Capítulo 8.

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"Él tenía cáncer, ya había perdido la batalla; ella tenía una vida, en su interior ya estaba vacía."

Allí estaba mi padre, hablando con mamá, no debería sentirme sorprendida, pero al notar las lágrimas descendentes del rostro de mi madre, fue lo primero que pude hacer. Ella lloraba, y él hablaba, no pude ver su rostro ya que estaba de espaldas a la puerta, pero por el tono de su voz, deduje que, o estaba a punto de llorar, o ya lo estaba haciendo. Más que hablando, estaban susurrando; miré a la ventana de atrás, y vi su auto vinotinto, fue por eso que no lo vi cuando llegué con Adam. ¡Adam! Me di la vuelta rápidamente para comprobar que se había ido, un alivio enorme recorrió mi cuerpo cuando las luces del auto estaban ya lejos, privados de lo que sea que esté o vaya a pasar aquí.

Me di cuenta de que la sensación de sorpresa no fue sólo por las lágrimas de mi madre, sino también porque no puedo recordar una sola conversación de ellos que no haya terminado en gritos y golpes. Me percaté de que ellos aún no se daban cuenta de mi presencia, tampoco es como si yo quisiera que lo hicieran. Hice todo lo posible por llegar a las escaleras sin hacer ruido alguno, gracias al cielo, lo logré. Suspiré aliviada cuando entré a mi habitación; colgué el bolso en el perchero y me quité la chaqueta, la arrojé a la cama e hice lo mismo conmigo, me dejé caer boca abajo, mientras las lágrimas corrían por mi rostro. ¿Por qué estoy llorando? Porque esto es nuevo, y no tengo idea de lo que pasará después. ¿Y eso qué? No lo sé, nunca sé nada. Me levanté de la cama, sequé mis lágrimas e intenté calmarme, serenarme y pensar con claridad, mientras tanto, me cambié de ropa, me hubiera gustado bañarme, pero no me atreví a salir de mi cuarto, por temor a que me vean. No quiero hablar con ellos, de verdad que no quiero, sólo necesito distraerme.

Busqué en mi teléfono el número de Adam, agendado como Light; vacilé un momento, considerando si llamarlo o no. Me dijo que lo llamara cuando lo necesitara, y ahora lo necesito.

-¿Hola? -contestó al tercer tono.

-Soy... -tartamudeé.

-Luz -completó.

-Sí -suspiré.

-¿Qué pasó? -preguntó preocupado.

-Es... sólo que... -inhalé, exhalé... y rompí en llanto- . No sé cómo sentirme. Mi mamá y mi papá están hablando en la cocina, estoy en mi cuarto y no sé qué debería pensar acerca de eso. ¿Debería estar bien? Me han pasado muchas cosas, no sé qué hacer ni pensar, por favor ayúdame.

-Supongo que deberías estar bien, pero no lo sé... -titubeó- ¿Quieres que te cuente una historia? -preguntó de pronto.

-No lo sé, sólo si tu quieres hacerlo -sorbí por la nariz mientras me sentaba en mi cama- . Por favor hazlo -reconsideré.

-Ésta era una chica que amaba la lluvia, nadie sabía porqué, puede que sea una rareza, ni siquiera ella lo sabía, pero la lluvia la hacía sentir viva, libre y llena de alegría; todas las tardes cuando llovía, ella salía corriendo de su casa, un día, se tropezó con un chico de tez pálida, tuvieron una pequeña discusión, pero al final él la acompañó hacia donde ella iba: a ninguna parte. ¿Estás escuchando? -preguntó al escuchar mi silencio.

-Sí, claro -susurré mirando al vacío, visualizando la historia que me contaba.

-Bueno -suspiró- . Charlaron mientras caminaban, se conocieron poco a poco.

》-¿Cuál es tu animal favorito? -le preguntó ella una vez.

-La mariposa... aunque técnicamente es un insecto -le respondió él.

-¿Por qué?

-¿Ves esa de allí? -señaló a una pequeña mariposa morada que intentaba aletear bajo la lluvia. La chica asintió con la cabeza- Me encanta su perseverancia, a pesar de ser pequeña, no se rinde, al menos no tan fácilmente, pueden parecer frágiles, pero la verdad es que pueden ser más fuertes que otros animales; me gusta que haga lo que sea para lograr su objetivo, me gusta que vuele bajo la lluvia, demuestra su fuerza y valentía, es perseverante y constante.

Luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora