La cita.
Llevaba varias semanas sin saber nada de Evan. Al parecer estaba de viaje con su padre. O eso era lo que mostraba en su blog de Tumblr.
Su última fotografía era lo más cercano al paraíso. Y lo más cercano al infierno, también.
A pesar de correr el riesgo de que Mike la encontrara, la almacené en la galería de fotos de mi teléfono.
Su sonrisa era radiante. Presumía un nuevo tatuaje en su brazo derecho. Pero mi mayor adicción a la foto, eran sin duda alguna sus lunares. Estaba enamorada de los lunares en todo su cuerpo.
Soñaba con contarlos todos algún día y la sensación de culpa no demoraba en aparecer por tener ese deseo.
Mi nariz estaba mucho mejor. Aunque aún debía cubrirla con un poco de maquillaje. Al menos ya no había vendas ni pomadas.
Esa tarde me quedé en casa de Mike, tratando de matar mis bobos pensamientos hacia Evan.
Había algo en mí que sabía que las personas como Evan, no terminaban con personas como yo. Era imposible. Él podría estar con Megan Fox si quisiera.
Di un par de vueltas en la cama, Mike se acercaba cada vez que intentaba poner distancia entre nosotros. Algo había cambiado. Estar a su lado ya no se sentía lo mismo.
Sin mencionar lo difícil que se había vuelto llamarlo por su nombre y no nombrar a Evan por error.
Él me mataría si lo llamaba Evan. O peor aún Rose me mataría a mí.
Me estaba torturando a mí misma. Estar con Mike ya no me hacía tan feliz. Pero había algo en mí que no quería dejarlo, no quería herirlo y sobre todo, no quería que él, sus padres y mi prima me odiaran por estar teniendo sentimientos por otro chico.
Se suponía que estar con Mike era lo correcto. Y eso es lo que haría. Este capricho que me estaba creando por Evan tarde o temprano tenía que acabar.
Me recosté en el respaldar de la cama, Mike entrelazó sus piernas con las mías.
Saqué un cigarro de la mesita de noche y un encendedor de mi pantalón. Lo encendí y di una gran bocanada de humo. Mike odiaba que fumara, pero dejó de luchar contra ello después de cuatro meses de relación. Terminó por fumar conmigo de vez en cuando.
Hice un anillo de humo, que luego fue atravesado por un anillo más pequeño.
Acaricié el cabello de Mike que estaba posado en mi estómago. Me sentí un poco triste al ver que él no tenía lunares para contar.
Nada más que un pequeño lunar detrás de su oreja.
Salí de su habitación un rato más tarde en busca de un poco de café, no sin antes botar la colilla de mi cigarro.
La señora Emily estaba en la cocina preparando la cena.
—¿Querida estas ocupada?
Le dediqué una sonrisa.
—¿Qué necesita?
—¿Podrías meter el pollo al horno?
Asentí con la cabeza e hice lo que me ordenó.
—No quiero ser una entrometida cariño. Pero te he notado diferente estos días. ¿Está todo bien?
—¿A qué se refiere?
—Cielo, te conozco hace mucho y puedo saber que algo ha cambiado.
Me sonrojé. ¿Cómo podría decirle a ella que comenzaba a tener sentimientos por alguien que no era su hijo?
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Bonita Pesadilla.©
Teen FictionNo todo lo que ves, es lo que es. Sobre todo cuando viene en una envoltura sexy e irresistible. Evan Roberts es sinónimo de problemas. Nunca imagine que me cruzaría en la vida del chico que me volvería loca. Y al que amaría como a nada en esta vida...