(Este capítulo transcurre antes del partido de Quiddich, durante las vacaciones de invierno, pero luego de Navidad.)
La noche ya había caído sobre la mansión, y no se oía más que el ulular de las lechuzas en los alrededores de la gigantezca casa. Lucius y Narcisa, los dueños del caserío, aún no habían vuelto de Escocia, pero eso no impedía que aquel lugar se encontrara en constante movimiento.
Los mortífagos entraban y salían a todas horas despreocupadamente, tomándose libertades y utilizando habitaciones. En especial Bellatrix, quién pasaba gran parte de su tiempo en las mazmorras, divirtiéndose con los prisioneros de su Señor o dando instrucciones a quien se cruzara en su camino; incluyendo a su sobrino Draco.
Aunque aquella noche, todo se encontraba en calma, en la tranquilidad que se siente antes de una tormenta; de la que trae consigo una pesada inquietud que todos intentan disimular.
Habían pasado un par de días después del exitoso ataque a La Madriguera de los Weasley; y todos se encontraban reunidos por orden de Lord Voldemort, sin saber bien el motivo por el que los habían convocado allí. Draco tragó saliva, mirando incómodo a los mortífagos que se encontraban sentados frente a él, en la gran mesa rectangular de su familia.
Nadie parecía prestarle atención, mientras esperaban que Bellatrix y el Señor Tenebroso llegaran. Los magos cuchiceaban entre ellos por lo bajo, algunos lanzando fugaces y asustadas miradas hacia la puerta, y otros luciendo despreocupados una sonrisa de satisfacción en el rostro.
El chico se preguntó que querría el Señor Tenebroso ahora, pues no esperaba que hiciera alguna mención del incendio de la casa de los traidores a la sangre.Al contrario, por su cabeza se atrevía a imaginar nuevos planes que incluyeran torturas, asesinatos y saqueos, lo que no le extrañaba que Lord Voldemort pudiera pedirles. Aunque claro, no esperaba encontrarse incluído en aquellas misiones.
Apretó los labios hasta convertirlos en una fina linea inexpresiva en su rostro; cuando oyó la puerta de la sala abrirse a su izquierda. Las gigantescas y pesadas piezas de roble y metal crujieron al moverse, permitiendo entrar al Señor de las Tinieblas seguido de Bellatrix y Severus.
—¡Ah! Aquí están, mis fieles seguidores. —Exclamó con falso entusiasmo en su siseante voz.— Me alegra tenerlos de nuevo ante mí. Estoy muy orgulloso del increíble trabajo de la otra noche —una burda sonrisa broto de sus labios, mientras se paseaba alrededor de la larga mesa; pasando la vista por sus seguidores.
Draco tragó saliva,sintiendo repulsión al verlo acercarse con pasos lentos y vagos,despreocupado. Miró de reojo a su tía, parada junto a la silla en la cabecera de la mesa; escuchando atentamente a su señor.
—Todos están muy...sorprendidos. Dumbledore se lamenta no haber previsto nuestra visita a su querido amigo Harry Potter —pronunció aquel nombre con evidente asco e hizo una pausa, en la que borró la sonrisa que llevaba en el rostro, pero sus ojos aún brillaban con exitación.—Pero hay más. Lucius y Narcisa aún no han terminado con lo que les pedí, así que volverán en un tiempo. Se están perdiendo toda la diversión, pero llegarán a tiempo para lo que viene. —Los mortífagos asintieron, ya que todos sabían a qué se refería.— Y hablando de eso, ¿qué tal el trabajo que te encomendé, Draco?
Los presentes giraron las cabezas en dirección al heredero Malfoy, quién no tardó en responder con voz ronca:
—Perfecto, señor.
—Muy bien, muy bien...—exclamó entusiasmado, acercándose al chico—. Sólo quedan unos meses, Draco. No vayas a fallarme.
—No, mi señor.
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Entre Opuestos
Fanfiction¿Qué pasaría si Draco y Hermione se dieran una oportunidad para conocerse? ¿Cómo reaccionarían Ron y Harry? ¿Cómo se lo tomaría Hermione si descubre que las cosas con Draco no son como ella cree? ¿Y qué ocurriría si Draco descubre que no es el único...