está junto a las oficinas de esa gente. Está todo controlado. Cuando salga mi hermano del baño dile que le espero en el hotel también, que estaré repasando cada punto del plan.
-Norman se fue hace un rato.
-¿Qué? ¿Y no me dices nada?
-No.
-Puto Norman...¿adonde habrá ido?

*Narra Nuria*

Llevaba toda la mañana jugando con la pulsera que jamás me había quitado de la muñeca desde que tenía 19 años, la pulsera de la amistad que Sandra y yo teníamos a juego. Quizás era un tontería para mucha gente, pero para mi no. Para mi esa pulsera era, básicamente, todo lo que me quedaba de nuestra amistad. Se había ido, todo se había ido. No quedaba nada, no había ni humo, ni un simple espejismo.
Así que, llegada a este punto, rompí a llorar. Tantos años tirados a la basura. Nada volvería a ser igual. Que sí, que habría nuevos recuerdos y yo siempre los conservaría, pero que ella no. Y no podía aguantar eso. Todos sus recuerdos se habían perdido.
Mi padre llevaba intentado consolarme dos días, desde que nos enteramos, pero consolarme era imposible. Estaba rota en mil pedazos.
Y ahí estaba él, delante de mi, con mi bebé en brazos, mirándome sin saber que decir.
-Papá, puedes irte a casa. Estoy bien.
-No, no lo estás. Mira, ella siempre será tu mejor amiga. Jamás lo olvides.
-Pero solo tengo yo eso en la cabeza, solo yo sé que eso es así. Ella no, ella no tiene nada en la cabeza.
-Hagamos una cosa, entra ahí y estate con ella. Sí, ha perdido la memoria, pero de eso ya te había avisado el medico, sabíamos que podría pasar.
-Y llevo dos días para afrontarlo, pero nada. Tengo miedo de que ya no me quiera.
-Y así, salvo sus padres y su hermana que han ido a verla, estáis todos. Se tiene que sentir muy sola.
-No sabe quienes son.
-Ya lo sabrá, se lo dirán. Entra e intenta ser su amiga.
-Papá, no tengo siete años, no me hables así.
-Tú entra, por James no te preocupes que le cuido yo.
-Eres el mejor abuelo que hay.
-Pero él no es el mejor nieto. Dios, ¿quién se llama James? Pedro o Roberto me gustaba mas para él.
Reí y fui hasta la habitación de Sandra. Llevaba yendo por la mañana y por la tarde, cada uno de los dos días desde que supe la noticia, pero jamás entraba. A decir verdad esto era lo mas lejos que había llegado, nunca me había plantado junto a la puerta. Pero esta vez quise dar un paso más, y abrí con cuidado.
Allí estaba ella, leyendo un libro tan tranquila. Tardó en darse cuenta de mi presencia, pero cuando lo hizo, sonrió. Algo se iluminó en mi cara pensando que me reconocía, hasta que empezó a hablar.
-Oh, hola. ¿Eres la psicóloga?
-Mmm no.
-¿Y quién eres? Ay, mis modales, por favor siéntate en la silla. Tengo galletas por si quieres.
-Soy...esto...soy...amiga de tu madre.
-Encantada, soy Sandra, hija de tu amiga, claro que ya lo sabes.
Rió y reí con ella. Dejó el libro sobre la camilla y se quedó observándome, como esperando a que la dijera algo, pero no me salían las palabras.
Estaba rota por dentro. Pero ella tenía tan vitalidad que era imposible no sonreír.
-Oye, ¿yo tengo amigos, pareja o algo? No me ha venido a ver nadie salvo mi familia y tú.
-Eh sí, sí tienes. Yo mismamente soy tu amiga.
Asintió y sonrío aunque ni satisfecha. Mi padre tenía razón, se sentía sola. Así que saqué el movil y le mandé un mensaje a David para que viniera. Sabía que él estaba en el hospital, pero le pasaba como a mi, no tenía valor para entrar.
-¿A quién le mandabas un mensaje?
Pero no me dio tiempo a responder, alguien llamaba a la puerta. Tenía que ser David, solo tenía que cruzar un pasillo para venir.
-¿Puedo pasar?
-Sí.
David pasó y sonrió al verla. Sabía que él aún sentía algo por ella. Vale que Álvaro me gustara mas para mi amiga, pero hacían una pareja adorable.
Ambos sonrieron colorados al mirarse. Oh, soy una celestina.
-Ho...hola, soy David.
Se acercó a ella para darla dos besos, aunque se tropezó de los nervioso que estaba. Decidí sacar el movil y mandarla un mensaje a Carlota para que viniera cuando pudiera, aunque estaba trabajando, y así dejarles un poco de intimidad.
No presté mucha atención a la conversación, pero escuchaba cosas sueltas. Él se había presentado como un amigo, no como el que fue su pareja.
Casi diez minutos después de que llegara, le llamaron del trabajo y tuvo que irse.
Oh, con lo bonito que estaba siendo, ambos sonriendo sin parar.
-Te gusta.
-¿Qué? No. ¿Yo? Que va, si me acabo de conocer. ¿Qué dices? No, no.
Reí al ver que se había puesto aun mas roja y nerviosa.
-Vale, es mono.
-Te gusta.
-No, solo he dicho que es mono. Oye, ¿tiene novia?
-¡Pero mírala!
Comencé a reír y ella río conmigo.
Volvíamos a ser las de siempre, aunque ella no lo fuera en su totalidad.

-NOTA DE LA AUTORA-
Holaaaa
Os doy permiso para matarme por haber estado taaaaanto sin publicar, bueno solo dos semanas creo.
Podéis comentarme que os ha parecido el capítulo, no sé, lo que queráis, a mi me hace ilusión :)
Y bueno, no sé que más deciros salvo que gracias por estar ahí leyendo <3

En busca de su sonrisa {Auryn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora