Enamorados, eww.
Colette besaba sin parar a Jona, haciendo entendibles los gestos que Rose hacia al verme con Evan. ¿Así de bobos nos vemos todos los enamorados?
Llevaban juntos un par de semanas, por lo que sé.
Me pareció un molesto al principio, que no nos lo hubieran dicho desde que todo comenzó, las mejores amigas se cuentas todas esas estupideces de sentimientos ¿No? No es tan difícil tomar el jodido teléfono, hacer una llamada y decir: Hola, ¿te puedes creer que tus dos mejores amigos se han hecho novios? ¿Qué tal tu día?
Decidí restarle importancia, no era el fin del mundo y, después de todo estaba aquí, restregándose frente a nosotros para probar que están juntos, vaya escena de amor.
Era un alivio, en realidad. Antes de Colette, Jonathan solo tenía ojos exclusivamente para Rose, era gratificante verlo feliz sin Rose, el tipo merecía a alguien en su vida como Colette. Siempre creí que Jona y Colette terminarían solteros y con veinte gatos, no Jona, él tendría reptiles y esas cosas asquerosas de ocho patas.
—Es un hijo de puta —Jonathan habló por lo bajo—. No puedo creerlo Emma, su mundo se cae sin ti.
—No es mi jodido problema —espeté. Porque no lo era más. Si él no era capaz de superar esto, no habría nada que yo pudiera hacer al respecto.
Hubo algo que yo siempre quise, que sin importar las circunstancias o como se tornaran las cosas, yo deseaba que estuviésemos juntos, como pareja o no. Pasamos por cientos de cosas, era mi mejor amigo o algo así. Él juraba tener el mismo ideal que yo, pero hace todo lo contrario. ¿Cómo podría ser parte de su vida con una actitud y acciones tan patéticas como las que estaba mostrándome?
—Podríamos dejar de hablar del tema —Rose sugirió—, no puedo evitar sentirme responsable.
—Quizá porque lo eres Rose —ese fue Jonathan, el desprecio claramente reflejado en cada palabra.
Evan apareció desde la cocina con una bandeja con tazas de café y galletas para todos, la dejó en la mesita frente a nosotros y luego se acomodó a mi lado.
—Como sea es mejor dejar este tema de lado. Lo hecho, hecho esta. Rose cometió un horror fatal —Evan colocó su brazo a mi alrededor, después dio un par de sorbos a su café, continuó— pero importa un carajo porque Violet la ha perdonado. Ustedes dos están juntos —señalo a Colette y Jona con la mano que sostenía la taza—. Yo la tengo a ella. Cualquier cosa del pasado déjenla ahí.
—Tienes razón amigo —Jona le respondió, sonriendo en dirección a Colette y luego a nosotros—, será mejor que todos hagamos las cosas mejor a partir de ahora, por el bien de todos. Nos vamos Col —anunció, poniéndose de pie—, hay cosas que hacer.
Giré la cabeza, con expresión de confusión.
—¿Qué «cosas» son las que ustedes dos tiene que hacer? —dije. ¿Qué otro rollo de cosas estaré desconociendo de estos dos?
—Cena con nuestros padres —Colette sonrió—, mañana. Tenemos que prepararnos.
—¿No es muy pronto?
—No —dijeron ambos al unísono. Al parecer esto iba en serio. Demonios, demasiado serio y demasiado rápido.
—Bien. Que se diviertan o lo que sea —abracé a ambos antes de que desaparecieran por la puerta.
Ni siquiera probaron el café que Evan había preparado, que estaba más que delicioso.
Voldemort me recibió con mucho amor en cuanto crucé por la puerta de mi habitación. Rose lo sobrecargó de amor porque ahora lucia tres veces más gordo.
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Bonita Pesadilla.©
Teen FictionNo todo lo que ves, es lo que es. Sobre todo cuando viene en una envoltura sexy e irresistible. Evan Roberts es sinónimo de problemas. Nunca imagine que me cruzaría en la vida del chico que me volvería loca. Y al que amaría como a nada en esta vida...