Capitulo 3: Lora

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- Menudo aburrimiento – pensó Lora mientra su profesor de historia les contaba lo mismo una y otra vez como si creyera que alguien le prestaba atención.

- Lora, despierta – le dijo el profesor que, a pesar de que ella estaba en última fila, se había dado cuenta de que estaba distraída.

- Sí, sí, claro – dijo ella rápidamente.

- Bien, pues como iba diciendo... - continuó el profesor.

Después de una interminable hora de historia Lora por fin pudo salir del aula y dirigirse a casa. Su moto estaba aparcada a pocos metros del edificio así que no tubo que andar prácticamente nada. Se subió, se puso el casco y se fue a casa.

Su casa se encontraba bastante lejos de la ciudad pues un antepasado suyo bastante excéntrico había decidido construirla allí y su padre no quería oír en media palabra sobre el asunto de mudarse. A esta hora no solía haber nadie en casa y por eso se extraño de que la puerta de la pequeña casa de dos pisos estuviese abierta. La empujó con cuidado y empezó a avanzar hacia el interior de la casa, dejó su mochila en la entrada y vio que la luz del comedor estaba encendida así que fue en esa dirección.

Al llegar al comedor vio a sus dos padres sentados en la mesa con unas expresiones entre preocupación y rabia en el rostro y a la derecha, apoyado en el arco que separaba la cocina y el comedor, estaba una persona que no había visto en su vida.

- Papá, mamá, ¿Qué pasa aquí? - preguntó Lora.

- Te estábamos esperando Lora - dijo el extraño que iba vestido con una túnica blanca, llevaba unas gafas extrañas y su pelo era tan blanco que te cegaba.

En cambio su padre iba vestido con una camisa azul clara y tenía el pelo despeinado, y su madre llevaba un simple vestido negro a juego con su pelo.

- ¿Quién eres? Y ¿Qué quieres de mí? - preguntó Lora

- Lora, él es Luz uno de los miembros del Consejo y creador de este planeta- respondió su padre.

- El Consejo, ¿enserio?, si eso es una historia que se le cuenta a los niños.

- Te equivocas, pues yo estoy aquí – dijo Luz – y en lo que respecta a tu segunda pregunta... quiero que vengas conmigo.

- Tienes que estar de broma – dijo Lora.

- No, no lo estoy – respondió Luz.

- Pues puedes decirle a ese "Consejo" que no pienso ir.

- Entonces no me dejas otro remedio – Contestó Luz en un tono resignado antes de que un rayo cegase a Lora.

- ¡no! - oyó que gritaba su madre y luego solo hubo oscuridad.

Se despertó y miró a su alrededor. Vio a Luz a pocos metros de ella, estaban en una especie de carro tirado por cuatro pegasos blancos.

- ¿Dónde estoy? - preguntó Lora.

- Estás en mi carro y nos dirigimos a la Isla – respondió Luz.

Entonces lo recordó todo, sus padres, su aburrida lección de historia, su casa y el rayo de luz blanca.

- ¿Qué me has hecho? - dijo Lora.

- Te he noqueado – respondió Luz.

- Y ¿te parece normal?

- Sinceramente no esperaba que esto llegase a pasar pero Destino me dijo que intentarías resistirte y no quería perder mucho tiempo.

- Llevame a casa.

- No.

- O en llevas a casa o...

- O ¿qué?, estás en un carro, atravesando el multiverso a una velocidad millones de veces superior a la velocidad de la luz, ¿Qué vas a hacer?

- Llevame a casa o me tiro del carro.

- Tanto te cuesta colaborar.

- No suelo ayudar a la gente que me secuestra.

- Pues buenas noches – dijo antes de que Lora se volviese a quedar cegada por un rayo de luz y perdiese otra vez el conocimiento.

El Consejo: Libro I el inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora