Esa noche la tensión en la sala común se podía cortar con un cuchillo, nadie sabía lo que ocurriría mañana a las 16:00 pero al final todos nos dormimos hasta que...
- ¡Venga holgazanes despertad! - dijo una voz extrañamente familiar.
- Pero si son las seis de la mañana - respondió otra.
- Ya, pero tenemos que entrenar para la pelea - dijo la voz de antes que reconocí como la de Jaime.
- Pues ve tú y a nosotros nos dejas en paz - respondió la otra voz.
- Os conviene entrenar si de verdad queréis tener una mínima esperanza de ganarme - dijo el Elegido desde la entrada de la habitación.
- ¡Tú!, ¿Que haces aquí? - preguntó Dark.
- Si has escuchado la frase anterior la respuesta a tu pregunta me resulta bastante obvia.
- Vienes aquí apareciendo de la nada y además de listillo.
- Tengo cosas más importantes que hacer que hablar con unos mocosos maleducados. Y, además, después de ver vuestro escaso nivel en la lucha esta tarde peleareis contra dos de mis mejores soldados - y desapareció.
Esa misma mañana a las siete nos reunimos todos para ir a entrenar siguiendo el consejo del Elegido por mucho que les resultase irritante.
Pero cuando llegaron a la zona de entrenamiento descubrieron que había otras personas ocupándola e una especia de batalla "1vs1".
- ¿Y ahora que hacemos? - preguntó Mara.
- Pues volver y dormir un poco más - dijo Dark.
- ¿Y si les preguntamos? - propuso Alec.
- Perder no perdemos nada - respondió Eseras.
Y entonces esperaron a que terminasen la pelea pero después de cinco minutos desaparecieron.
- No esta muy bien visto espiar a los demás - dijo una voz a sus espaldas.
Y al girarse los elegidos vieron a las dos personas que estaban peleando antes, eran una mujer y un hombre vestidos con armaduras, la de ella era blanca y dorada y su cabello era negro mientras que la armadura de él era roja y negra, su pelo rojo oscuro y sus ojos de un rojo brillante.
- ¿Quienes sois? - preguntó Deror.
- ¿Porqué tendría que decírtelo? - respondió él.
- Pues, para que lo sepas, estás hablando con los elegidos - dijo Dark.
- Con que vosotros sois los elegidos pues sabéis que, me importa una mierda.
- Ryuu, ellos se han presentado también tendríamos que hacerlo nosotros - dijo ella.
- Esta bien, mi nombre es Ryuu y soy un demonio a las órdenes del Elegido
- Y yo soy Ariel la esposa de Ryuu y un ángel a las órdenes del Elegido.
- Espera un momento, no seréis los dos agentes del Elegido con los que tenemos que pelear a las cuatro ¿no? - dijo Lora.
- Pues sí, y no somos agentes del Elegido somos su mano derecha y mano izquierda y además ya que estamos aquí podríamos pelear aquí y ahora - dijo Ariel.
- A mi me parece bien y creo que al resto también ¿no? - dijo Micar.
- Sí - respondieron todos.
- Pues entonces entrad a la zona de entrenamiento - dijo Karma que llegaba junto con el Elegido.
- ¿Que hace usted aquí Karma? - preguntó Mara.
- Como miembro del Consejo que controla la suerte y otras cosas Karma es la jueza de todas las peleas, apuestas, etc. - respondió el Elegido.
- Ahora, que empiece la pelea - dijo Karma.
Y la pelea empezó, solo duró pocos segundos pues es lo que tardaron Ryuu y Ariel en dejarlos a todos para el arrastre mientras se preguntaban que había pasado.
- Creo que es obvio quien ha ganado - dijo Karma.
- Obviamente, que esto os sirva de lección... Ariel, Ryuu nos vamos tenemos trabajo - dijo el Elegido.
Cuando se fueron Karma usó sus poderes para curarnos las heridas.
- ¿Donde han ido? - preguntó Dark.
- Eso no es de tú incumbencia - respondió Karma.
- Pero quedemos ayudarlos - dijo Dark.
- Esta bien, id al punto de salto 346 y como falleis preparaos para sufrir la ira del Consejo.
No sabíamos en que consistía la misión ni que teníamos que hacer pero estamos dispuestos a hacer que el Consejo y el Elegido estuviesen orgullosos de nosotros.
Llegamos al punto de salto 346 que consistía en una plataforma de piedra con una especie de arco con unos símbolos extraños.
Nada más pisar la plataforma el portal se abrió y sin pensarlo dos veces entramos.