Lora se despertó en lo que aparecía ser una cama, se levantó y abrió los ojos. Se encontraba en su habitación que se encontraba igual a como la había dejado la noche anterior, estaba completamente vacía y los únicos muebles eran una cama, una cómoda, lo que parecían unos armarios en la pared y dos puertas, una por la que había entrado y la otra que no sabía a donde conducía. A continuación habían, en la pared de su derecha, tres ventanas que llegaban práctimante del suelo al techo a través de las cuales pudo ver un pequño balcón. La habitación estaba iluminada por una luz sin origen aparente que lo iluminaba sin dejar sombra alguna en las blancas paredes y suelo.
- Veo que ya estás despierta, Lora- dijo una voz, sobresaltandola, a su izquierda.
Lora se giró y pudo ver como en la esquina de la habitación estaba el Mensajero sentado en una silla mientras leía un libro en un idioma que Lora no pudo identificar.
- Buenos días a ti también, no acostumbro a ver a gente en mi habitación cuando me despierto – contestó sarcasticamente Lora.
- Perdón por la intrusión pero era algo completamente necesario – dijo el Mensajero.
- ¿Y eso por que?
- Pues venía a avisarte de que tienes un juicio para responder por tus actos en media hora. En el armario encontraras ropa, el baño supongo que ya sabes donde estás. - respondió el Mensajero mientras se dirigía a la salida – te espero fuera- añadió antes de marcharse.
Lora se levantó y fue hacia la otra puerta de la habitación y al abrirla descubrió que daba a un baño enorme y perfectamente equipado, se duchó lo más rápido que pudo y fue al armario para vestirse nuevamente. Lo único que había en el gigantesco armario eran unos pantalones grises de un tejido que jamás había visto y una camiseta igual de manga larga. Al ponerselos estos se adaptaron perfectamente a su cuerpo permitiendole moverse con total libertad.
Salió de la habitación y se encontró con que, fiel a su palabra, el Mensajero la esperaba en medio de la sala común que conectaba todas las habitaciones de los elegidos.
- Veo que te has tomado tu tiempo, pero ahora tenemos que irnos – dijo el Mensajero.
- ¿Dónde están los otros? - preguntó Lora mientras salían de la sala y empezaban a caminar por los largos pasillos de la Sede.
- Los elegidos y el Consejo ya están allí – respondió el Mensajero.
- Y ¿Dónde es "allí"?
- Ya hemos llegado.
Y pasaron uno de los arcos que servían como puertas y se encontraron en una sala circular consituída por un amplio graderio que seguía el perimetro de sta dejando un pequño espacio circular al centro de la sala. El graderio se encontraba ligeramente por encima del nivel del suelo y Lora pudo ver delante de ella las once figuras del Consejo, a sus lados se encontraban los elegidos, divididos en grupos de seis y de cinco y por debajo de ellos, más cerca del suelo, se encontraba el desconocido que le había salvado la vida. Esta vez Lora podía ver claramente su cara que tenía rasgos parecidos a los del Mensajero a excepción de los ojos que eran dorados y del pelo. Vestía una ropa parecida a la suya solo que era de color dorado y la oservaba mientras ella se acercaba al centro de la sala. Fijandose más, Lora pudo observar que los elegidos llevaban el mismo tipo de ropa que llevaba ella.
Después de lo que pareció una eternidad, bajo la atenta mirada de todos, Lora llegó al centro de la sala donde el Mensajero le hizo un gesto para que se parase para después desaparecer y reaparecer en el lado del Consejo donde solo había cinco elegidos.
- Lora, ¿Puedes confirmarnos que estás a plenos uso de tus capacidades intelectuales y preparada para este juicio? - le preguntó Ele, con una voz monotona, mientras revisaba unos papeles.
- Sí, supongo que sí – contestó Lora, bastante nerviosa pues no entendía que pasaba.
- Bien, pues empecemos. Se convoca a la IA Star – dijo Ele.
Y al lado de Lora apareció lo que parecía un holograma de una mujer alta, de pelo negro, ojos azules y orejas puntiagudas.
- IA Star, podría relatarnos lo sucedido hace dos noches – continuó Ele.
"¡Llevo un día entero dormida!" pensó Lora.
- Sí, hace dos noches me presenté en la habitación de Lora que, debido a la noticia de la posible muerte de su hermano, se encontraba en un estado de tristeza. Mi objetivo era consolarla para que se sintiera mejor, pero ella en cambió me preguntó sobre la manera de llegar a Xitar y yo, cumpliendo mi deber de ayudar a los elegidos, lo hice.
Acto seguido Lora salió de su habitación y se dirigió al angar donde robó una de las mejores naves del Consejo perteneciante a mi creador Ele y me pidió que la llevase a Xitar. Yo cumplí con lo ordenado pues era mi deber y informé a Ele respecto a la fuga y al robo.
Al llegar a la zona antes ocupada por el sistema 242, nos dirigimos a una luna donde Lora empezó la exploración de una ciudad. Lo sucedido después ya se sabe. - dijo Star.
- Muchas gracias, puede retirarse – añadió Ele. - Estos son los hachos de lo sucedido hace dos noches, cargos contra la acusada, Mensajero.
- Los cargos son de: desacato y robo de la nave conocida cono Fénix. Poner en peligro la propiedad del Consejo y ponerse en peligro a si misma. Poner en peligro a uno de los siervos del Consejo, a la cuestión el Elegido o Ele. - proclamó el Mensajerodesde su sitio.
- Gracias, Lora como acusada tiene derechoa llamar a alguien para que la defienda o, en caso contrario, optar por el propia persona – dijo Ele.
Al escuchar estas palabras Lora no supo que hacer. Pero entonces se le ocurrió un nombre.
- Llamo a Ele, para ser mi defensor – respondió Lora.
- Bien – dijo Ele, con lo que parecía un brillo de diversión en los ojos. Entonces, este último, desapareció para reaparecer a su lado.
- Como hemos podido comprobar, la actitud de Lora ha sido inmadura e incorrecta, pero de todos modos y sin saberlo ha seguido a la perfección con el plan que se estableció previamente para ella y nos ha servido para obtener información sobre el elegido de Él y, aunque el que me enfrentó solo era una copia, también ha servido a demostrar que los elegidos necesitan entrenar y rápido. Debido a esto yo , Ele, me presento voluntario para entrenarlos. - Y, dicho esto, Ele volvióa desparecer para reaparecer en su posición original - ¿Alguna objeción? - nadie dijo nada – bien, se declara a la acusada absuelta de todos los cargos y se establece que el encargado de entrenar a los elegidos se Ele o el Elegido. Ahora que los elegidos os vais, que alguno de vosotros le explique a Lora esta farsa.- Y desapareció por tercera vez, junto al Mensajero y al Consejo dejando solos a los elegidos.