Capítulo 3.

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No importa dónde esté,
Ni adónde vaya,
Siempre me perseguirá,
Y arrancará las sonrisas,
Palabras y miradas,
Que alguna vez me hicieron feliz.

-Él me hacía feliz -le dije a Light cuando salimos de la heladería y nos adentramos en el bosque, apartados de todo.

-Lo sé.

-Lo extraño, ¿sabes? Y duele saber que no ha cambiado.

-¿Lo has visto? -preguntó con el ceño fruncido mientras me miraba.

-Sí -afirmé con los ojos cerrados mientras secaba las lágrimas que empezaban a salir -. Aún bebe, y tiene otra esposa, creo que también le pega, y es horrible porque, la conocí y ella es muy buena persona.

-¿No te cae mal?

-¿Quién? -pregunté mirando hacia abajo.

-La esposa de tu padre.

-No. Ella no hizo nada.

-¿Y cómo es que la conoces?

-Voy a su casa por lo menos una vez al mes. No he ido ya desde hace como tres meses. Y no sé cómo esté.

-En tres meses puede pasar mucho, Dark.

-No lo sé. No creo que haya dejado la bebida.

-A lo mejor sí. Quién sabe y se aparece un día de estos a tu casa para pedirte perdón por lo que hizo, a ti y a tu mamá.

-Sigue soñando, Ligth -le dije sonriendo.

-Ten esperanzas, ¿sí? No siempre tienes que ser tan negativa y pensar que nada bueno pasará.

-Pero es que nada bueno pasará, nunca.

-Te prometo -dijo luego de un rato de silencio- , que cambiaré esa idea. Te prometo que no seguirás pensando así. Yo te haré cambiar.

-Ya no puedo cambiar -susurré- , ya no.

-Eso es lo que haré. Ya no pensarás así.

-Tú puedes hacer lo que quieras -le dije mirándolo.

-Tú también. Puedes ser y hacer lo que quieras, y lo sabes, sólo que no quieres aceptarlo.

Suspiré.

-¿Qué hora es? -pregunté.

Sacó su teléfono y miró.

-5:32.

-¿Quieres quedarte a ver cómo se mete el sol? -le pregunté sonriendo mientras miraba al horizonte.

-Se supone que yo debería decir eso -dijo sonriendo.

-Pues, ya lo dije yo.

Rió.

-Está bien.

-Está bien -repetí sonriendo.

-Me encanta esto -dijo luego de un rato.

-¿Qué?

-Me encanta estar en está pequeña montaña, sentado en esta pequeña roca, junto a esta pequeña pero gran chica, mirando al inmenso sol perderse entre los aún más pequeños árboles.

-A mí también me gusta estar aquí.

-Contigo. Tenías que decir contigo, o sea conmigo -dijo serio.

-¿Ah?

-Era una broma, Luz -dijo riendo-. Deberías divertirte más.

-No tengo con quien -dije mirando al frente.

Luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora