Proposiciones de matrimonio

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*Narra Alberto*
Me desperté y, antes de abrir los ojos, me estiré. Nadie me lo impidió o me dio una patada al hacerlo. ¿Había dormido solo? Abrí con cuidado un ojo me vi en una habitación amplia, solo. Dios, no había nadie y no estaba en la cutre habitación del motel. Mis deseos se habían cumplido. Si Beth entrara a la habitación y me dijera un "buenos días, cariño", ya sería perfecto.
Pero en lugar de ella apareció Niall.
Sí, yo quería a una persona rubia de Irlanda, pero no a esa persona.
-Buenos días Alberto. Vístete, nos vamos. ¿Tienes las maletas aquí o en el motel?
Corrió las cortinas de la habitación y la luz solar me invadió. Joder, ¿no podía pararse quieto? Me tapé la cara con la almohada y le hice un corte de manga. Me respondió quitándome las sabanas de encima. Iba a morir de hipotermia.
-Que te muevas.
-Que te calles.
-Me chivo a Sandra, eh.
-Que miedo me das.
-Vístete.
-Ya estoy vestido.
-Pero con el pijama. Oye, ¿tú tenías algún problema mental?
-El mismo que tú.
-A alguien le sienta mal que le despierten. Anda, ponte algo de abrigo porque nos vamos.
-¿Adónde?
-España. Tío, lo organizamos ayer nada mas volver de la comisaría. Alguien ha bebido demasiado y no se acuerda de nada.
-¿Qué? No, no me muevo de aquí. Tengo cosas que hacer.
Niall bufó y salió de la habitación. Aún tenía que conquistar a Beth. Aunque faltaban dos días para Navidad, quizás podría volver a por ella tras las fiestas.
Y mientras me vestía, pensé en lo que había pasado anoche. No recordaba nada. Pero nada de nada.

*Narra Sandra*
Desperté con un dolor de espalda terrible. Al abrir los ojos descubrí el motivo, había dormido en el sofá. Junto a mi estaba Norman durmiendo cual bebe escayolado a mas no poder. Era tan tentador despertarle. Pero no lo hice, porque en el fondo soy buena persona.
Me puse una manta por encima y busqué a Nuria por nuestra casa. Dios, que frío hacía allí.
¿Que había pasado anoche? Solo tenía recuerdos borrosos. Todo estaba desordenado y había alcohol por todas partes.
Y, de camino a la habitación de Nuria, me encontré con Niall. ¿Que hacía allí? Oh, mierda. Como supiera lo de su embarazo se liaba, o ya se habría liado.
-Buenos días.
-Buenos días. ¿Qué haces aquí?
-Vine contigo y Alberto de madrugada. Aquí ya estaba Norman.
Asentí y respiré hondo. No había mencionado a Nuria y parecía tranquilo. Así que le dejé entrando al baño mientras yo subía al segundo piso a por Nuria.
Miré en su habitación y no estaba, miré en la mía y estaba Alberto cambiándose. Miré en la última habitación, la de invitados. Por fin la encontré, aunque no como yo pensaba. Estaba abrazada a un hombre al que no había visto antes.
Tosí en un tono elevado para despertarles y, aún medio dormidos, me miraron.
-¿Hola? ¿No me presentas a tu amigo?
-Liam, Liam Hemsworth.
-Encantada. Soy un amigo de Nuria. ¿Cómo es tu nombre?
-Sandra.
¿Su nuevo "amigo" era un travesti? ¿Por qué se trataba a veces como una mujer? En verdad no me importaba.
-Nuria, tenemos que hablar.
-No, tengo que dormir.
-Niall está aquí.
Y el pánico invadió la habitación.
Se levantó rápidamente de la cama y andó de un lado a otro, histérica. Se alegraba de verle, se notaba.
-¿No te acuerdas de nada de anoche?
-Joder sí, a ver, no. Ya estábamos en la cama cuando llegasteis, ¡pero creía que solo erais Alberto, Norman y tú! Sácale de casa, ahora.
Asentí y me fui despidiéndome con una gran sonrisa de Liam. El pobre, miraba todo sin saber que hacer. Que gracia me hacía.
Así que, cual Heidi por el campo, bajé las escaleras saltando. Y al llegar al salón me puse enfrente de Norman. Tenía que despertarle para irnos, pero no sabía como.
Tras un rato pesando, di con una idea poco malvada. Le haría cosquillas en la nariz.
Al principio se retorció como una lombriz, pero luego me miró sonriendo.
-Buenos días, preciosa. ¿Qué tal ha dormido el amor de mi vida?
-Alguien sigue borracho. Come algo que nos vamos.
-¿Ya vamos a España?
-Norman, para la próxima no bebas tanto.
Rió y me agarró la cara con su mano sana. Me miró a los ojos, con esa mirada azul y profunda que tenía, y me besó. Sí, seguía borracho. Pero no me aparté, no es que besara mal.
-¿Te acuerdas de algo de anoche?
-No.
-Mírate la mano.
Miré mi mano y me di cuenta de algo que debía de haber notado antes. Tenía un anillo en la mano. Mierda, que no fuera lo que pensara.
-Nos casamos en dos días, el día de Navidad, y en España.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
Alcohol, no te volveré a probar en mi maldita existencia.
-¿No te alegras? Anoche no podías estar mas feliz.
-No, si estoy feliz. Me caso contigo. Oye, ¿pero por que me lo has pedido?
Sonrió y me abrazó. Que no estaba de broma. Me levantaba con una resaca increíble y me encontraba con que iba a ser Sandra Reedus. Que bonita la vida. Vale, no me podía quejar, pero tampoco alegrar.
Y entonces me acordé. Yo me había declarado a él antes.
Alcohol, no te acerques a mi jamás.

En busca de su sonrisa {Auryn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora