La carta estaba ya escrita, no había vuelta atrás. La decisión estaba tomada.
Pero no podía dejar esas palabras a su suerte, necesitaba que alguien de confianza, por así decirlo, se hiciera cargo de ella. Así que pensó en la única persona que le caía bien en ese recinto, y decidió que esperaría un día para morir, ya que antes tenía que entregarle la carta.
Así que me puse en camino a la cafetería, sabía que los jueves su guardia estaba ahí. Le busque entre todos los guardias que había, pero no le encontraba. ¿Dónde se había metido? Mi pregunta tardo bien poco en ser respondida, ya que apareció por la puerta y justamente, preguntando por mi.
-Norman, llevo un rato buscándote, pensaba que te habías fugado.
Reí y toqué nervioso la carta. No sabía como decirle esto...como decirle que en un día justo la leyera. Pero tenía que hacerlo de alguna forma.
-Quería pedirte un favor.
-Vale, pero antes acompáñame, tienes visita.
Oh no, no, no y no. Seguramente sería Sandra y bueno...no estaba con las fuerzas necesarias para mirarla, mas que sea, a la cara. Era un maldito cobarde, sí, lo sabía.
-No quiero ver a nadie.
-Es tu abogado.
-Si ya tengo la sentencia puesta.
-Ni idea, quizás por buen comportamiento puedas salir antes y te quiera informar de eso.
Me di por vencido y acepté ir con él. Solo seria media hora escasa de charla si llegaba y adiós.
Crucé el largo y estrecho pasillo que comunicaba el comedor con la sala de visitas, con un hombre armado cada diez metros. Allí no se fiaban de nosotros, todo estaba perfectamente controlado.
Al llegar me senté en una mesa para esperar a Roberto, quien me llevaba el caso. Mi sorpresa fue ver aparecer a otro hombre al que nunca había visto y que, de primeras, no me dio una buena impresión.
-¿Quién eres? ¿Y Roberto?
-Créeme si te digo que esas preguntas, tras lo que te voy a decir, serán lo ultimo que te preocupe.
-¿Qué?
Se rió y miró a su alrededor. Solamente estaba yo, sentando en una de las dos sillas existentes de la enana habitación a la que me habían mandado. ¿Qué buscaba?
-¿Sabes quién soy?
-No, pero sé que la memoria bien no te va. Lo primero que he hecho es preguntar quién eras.
-Bien...así que no sabes quien soy pero, ¿sabes quién sí lo sabe?
Negué con la cabeza y me rasqué la nuca. No entendía a ese hombre. Miré fijamente el tatuaje que tenía en el cuello mientras rebuscaba en su maletín, sacando algo de un doble fondo. Lo que buscaba era un sobre, el cual deslizó sobre la mesa hasta mi.
-Mira, yo tengo algo que quieres y tú tienes algo que quiero. Abre eso cuando llegues a tu celda, no antes. Mañana volveré, ¿sí? Como cuando venga no tenga una respuesta quiero que sepas que alguien morirá.
-¿De qué coño vas? Explícate.
-Mira el sobre y sabrás.
Dejó de prestarme atención y salió de la habitación, pero dejando la puerta abierta, por lo que pude ver como hablaba con un hombre que me había escoltado hasta ahí. No pude resistirme y abrí el sobre, la curiosidad me mataba. Pero ojalá no haber abierto eso nunca.
Simplemente una foto, una polaroid, fue suficiente para hacer que todo mi vello se pusiera se punta.
Era ella, con una tela en la boca que la impedía hablar. Lloraba, en su rostro se veía claramente una impotencia enorme. Estaba atada a una silla.
Arrojé todo sobre la mesa, sin ver nada mas, y me lancé sobre ese hombre.
Yo lloraba, gritaba, no podía controlarme.
El securata me apuntó con su pistola, pero, aún sin saber como, acabó tirado en el suelo desangrándose. Miré al frente y vi a Manolo. ¿Por qué había disparado? Tampoco quería saberlo, simplemente seguí en mi pelea con ese tipo.
Había hecho daño a Sandra, estaba sufriendo y él tenía la culpa.
Apenas podía ver bien debido a las lagrimas, pero veía lo suficiente para saber que su cara estaba llena de sangre. Pasados dos minutos ya no opuso resistencia. Había muerto. Había muerto en mis manos. Había matado a un hombre. Había matado a un hombre con mis manos.
Manolo nos miraba asombrado.
-Te...te has cargado a un matón de la mafia.
-¿Qué?
Desnudó al hombre al que acababa de matar y me lanzó su ropa, antes quitándose su chaqueta.
-Ponte esto también por encima, para que no se note la sangre. Vámonos, están distraídos con una pelea en el patio pero no tardarán en venir.
Me vestí todo lo rápido que pude y cogí el sobre, no podía dejar eso ahí, y le seguí.
No hice preguntas, simplemente pisaba sobre sus pisadas. Así llegamos hasta el almacén de comida, y nos montamos en un camión. Me miré en el reflejo de la ventanilla antes de montarme. Parecía un hombre normal, un hombre bueno, un hombre que merecía la pena.
Até mi cinturón y me callé durante tres canciones cutres, hasta que no pude aguantar.
-Creo que me merezco una explicación.
Suspiró y bajó el volumen de la radio, pero no habló. ¿A qué esperaba?
-JODER, DIME POR QUÉ COÑO HAS HECHO ESO.
-Shh, necesito concentrarme.
-NI SHH NI MIERDAS EN VINAGRE.
-Mmmm tiene que saber mal.
-Vete a la puta mierda, me bajo.
-Yo que tú no lo haría, nos están buscando. Aunque aún estarán mirando por la carcel.
-Explícame esto.
-Estoy de camino a donde está Roque.
-¿Quién?
-Tu hermano.
-Yo no tengo ningún hermano que se llame así. Mi hermano se llamaba Merle.
Tenía un nudo an el estomago al pensar en él. Cada vez que cerraba los ojos le veía, le veía morir.
-Pues tienes mas de un hermano, tienes tres.
-¿Qué?
-Creo que debería de contarte todo bien, ¿no?
-Pues sí.
-Bien...me llamo Manolo, pero eso ya lo sabes. Nací fruto de una relación extra matrimonial de tu padre con mi madre cuando ella estaba de viaje. Pero iba a Irlanda de vez en cuando, no solo de turismo, sino por tu padre, nuestro padre. Somos hermanos. De ahí también salió Roque. Tiene un pequeño retraso mental, no te asustes. Y tienes otro, pero de él sólo sé lo que he investigado. No pongas esa cara, ni que hubieras visto un fantasma. Bueno, el otro es muchísimo más joven, le tuvo antes de morir. Tiene 27 años, se llama Alberto. Sí, es quien crees. A lo que iba, estuve investigando para encontrar a mis hermanos y di con vosotros tres. Al principio Merle pasaba de mi, hasta que se dio cuenta de que, junto a Roque, podríamos hacer una gran estafa. En esta última no me llamó, pero sí me informó de que, si pasaba algo, cuidara de ti. Y eso estoy haciendo. Al hombre que te ha ido a ver ahora le conozco, Merle me enseñó fotos. Fue quien le cortó la mano.
ESTÁS LEYENDO
En busca de su sonrisa {Auryn}
Fanfiction"Te juro que aunque sola, sobreviviré. " Si te gustó "Smile for me" y te quedaste con ganas de mas, esta es su continuación. Sobra la descripción, ya sabéis de qué trata si os habéis leído la primera parte.