- ¡Dios!, Estoy agotado - dijo Micar.
- Es lo que tiene una batalla - respondió Deror.
- Pues espero que no os relajeis demasiado - dijo una figura encapuchada que apareció en medio de la habitación.
- ¿Y tú quien eres? - preguntó Mara.
- Soy el Mensajero y me encargo de llevar las palabras y las órdenes del Consejo por todos los rincones del universo.
- ¿Y que haces aquí? - preguntó Alec.
- Vivo aquí - respondió el Mensajero.
- Me refiero a que haces en la sala común.
- Avisaros de que tenéis que ir a la Sede para un juicio.
- ¿¡Que!? - exclamaron sorprendidos todos.
- ¿Por qué? - preguntó Lora.
- Lo sabréis cuando llegueis. Ahora seguidme.
Ninguno de nosotros sabía lo que ocurría pero era obvia que hago habíamos hecho.
- Ya hemos llegado, a partir de aquí ya no os puedo acompañar, nada más entrar seguid por el pasillo y llegaréis, adiós - y el Mensajero desapareció dejándonos solos.
- Supongo que tenemos que entrar - dijo Lara.
Y entonces entramos en la Sede, lo primero que vimos al entrar fue un largo pasillo que llevaba a una puerta abierta. Continuamos por el pasillo como nos había dicho el Mensajero y, quando atravesamos la puerta, vimos ante nosotros una sala circular donde se encontraban en un palco delante de ellos con los miembros del Consejo, otro a la derecha con el Elegido, Ryuu y Ariel y otro a la izquierda con el Mensajero y más gente que no pudieron identificar.
- Elegidos, estáis aquí por vuestras acciones en la última misión, ahora el Consejo procederá con la acusación - dijo el Mensajero.
- Gracias, según el informe de la última misión desobedecisteis una orden directa de vuestro superior, pusisteis en peligro toda la operación y os pusisteis a vosotros mismos, al Elegido y a sus dos mejores soldados, ¿Algo que decir? - dijo Nada.
- Si no le importa, soy yo el que tiene que defender a los Elegidos - dijo (para sorpresa de los elegidos) el Elegido.
- Adelante
- Sé que los Elegidos han desobedecido mis órdenes directas, han puesto en peligro la operación y otras cosas pero yo era el responsable de esa misión por lo cuál la responsabilidad es mía y para que esto no vuelva a pasar me encargaré personalmente de entrenarlos.
- Bien, entonces ya estamos listos para dictar sentencia, los Elegidos quedan absueltos y a partir de ahora el Elegido se encargará de entrenarlos.