En otra vida, quizá.
Desperté muy temprano, no dormí demasiado en realidad. Todo estaba a punto de cambiar, a un par de horas de dejar atrás todo lo que amaba, comenzar todo de nuevo. Y una parte de mí no quería hacerlo, es difícil tomar una decisión cuando no puedes tener un balance en tus sentimientos.
Colette tuvo su noche de pasión con Jona, no paró de hablar al respecto, a las dos de la madrugada, con dos tazas de café, muchos cigarrillos y dos cervezas. Estaba feliz. Me sorprendió que a pesar de lo que me dijo y lo feliz que la hacía haberlo hecho, dijo que aun así iría conmigo, asegurándome que Jona nos visitaría constantemente, o incluso mudarse con nosotras, espero que el tío Bob no tenga problema con eso.
Un poco antes de tratar de reconciliar el sueño, tuve una pequeña e intensa charla telefónica con Mike.
—Joder —soltó con recelo— ¿Embarazada? ¿Tú?
—No he dicho que lo esté —le corregí, comencé a girar en mi silla, pensando en que no debí haber dicho nada—. Solo me preguntaba qué posibilidades hay de que... bueno, tú sabes.
Lo que paso en el bar, sobre copas y los sentimientos a flor de piel, era nada más y nada menos que una de mis más grandes imprudencias. Lo habíamos hecho sin protección.
—Bueno, cielo; eso o sabremos en un par de semanas.
—¿Debería acudir a la pastilla esa? Creo que es el momento correcto, luego podría arrepentirme.
Un ruido sordo se escuchó al otro lado de la línea. Un quejido.
—No sé qué decir Emma, me refiero. No creo que estés embarazada.
Al poner frente a mí la posibilidad de un mini Evan o una mini Emma, abrumó mis pensamientos. Y también me llenó de un atisbo inexplicable de alegría, al saber que, sería el recuerdo más bello y cercano que tendría de Evan. Me imagine su pequeña carita, pareciéndose demasiado a él, una lagrima corrió por mi mejilla.
—Lo cierto es que este es el momento clave para que decidas que hacer —continuó Mike con voz dulce— Si llegaras a estar embarazada, piensa con claridad cielo ¿Estarías dispuesta a tener, criar y amar a ese pequeñajo?
—No sé qué decir —hablé en tono suave, me había puesto de pie y transitaba alrededor de mi habitación. Colette dormía a un extremo de mi cama, con tapones para los oídos— ya pensaré que hacer.
—Bueno. ¿California eh? —hizo un giro en la conversación y yo se lo agradecí mentalmente—¿Qué posibilidades tengo de volver a verte?
Sopesé mi repuesta, abrí un par de veces la boca y la cerré de nuevo al no saber que decir.
—Solo espero que hacer esto te haga feliz Emma —continuó cuando se dio cuenta de que no sabía que decirle— deseo pura felicidad en tu vida, y por favor, no olvides nunca lo mucho que te amo.
—Fue lindo conocerte —dije simplemente, esbozando una gran, gran sonrisa— Y no olvides lo importante que eres para mí.
Unas cuantas despedidas y constantes «cuídate por favor» después, la llamada finalizó.
No pude dejar de pensar en Evan un solo minuto, estaba perdidamente enamorada, y estaba alejándome de él.
Después de nuestra noche romántica en aquel bar, mientras él dormía, besé por última vez aquellos labios que me volvían loca, le tomé una última fotografía y me fui del lugar.
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Bonita Pesadilla.©
Teen FictionNo todo lo que ves, es lo que es. Sobre todo cuando viene en una envoltura sexy e irresistible. Evan Roberts es sinónimo de problemas. Nunca imagine que me cruzaría en la vida del chico que me volvería loca. Y al que amaría como a nada en esta vida...