Capítulo 7.

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Sólo... ¿por qué?
¿Por qué?
¿En serio es tan difícil?
No lo entiendo, y creo que nunca lo haré.

El sonido de alguien tocando mi puerta me hizo saltar de un brinco.

-¿Luz? -pregunta la voz de mi madre desde afuera.

-Pasa -le digo a la vez que me incorporo y me seco las lágrimas.

-Hace un rato que llegué, como no bajaste, quise subir para verificar que estés bien -dice mientras se sienta en la orilla de la cama

-Sí, lo estoy -miento.

-¿Cómo te fue?

-Bien, gracias, ¿y a ti?

-Muy bien, estoy algo cansada, tuvimos mucho trabajo hoy.

-Papá vino.

-¿Qué? -pregunta con los ojos abiertos.

-Sí. Fue a buscarme a la escuela, tiene un auto y trabajo, por cierto -digo en voz baja.

-¿Y qué te dijo?

-Me pidió perdón por todo, y también me dijo que vendría pronto para hablar contigo. También te pidió perdón. Y está arrepentido -soy consciente de que lo digo como si no importara para nada, cuando en verdad es casi el mundo para mamá.

-Bueno, eso es... estupendo, ¿no? -¿por qué todo el mundo dice eso?

-Sí -digo levantando los hombros con indiferencia.

-¿Qué hiciste? -y sé a lo que se refiere.

-Lo perdoné.

-¿Estás bien con eso? -preguntó mirándome mientras ponía una mano en mi muslo.

-Creo que sí.

Sus ojos marrones seguían fijos en lo míos.

-No lo sé -le digo suspirando. No tiene sentido que siga ocultándolo.

-No sé cómo sentirme -confieso mientras me recuesto en su regazo.

Ella acaricia mi pelo mientras habla.

-Está bien, hija. Tienes todo el derecho de no saber cómo sentirte. Te agradezco que lo hayas perdonado, guardar rencor no es saludable, en ninguno de los sentidos.

-¿Lo perdonarás? -susurro.

-Sí -suspira- . Ya lo hice, desde el momento en el que se fue.

Admiro a mamá. No se quedó llorando cuando mi papá nos abandonó, ella puso cara dura y luchó por sacarnos a ambas adelante. Ha sido mi héroe desde entonces. Imagino que le dolió, sé que le dolió, y la admiro por haberse mostrado tan valiente en esos momentos tan difíciles para ambas.

Me quedé en silencio, viendo hacia el infinito mientras ella seguía acariciando mi pelo. No sé en qué momento se fue, pero en la mañana me despertó el vibrar del teléfono y el sonido de la alarma junto a él. Me levanté a rastras, restregándome los ojos por el sueño, me duché y cepillé, vestí y peiné, esperé a que mamá se fuera para salir minutos después que ella.

-Hola, Luz -dijo Adam con una sonrisa mientras yo abría la puerta.

-¿Hola? -pregunté con el ceño fruncido- No sabía que vendrías -le dije mientras cerraba.

-Lo sé, quería sorprenderte -me volteé a mirarlo y estaba sonriendo, le devolví la sonrisa de buena gana.

Empezamos a hablar mientras íbamos caminando a la parada de autobuses, cuando llegamos a la escuela estuvimos bromeando con sus hermanos hasta que se fueron a clases y nosotros también, al salir, Light me recordó lo de ir a conocer a sus padres y sus hermanos.

Luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora