El desastre antes de lo bueno
Lo bueno antes del desastre.
Todo tiene solución,
Recuerdalo.Sus ojos pesaban y su cara estaba empapada de lágrimas, respiraba entrecortadamente y apenas podía hablar. Antes de decirle que pasara, lo abracé con todas mis fuerzas, en silencio.
Cuando entramos y se calmó, por fin pudo hablar.
-Gracias, Luz -dijo mientras se sentaba.
-De nada. ¿Qué es lo que pasa? -le pregunté suavemente.
-Hoy fui a la casa de la abuela y... ella estaba en el piso -sus sollozos eran cada vez más fuertes - . Cuando me acerqué a ella estaba en el suelo, no respiraba. No respiraba, Luz. No lo hacía. No lo hacía. No lo hacía -se rompió de nuevo.
-Ya, no tienes que contármelo -le susurré mientras me acercaba a él.
Escondió la cabeza en el hueco de mi cuello y lloró en silencio. Yo tampoco dije nada. Momentos más tarde, me dijo que se tenía que ir. Me dio las gracias y se fue con los ojos apagados.
Al día siguiente no fue a mi casa para ir a la escuela. Tampoco llegó a la escuela.
-Luz -me llamó alguien desde atrás.
Me giré para ver, reconocía su rostro, pero no sabía su nombre.
-Supe lo de Adam, ustedes han pasado tiempo juntos y son amigos, así que creo que tú también la estás pasando mal. Quiero que sepas que lo siento, por favor, díselo -concluyó.
-Gracias...
-Camila. Estudio contigo, en tu sección. Siempre estás apartada. Por eso me sorprendió un poco lo de Adam. ¿Son novios? ¿O sólo...?
-¡No! -me apresuré a decir- No somos novios, sólo somos amigos. Gracias, Camila. Le diré lo que me dijiste. Adiós -me di la vuelta y salí del comedor de la escuela.
Supongo que a mí también me sorprende no saber los nombres de mis compañeros de clase, no es que me importe mucho, pero sería bueno e ideal que los supiera... ¿no? Caminé hasta la parada de autobuses, decidiéndome entre si ir a la casa de Light o no. Necesita tiempo para superar esto, y qué mejor que hacerlo con su familia, apartado de todo, ¿no? Suspiré y negué con la cabeza. Necesito verlo y saber cómo está.
-Hola, Luz.
Volteé la vista y vi a un chico de pelo negro subir al autobús detrás de mí. A éste sí que no lo había visto.
-Hola -saludé mientras seguía caminando. Me senté y él se sentó junto a mí.
-Mi nombre es Marco, soy primo de Adam. Me ha hablado de ti, ¿vas a su casa?
-Sí, allá voy.
-Perfecto, yo también, ¿puedo acompañarte?
-Pues... ya te sentaste aquí.
Rió suave, sonreí y aparté la mirada, hacia la ventana.
-Eres muy amiga de él, ¿no es cierto? -preguntó segundos después.
-No lo sé, lo conozco desde hace poco.