Navidad

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Hermione oyó a sus espaldas un "plaf"seguido de:

-¡Levántense! ¡Es navidad!-Escuchó gritos provenientes de la cama de Ginny, y se sentó de un salto en la suya, intentando averiguar la causa del alboroto.

Fred y George se habían aparecido en la habitación, más precisamente en la cama de su hermana menor, quien se sacudía aplastada bajo sus cuerpos.

-Idiotas, ¡salgan de encima! -La chica se movió bajo las mantas, en un intento de tirarlos al suelo-.¡Y fuera de mi habitación!

Los gemelos hicieron caso omiso a lapequeña Weasley, y se acomodaron aun más sobre ella. Hermione los miró con cara de pocos amigos negando con la cabeza. Eran tan inmaduros como Ron, sólo que el doble.

Ginny salió de entre las sábanas, abandonando su plan, y golpeó a sus hermanos con la almohada. La leona, algo somnolienta, decidió ayudar a su amiga: sacó la caja con artículos de Sortilegios Weasley que tenía bajo su cama. Los había guardado allí hacía mucho tiempo, y al fin les había encontrado el uso correcto: atentar contra sus creadores.

Fred y George salieron a toda prisa dela habitación, perseguidos por fuegos artificiales, bombas fétidas y por Crookshanks, que también había sido despertado por los gemelos, y no parecía muy agradecido por ello.

-¡Hay que repetir eso! -exclamó Ginny entre risas, perdiendo de vista a sus hermanos-. Nunca mehabía sentido tan bien tirándole bombas fétidas a alguien.

-También yo -respondió Hermione contagiándose de Ginny, y estallando en carcajadas.

Las Griffindor rieron un buen rato, y luego decidieron cambiarse para bajar a desayunar. No sin antes abrir el primero de los regalos de la pila que se encontraba al pie de sus respectivas camas; ya tendrían tiempo para abrir el resto después.

-Buenos días a todos, feliz navidad-saludó la chica con una sonrisa en el rostro, y su nuevo suéter puesto.

-Oh, te queda precioso, querida.Feliz navidad, por cierto.

-Gracias, señora Weasley.

-Feliz navidad Hermione... ¡Harry,maldita sea, tienes miles de regalos en la habitación! -exclamó Ron bajando tras Hermione.

-Ronald Bilius Weasley, el noventa por ciento de los magos en el mundo me odia, o cree que soy un niño consentido en busca de atención que se esconde detrás deDumbledore. No creo que haya muchas personas tomádose la molestia de enviarme un "regalo" para navidad. A menos que sea Voldemort. Él si me aprecia.

-Hay siete lechuzas que acaban de dejar regalos para ti, Harry, yo creo que tienes o muchos admiradores, o muchos enemigos. ¡Espera, creo que uno era un pastel de parte de Hagrid! ¡Ten cuidado al abrirlo!

-Que no recibo tantos regalos de navidad, Ron.

«No al menos desde que Sirius murió» pensó para sí Hermione, mirando con algo de tristeza a su amigo al recordar a Canuto; pero prefirió callar. Harry aún no había superado la muerte de su padrino.

Ron no tardó en centrar toda la atención en el desayuno que había frente a él, así que todos se sentaron a desayunar entre risas y bromas.

Finalmente, pasaron horas y horas abriendo regalos, por turnos. Las lechuzas que habían lllegado aquella mañana pertenecían a Dumbledore, Luna, Neville, Dobby, Hagrid, Remus y otro de la Orden del Fénix; y todos eran, como Ron había dicho, para Harry.

Pero la leona no se había quedado atrás. Sus padres le habían dado dos días antes su regalo, que consistía en un libro muggle.

Fred y George le enviaron otra caja deproductos de su tienda, esta vez de los más recientes y novedosos. Lástima que los gemelos ya habían olvidado el incidente en lahabitación de Ginny aquella misma mañana. Y Harry le había regalado un juego de plumas y tinteros nuevos, de diferentes colores para variados usos.

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