Capítulo 10.

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El desastre antes de lo bueno
Lo bueno antes del desastre.
Todo tiene solución,
Recuerdalo.

Sus ojos pesaban y su cara estaba empapada de lágrimas, respiraba entrecortadamente y apenas podía hablar. Antes de decirle que pasara, lo abracé con todas mis fuerzas, en silencio.

Cuando entramos y se calmó, por fin pudo hablar.

-Gracias, Luz -dijo mientras se sentaba.

-De nada. ¿Qué es lo que pasa? -le pregunté suavemente.

-Hoy fui a la casa de la abuela y... ella estaba en el piso -sus sollozos eran cada vez más fuertes - . Cuando me acerqué a ella estaba en el suelo, no respiraba. No respiraba, Luz. No lo hacía. No lo hacía. No lo hacía -se rompió de nuevo.

-Ya, no tienes que contármelo -le susurré mientras me acercaba a él.

Escondió la cabeza en el hueco de mi cuello y lloró en silencio. Yo tampoco dije nada. Momentos más tarde, me dijo que se tenía que ir. Me dio las gracias y se fue con los ojos apagados.

Al día siguiente no fue a mi casa para ir a la escuela. Tampoco llegó a la escuela.

-Luz -me llamó alguien desde atrás.

Me giré para ver, reconocía su rostro, pero no sabía su nombre.

-Supe lo de Adam, ustedes han pasado tiempo juntos y son amigos, así que creo que tú también la estás pasando mal. Quiero que sepas que lo siento, por favor, díselo -concluyó.

-Gracias...

-Camila. Estudio contigo, en tu sección. Siempre estás apartada. Por eso me sorprendió un poco lo de Adam. ¿Son novios? ¿O sólo...?

-¡No! -me apresuré a decir- No somos novios, sólo somos amigos. Gracias, Camila. Le diré lo que me dijiste. Adiós -me di la vuelta y salí del comedor de la escuela.

Supongo que a mí también me sorprende no saber los nombres de mis compañeros de clase, no es que me importe mucho, pero sería bueno e ideal que los supiera... ¿no? Caminé hasta la parada de autobuses, decidiéndome entre si ir a la casa de Light o no. Necesita tiempo para superar esto, y qué mejor que hacerlo con su familia, apartado de todo, ¿no? Suspiré y negué con la cabeza. Necesito verlo y saber cómo está.

-Hola, Luz.

Volteé la vista y vi a un chico de pelo negro subir al autobús detrás de mí. A éste sí que no lo había visto.

-Hola -saludé mientras seguía caminando. Me senté y él se sentó junto a mí.

-Mi nombre es Marco, soy primo de Adam. Me ha hablado de ti, ¿vas a su casa?

-Sí, allá voy.

-Perfecto, yo también, ¿puedo acompañarte?

-Pues... ya te sentaste aquí.

Rió suave, sonreí y aparté la mirada, hacia la ventana.

-Eres muy amiga de él, ¿no es cierto? -preguntó segundos después.

-No lo sé, lo conozco desde hace poco.

Luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora