Capitulo 11: amigos, acertijos y discusiones

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Después de regresar a la sala común los elegidos se fueron a sus respectivas habitaciones, todos, menos Lora, Alec y Elendar.

- ¿Alguno de los dos me puede explicar que narices ha pasado hoy? - preguntó Lora, enfadada.

- Será mejor que te lo cuente él – dijo Alec señalando a Elendar.

- Está bien... como sabrás, hace dos noches Ele te trajo aquí mientras estabas inconsciente y, después de dejarte en tu habitación, nos reunió a todos en esta sala y nos relató todo lo sucedido y nos dijo lo que tenía planeado para cuando despertaras – explicó Elendar.

- ¿Porqué ha hecho eso? - preguntó Lora.

- No lo sabemos – respondió Alec.

- ¿Sabeis qué?, creo que tengo que tener una pequeña reunión con ese tal Ele – dijo Lora, sarcasticamente.

- Lamento informarte de que eso es casi imposible, ese tal "Ele" es como una leyenda. Aparece de vez en cuando pero es imposible encontrarlo si lo buscas – dijo Elendar.

- Si es así, ¿Porqué has dicho que es "casi" imposible? - preguntó Lora.

- Veo que te has dado cuenta – contestó sarcasticamente Elendar – Venid. - les dijo mientras entraba en su habitación.

Alec y Lora lo siguieron y entraron en la habitación. La habitación de Elendar era muy distinta a la de Lora, pues esta era perfectamente circular y todo estaba hecho de madera, el suelo, los muebles... además todos los muebles estaban excavados o surgían de la madera. Aparte de una pequeña cama que se encontraba en un lado de la habitación, el resto del mobiliario eran, principalmente, estanterias repletas de libros, excavadas en la madera, una mesa repleta de extraños artilugios adosada a la pared. La única luz provenía de unas pequeñas ventanas circulares que formaban una línea horizontal perfecta en el techo con forma de cúpula de la habitación. En el centro de la habitación había una pequeña mesa circular con once sillas alrededor. Pero lo mas extraño era el dibujo que ocupaba todo el suelo y que estaba constituido por dos circulos concentricos, separados medio metro el uno del otro con el espacio intermedio ocupado por una serie de runas, de los cuales el mas pequeño contenía una especia de arbol con once ramos al final de los cuales había otras filas de las extrañas runas.

- Sentaos, por favor – dijo Elendar mientras cogía un pergamino de una de las estanterias y se dirigía a la mesa central.

Lora y Alec ocuparon las dos sillas entre las cuales se encontraba la silla en la que se había sentado Elendar.

- Bien, ahora que ya estamos todos, será mejor que empiece – dijo Elendar – Como ya sabreís, no todos los elegidos llegaron a la Isla a la vez. Yo fui el primero de todos en llegar y llevó aquí más que ninguno de los otros. Durante el tiempo que estube aquí me dediqué al estudio de la Isla y en especial de la Sede, explorando cada sala de cada piso.

Lo que tengo aquí es un mapa que hice con cada detalle de la Sede. – explicó mientras extendía el pergamino sobre la mesa – Todas las habitaciones están a nuestra disposición y podemos entrar sin ningún problema, aunque la mayoría de las cosas dentro de estas están protegidas mediante hechizos o tecnología. Todas las habitaciones, menos una. Los miembros del Consejo suelen encontrarse en las casas que rodean la Sede y que seguramente habeis visto al llegar, pero a estos no se puede entrar a no ser que te inviten. Por eso le pregunté al Mensajero sobre Ele y me dijo que casi nunca estaba en su casa. Así que por lógica tiene que encontrarse en esta habitación – Y entonces señaló un punto en el mapa marcado, simplemente, como "puerta".

El Consejo: Libro I el inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora