Nota 2.

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Enamorándome de la chica del cabello Violeta.


   Ese día en particular, estaba harto de la basura del día a día, quise salir a caminar un rato por la noche. Mis hermanas menores no paraban de hablar de lo maravillosa que era la vida, sobre todo de lo geniales que eran sus fines de semana con una «hermosa niñera de cabello extraño». Eso es lo que ellas decían.

Mis ojos estaban cansados y el sueño de las nueve de la noche comenzaba a abrumarme. Por lo que decidí enviarle un texto a Malcom:

*Viejo, trae tu culo aquí. Estoy cansado y con sueño. Estoy al lado de una parada de autobús.* —añadiendo un mapa con la ubicación.

Lo recuerdo como si hubiese sido ayer.

Estaba en ese frío lugar, a punto de quedarme dormido, cuando una figura se sentó a mi lado. Pude ver por el rabillo de ojo que me observaba con demasiada atención.

Quise intimidarla, diciéndole que una fotografía le duraría más. Sin imaginarme que ella, literalmente me tomaría una foto. Me giré para verla. La mujer más hermosa que vi, después mi madre. Su piel levemente enrojecida por el frio, y su largo cabello violeta era enloquecedor.

—Wow... Tu... Eres la criatura más hermosa que mis ojos han podido presenciar; bueno después de mi propio reflejo claro está —recuerdo haberle dicho. Porque lo era.

Instintivamente la fotografié con mi teléfono. Dándome cuenta que cada característica concordaba con la descripción de mis hermanas. Ellas realmente no mentían.

Verla partir por ese autobús encendió una mecha de adrenalina en mí que no sabía que tenía.

¿Y si no la volvía a ver? ¿Y si es ella el alma gemela de la que mi padre me habló?

No estaba listo para encontrar al amor de mi vida. No quería convertirme tan pronto en alguien como mi padre. Quien desperdició su única oportunidad de amar y ser amado. Hundiéndose en la miseria total. Toda mi vida dio un giro desde ese día que mis ojos la vieron por primera vez.

La primera vez que golpeé a una chica en nariz hasta dejarla inconsciente.

La primera por la cual me escabullí por la ventana de su habitación.

La primera que asusté en su auto mientras conducía.

La primera en lanzar a un lago.

Incluso la primera que soportó mis estupideces, viéndose segura al decirme «me quedo».

No sé si decir con certeza que estoy enamorado. Ella me ha ensañado que para amar hay que atravesar un largo camino, sufrir para darte cuenta que vale la pena.

Pero de algo estoy seguro, al tenerla a mi lado en un cuarto de hotel en Londres, a centímetros de mi cuerpo. Sé que no quiero a nadie más. No necesito una piel que no sea la suya.

Me estoy enamorando de ella. De las cosas que hace, las cosas que dice y su extraña, alocada y dulce manera de ser. Y no quiero que esto acabe, porque temo que ella sea como una estrella fugaz, apareciendo por unos momentos, y su luz solo haya pasado a saludarme. Quisiera seguir escribiendo, pero necesito besarla un poco más...

Bonita Pesadilla.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora