-¿¡Podrías intentar calmarte!? No te cuesta nada ¿o si?- me siento pesadamente en mi cama y me dejó caer de espaldas- ¿No pensara nada raro tu padre porque tu estés en mi habitación?
-¡TU ERES UNO DE ESOS! ¡¿POR QUE NO ME LO HABÍAS DICHO!? -Decía Jennifer mientras caminaba de un lado a otro frente a la puerta de la habitación-.
-Quizás porque nos conocimos apenas hace dos días y eso no es algo que se lo vaya diciendo a todo el mundo ¿ no crees?- dije levantándome de la cama y recostandome en la pared al lado de una ventana- es algo muy privado ¿sabes?
-Cierto... Cuéntame ¿como paso?- decía ahora más calmada. Ya era hora de que se tranquilizara-.
Suspiró de forma pesada y miro por la ventana. Luego digo: "es una larga historia"
-No importa. Siempre y cuando mi padre no nos encuentre a los dos aquí.
-Bueno, todo comenzó un día cualquiera en mi pueblo. Mi padre había salido a trabajar en el puerto y mi madre estaba en casa con mis hermanas. Yo, por mi parte, salí a jugar con mis amigos o, mejor dicho, los que quedaban..
En ese momento Jenn me interrumpe diciendo: "¿Los que quedaban?"-Si, mi mejor amigo se había ido un año antes a Ymir diciendo que era para estudiar. Elisabeth, otra amiga, se había ido con unos elfos a aprender magia o algo así; también estaba William, un híbrido Ios-humano, que se había ido dos semanas antes en busca de su padre, Nolan se fue del pueblo con sus padres 4 meses antes y Sarah... Ni idea, habían rumores de que se escapó de casa y muchas cosas. En fin, estaba jugando con mis amigos y uno de ellos tuvo la brillante idea de ir al bosque. Cuando llegamos al bosque nos pusimos a buscar piñones que caían de los pinos, yo me conocía todo ese bosque así que me adelanté, luego de un tiempo buscando piñones encontré algo extraño. Una esmeralda. Estaba perplejo mirando la joya que había encontrado, así que decidí tomarla para que no haya tanta pobreza en mi familia; la tomé pero pasó algo raro, mi mano absorbió la esmeralda y comenzaron a pasar cosas raras. Mi pelo, antes negro, perdió el color y quedó así como está ahora, me sentía lleno de energía y quería correr más de lo habitual pero, al empezar a correr mis pies se llenaron de rayos y corrí tan rápido que no podía percibir nada, haciendo que chocara contra un árbol. Extrañamente no me pasó nada, cualquier persona normal habría muerto de ese golpe pero a mi no me pasó nada, empecé a preguntarme cosas como "¿Que me pasó?" "¿Por que corrí tanto y no me pasó nada?" ¿Es así cuando la gente empieza a crecer?"- hice una pequeña pausa para mirar a Jennifer, quien simplemente me observaba y asentía de ves en cuando. No es como que me gustará, pero era linda. ¿Que? Es una chica de piel blanca, ojos color miel y cabello Castaño. No me juzguen-.
-¿Y? ¿Que más paso?- decía Jenn con ansia de saber más de mi historia-.
-Al llegar al pueblo junto con mis amigos, todos me miraban de forma extraña y con fascinación. Mi padre me llevó donde el jefe del pueblo para que explicará que pasó y ahí me contaron todo. Los dioses, la caída de los dioses, su legado y que yo había sido bendecido por el dios Aiotheos. Buscaron especialistas para intentar sacarme la poder de Aiotheos pero todos llegaban a la misma conclusión. Matarme. Según todos esa era la única forma de lograrlo, por causa de los especialistas por todos los alrededores de mi pueblo se corrió la voz de mi existencia. Pero eso fue un error...- Empiezo a temblar y bajo la mirada, cerrando los ojos con fuerza para que no vengan imágenes de ese día a mi mente. Pero fue en vano.- Un día un hombre encapuchado llegó al pueblo, yo apenas y sabía hacer algo con mis poderes, dijo que el podría solucionarlo todo y engaño al pueblo. Durante la noche un grupo de bandidos atacó el pueblo. Empezaron a matar a todos y a quemar las casas. Yo los vi desde mi habitación e intente escapar saltando por la ventana, tengo mucha más resistencia que un humano normal, pero caí mal y casi me rompo el tobillo. Intente correr, pero los bandidos me rodearon y mi casa, que estaba en frente, se estaba quemando. Sólo se escuchaban los gritos de mis padres y de mis hermanas... - comienzo a llorar mientras tiemblo. Es difícil recordar todo eso y saber que fue todo por tu culpa.- al escucharlos lloré e intente enfrentarme a ellos, con cada golpe que daba era como si me convirtiera en un animal, logre matar a muchos de ellos pero eran demasiados. Me capturaron y me llevaron al centro del pueblo, donde me esperaba el hombre encapuchado, me amarraron a un tronco. Yo simplemente gruñia y gritaba por el odio. Se veían cuerpos muertos, charcos de sangre, cuerpos quemados y carros con gente escapando a lo lejos; el hombre se acercó a mi lentamente mientras sonreía, me agarró por el cuello y sólo dijo "Mira lo que hiciste. Tanta gente muerta por tu causa y tu, siendo el bendecido por Aiotheos, no hiciste nada ni siquiera por salvar a tu familia. No mereces el poder de un dios."
-Tu familia, tus amigos... ¿Todo?- volvió a interrumpir Jenn con la voz entrecortada, no se podía creer lo que estaba diciendo-.
-Todo...- mis lágrimas caían al suelo de madera. Yo intentaba secar mis lágrimas con mi brazo, pero resultaba inútil.- Al escuchar lo que aquel hombre me dijo, prácticamente, perdí mi humanidad. Grite con todas mis fuerzas, empezaron a caer rayos, mi cuerpo se cubrió de rayos también, la cuerda con la que ataron mis manos se rompió y yo ataque a todos de forma salvaje. Mate a casi todos. Sólo quedaba aquel hombre y yo, seguían cayendo rayos, yo respiraba de forma fuerte y pesada, aquel hombre simplemente sonreía mientras decía "La secta Tantus estará complacida al saber lo que sucedió". Antes de que se diera cuenta un rayo cayó a sus espaldas, haciendo que el perdiera el equilibrio, yo aproveché la oportunidad y antes de que el pudiera reaccionar, mi brazo atravesó sus costillas. Luego de eso un rayo cayó sobre el. Murió, pero los Tantus ya saben de mi existencia. Por esa razón llevó tantos años huyendo, no quiero que nadie más acabe así por mi culpa.
-Sabes que vas a tener que dejar de huir en algún momento ¿verdad?- dijo mientras se acercaba a mi y me abrazaba para consolarme, un bonito detalle pero inútil conmigo-.
-Lo se, pero este no es el momento para dejar de hacerlo.- correspondo el abrazo, no es de mucha ayuda, pero si es reconfortante- deberías irte, tu padre se dará cuenta de que aún no haz vuelto, además, me voy mañana.
Ella se separa de mi y asiente. Al irse de la habitación me acuesto en la cama, revisó que todo este en orden para mi partida mañan e intento consumar el sueño.

ESTÁS LEYENDO
La historia de la tormenta
Fantasy¿Que harías si perdieras todo? ¿Si no te quedará nada más que huir para mantenerte vivo? ¿Si pareciera que tu vida se acabo? Son preguntas que pocos se hacen pero que resuenan en mi cabeza cada noche de insomnio que pasa, quizá muchos piensan: "¿Hui...