Barbitas y gruñona

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*Narra Álvaro*
Unos gritos me desesperaron en la noche. Miré el reloj y eran las 6:33, tampoco era tan mala hora para levantarse. Me giré y pude ver como el otro lado de la cama estaba vacío. Como de costumbre.
Me levanté y fui hasta la habitación de Mario, que lloraba sin parar.
-Sh amor, papá ya está aquí.
Le cogí en brazos y le mecí mientras le cantaba una dulce nana. Eso siempre le tranquilizaba.
Tardó poco en quedarse dormido, no mas de cinco minutos. Le dejé en la cuna y le arropé. Era un ángel caído del cielo para mi.
Con cuidado de no hacer ruido salí de la habitación y me tumbé en el sofá para ver la tele, ya no tenía ganas de volver a la cama. Puse una cadena al azar, en todas daban la misma basura a esas horas. Cuando se acabaron los anuncios apareció una tarotista, que no cambié ya que me hacía gracia ver como estafaba a la gente.
-Libra, los astros han apuntado sus miradas hacia ti. Recibirás varias noticias, no todas buenas. Pero te aseguro que una de ellas la llevas esperando, aunque tú no lo sepas, mucho tiempo. Y esa noticia recompensará todas las cosas malas. Recuerda, no te rindas. Tú número de la suerte es el 13.
No suelo creer en esas cosas, pero le di vueltas a lo que acababa de decir sobre mi signo. ¿Qué noticia llevo esperando tanto tiempo? Hoy es 13, igual la recibo en pocas horas. ¿Y si es que me ha tocado la lotería? No, yo no me hago casos de estos engaña bobos.
Apagué la televisión y puse la radio, no había más que programas matinales, así que también la dejé. Tras eso cogí el movil, tenía varios mensajes de Blas.
<Bro, ¿estás ahí?~ 3:56
<Estoy de fiesta y...joder ojalá sea efecto del alcohol. ~3:57
<Necesito que me digas que Debra está en casa. ~4:01
<ÁLVARO JODER DESPIERTA ~5:33
Vaya, Blas estaba bastante borracho, por no decir que parecía que tenía más alcohol que sangre en el cuerpo. Pero, aunque hubiera bebido, sus palabras me preocuparon ya que Debra llevaba horas sin llegar a casa. ¿Y si la había pasado algo?
Pero la puerta de casa se abrió y allí apareció ella, borracha, con los tacones en la mano y el pelo revuelto.
-¿Dónde estabas? Estás amamantando a un bebé, no puedes cogerte semejantes pedos.
-Sh Sh Sh, hablas mucho.
Se fue hasta la habitación y la seguí. Dudaba de quien estaba mas borracho, si Blas o ella. Pero deducí que ella, ya que vomitó en la alfombra y luego empezó a reírse como una hiena.
-Dime que hiciste anoche.
-Beber.
-Blas te vio.
-¿Qué? Joder, mira...yo...hablamos luego.
La costaba pronunciar y marcaba demasiado la "r". La di golpecitos con el índice en el hombro hasta que despertó, mirándome con una gran mirada de odio. Levanté una ceja y esperé a su respuesta.
-Que sí, joder, que te engañé. Ahora déjame dormir.
-¿Qué coño acabas de decir? ¡ME DEDICO A CUIDAR DE NUESTRO HIJO Y TÚ DE MIENTRAS TE DEDICAS A METERTE EN LA CAMA DE EXTRAÑOS! Mira Debra, vete a la mierda y vete de esta maldita casa.
-Tecni...técnicamente, -Reprimió una arcada y siguió hablando- has dicho unas...a ver...dos cosas que no son ciertas. Uno, ese no es tu hijo, y dos, él no es un extraño. Él es padre de mi hijo.
-¿Qué?
-Joder, no llores.
La tarotista quizás si que tenía razón al fin y al cabo, iba a recibir una mala noticia. ¿Dónde estaba esa buena que me compensaría?
Dejé a Debra dormida y borracha como una cuba, y fui hasta la habitación del bebe. Quizás no era mi hijo, pero no le podía dejar con semejante persona en tales condiciones.
O quizás estaba tan borracha que no sabía lo que decía y si que es mi hijo.
Mario empezó a llorar en cuanto salimos de casa, y yo con él. Ambos en el descansillo, llorando. Yo apoyado en la puerta, él en mis brazos. ¿Qué sería de nosotros ahora?
Entonces miré al frente y me acordé de que en el bolsillo de la chaqueta, aun tenía las llaves del piso que se le habían caído a Alberto. Pero no podía entrar descaradamente, lo mejor era llamar y esperar a que él estuviera dentro y me dejara pasar.

*Narra Sandra*
Unos golpes en la puerta, flojos pero lo suficientemente fuertes para despertarme. Miré el reloj, las 7:32. ¿Quién diablos llamaría a mi puerta a esas horas? Esperé a que Alberto abriera, pero su sueño tendría que ser realmente profundo, porque se le oía roncar. Así que me tocaba abrir a mi, que bien.
Cuando abrí la puerta me encontré con lo último con lo que  pensaba encontrarme. ¿Qué hacia él allí? ¿Por qué con un bebe y una mochila en brazos?
Él debió de pensar lo mismo, porque su expresión facial cambió por completo al verme. Juraría que tenía los ojos en lagrimas.
Ninguno dijo nada, nos quedamos apreciando los ojos verdes de cada uno, como la primera vez que nos vimos. No es que sobraran las palabras, es que ninguno sabía que decir.
Pero Alberto, el oportuno de Alberto, apareció y un "mierda" se escuchó procedente de él.
-Bu...buenos días Álvaro. ¿Vienes a traerme la llave?
-Dijiste que no te había dado la llave.
Alberto elevó los hombros y se tumbó en el sofá. El bebe empezó a llorar y Álvaro le meció hasta que calló. Sin poderlas parar, las lagrimas resbalaron por mi mejilla. Álvaro me miró preocupado.
-¿Estás bien?
Negué con la cabeza y abrí del todo la puerta, invitándole a pasar. Rápidamente dejó al bebé en el sofá y se acercó a mi.
-¿Quieres decirme qué te pasa?
Me secó las lagrimas y sonrió. Dios, había echado tanto de menos esa sonrisa sin saberlo.
-¿Recuerdas cuando nos vimos hace un par de meses?
Me sentí estupida al decir eso, ¿cómo se iba a acordar? Quizás ni me estaba mirando a mi. Pero sí se acordaba, ya que asintió.
Me sentía como una adolescente, como cuando éramos pareja. Mis mejillas ardían y me daba vergüenza mirarle a los ojos, así que miré a Alberto. Él estaba acariciando la mano del bebé.
-¿Me vas a seguir contando por qué estás así?
-Sí, perdón. Bueno, no se si recodarás eso pero yo estaba embarazada.
Asintió y miró mi abdomen. Rápidamente se dio cuenta de que había perdido al bebé, y me abrazó. No conté los segundos, pero estuvimos bastaste abrazados. Necesitaba un abrazo así, no, le necesitaba a él. Aun seguía enamorada de él y no lo sabía. Tantos años y no me había dado cuenta de lo evidente, le seguía queriendo.

En busca de su sonrisa {Auryn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora