-Uno de ustedes me podría explicar. ¿Como terminamos aquí? -decía yo con un tono de desaprobación y furia en la voz, hablaba de forma sería a mis amigos-. Porque aún no comprendo como nos metimos en esto.
-Yo lo que no entiendo es como es que este pueblo creó un consejo para juzgarnos y conseguir nuestra muerte -agregó Zam con preocupación en su voz mientras que sus ojos se encendía la determinación-.
-Yo aún no entiendo porque, si esta es la ciudad no tiene reglas ¿Por que para nosotros si quieren reglas? -habló Liss de manera pensativa-. No tiene sentido.
-Como si algo en esta ciudad lo tuviese -dije en tono cortante e inexpresivo-. ¿Cuanto tiempo tenemos aquí?
- Casi dos semanas, ya deberíamos de haber partido a completar la tarea por la libertad de Elise.
-Y lo vamos a hacer -dije mientras con la mirada buscaba una oportunidad de escape-. Tengo una idea. ¿Y si Elise usa su poder para camuflarse? Eso nos daría una oportunidad de escapar sin usar otra bendición de los dioses.
-¿Y si no funciona? -dijeron ambos al unísono. Zam siguió hablando después-. Si nos descubren estamos jodidos.
-No lo harán, no son tan sabios como para hacer tal cosa, son simples humanos comunes -respondí en tono confiado-.
-Sabes que hay runas grabadas dentro y fuera de esta jaula ¿No? -intervino Elise- será prácticamente imposible salir de aquí con eso, además, ni siquiera conozco esa runa. Podría ser muy peligroso intentar hacer algo.
-¿Tienes una mejor idea? Porque es el único plan que tenemos -le reprochó Zam- hay que arriesgarse para poder escapar de esta ciudad. Lo peor es que el carromato ya debió de haberse ido por nuestra tardanza -solto Zam fustrado-.
Estábamos atrapados en una torre en el centro de la ciudad. En una jaula hubicada en la cima de el lugar donde hábito un día el Rey de los ladrones. Cuentan en la ciudad que se encerró en una cámara oculta dentro de la torre donde nadie que fuera un ladrón pudiera encontrarlo y, por si no fuera poco, se protegió con un poderoso hechizo para que nadie pudiera atravesar la puerta principal de la torre.
Era casi imposible salir o entrar a ese lugar, y nosotros tres estábamos atrapados ahi. Zam y Elise discutían sin parar buscando una forma de salir de aquí, mientras yo permanecía ausente perdido en mis pensamientos. Recordaba paso a paso la forma en la que las personas de este pueblo y su nuevo Consejo nos habían metido aquí y como grababan las runas, había algo que no cuadraba en las personas que habían hecho las marcas y los instrumentos utilizados para grabar las runas. Era como si se desbordara su desconocimiento sobre el tema, las runas estaban distintas una de la otra, incluso estaban imperfectas, dejando solo la runa que estaba en el centro de la jaula. Las voces de los demás iban desapareciendo a medida que me concentraba más en aquella runa. Intentaba reconocerla de alguna forma, comparándola con todas las runas que había visto de otros brujos. En mi mente se iban grabando runas, todas las que conocía o había visto; todas eran diferentes, no era una runa que había visto en algún lugar. Un simple parpadeo me saco de mis pensamientos, lo único que vi era a mis amigos bastante tensos luego de su pequeña discusión, que al parecer se había vuelto algo fuerte y casi termina en una pelea.-Idiota -soltó Elise sin más-.
Zam no dijo palabra alguna, sólo respiro hondo intentando calmarse.
-No la conozco. No he visto a nadie hacer una igual, ni me he topado con ninguna cosa o lugar con una runa así -rompí el silencio formado por la discusión- las demás no sirven, ninguna esta igual que la otra, no están perfectamente grabadas y no respetan los espacios necesarios. Sólo hay que preocuparnos por la runa central.
Ambos permanecieron indiferentes, intentado primero calmarse y luego aportar algo.
-No me enseñaron ninguna runa así en la Academia -dijo por fin Zam luego de un pequeño suspiro- tampoco la he visto.
-Elise, tu conoces más que nosotros de esto ¿los elfos no te enseñaron algo sobre todas las runas?
-Si pero esta runa es distinta, esta es especial, no la reconozco de ninguno de mis estudios o mis viajes. Parece ser una runa nacida aquí y que no es conocida ni difundida en ningún otro lugar -soltó Elise luego de un largo silencio. No estaba de ánimos para ayudar y eso de notaba-.
-¿Y si lo hacemos a mi modo? -Zam soltó una pequeña sonrisa luego de decir eso-.
-¿Cual es ese modo? -la duda se hizo presente en mi mirada-.
-Destruirlo todo e irnos. No tenemos mucho tiempo para sacar a Elise de los brazos de Zattos y quieren analizar todo para hacerlo de forma cuidadosa -dijo Zam con irá y determinación. Como si fuera una bomba que ya explotó- A veces no los entiendo.
-¡De ninguna manera! -bramo Elise- no podemos destruir todo sin mas. Nos descubrirían y ese sería un gran problema, además, esas no fueron las órdenes.
-¿Crees que me importan una mierda las órdenes? -explotó Zam- hay que actuar y si hay que romper reglas, es ahora.
-¡No lo entiendes! Si hacemos eso, llegaría a oídos de todos en Gea. ¿Eso es lo que quieres? -explotó también Elise-.
-¿Y si mejor se callan y me dejan pensar un momento? -irrumpí en la discusión antes de que se pusiera peor. Ambos hicieron silencio al escucharme- la idea de Zam no está mal, a decir verdad, es bastante buena -Zam río burlándose de Elise- Pero Elise también tiene razón, nos meteríamos en un problema bastante grande si nos sale mal -Elise hizo lo mismo- Ahora bien, yo propongo...
-Hora de su sentencia, imbéciles -llegó uno de los hombres del pueblo- caminen y no intenten nada.
Zam maldijo para sus adentros. Elise permaneció en silencio con la mirada en el suelo. Yo me acerqué a ellos y les susurré el plan. Nos ataron las manos con grilletes y nos llevaron por un puente improvisado de tablones para llegar a otro tejado. A mitad del puente Elise salto hacia el vacío.
-Ella quiso morir sola, al parecer no soporto la presión de morir frente a todos -el hombre se reía mientras caminaba- ustedes pueden hacer lo mismo.
Zam me miró expectante, esperando a que le diera la oportunidad de actuar pero aún no era el momento. Cambiábamos el pueblo entre los tejados y tablones hasta llegar a la plaza. Cuando llegamos a tejado apartado de la vista del pueblo Zam atacó al hombre ahorcándolo con las cadenas hasta dejarlo inconsciente.
-Deberíamos matarlo. Asi nos evitamos problemas ¿No crees? -agregó Zam insatisfecho por prevalecer la vida de aquel hombre-
-No será necesario, sólo tenemos que llegar a la entrada del pueblo. De seguro ya Elise consiguio nuestra manera de escape.
Zam suspiró y nos pusimos en marcha. Moviéndonos de la forma más cuidadosa posible para no ser descubiertos llegamos cerca de la entrada.
-Tengo una idea -dijo Zam- ¿y si matamos al Consejo para crear una distracción? Es una ciudad sin reglas y hay muchos que no estarán de acuerdo con la creación de un Consejo, será una buena distracción.
-No creo que sea buena idea hacer eso pero, como somos amigos y se que quieres venganza, adelante -dije entre risas- tienes 30 minutos según el reloj en medio de la ciudad, te esperaremos al norte del pueblo. En las afueras.
Acto seguido Zam se fue al edificio del Consejo. Yo continúe de camino a la entrada del pueblo. Al llegar a la muralla que mantenía la ciudad cerrada, haciéndola prácticamente un mundo apartado de Gea, me sorprendí al no ver a nadie por ahí. Sólo estaba Elise esperando en un carromato. Salte la muralla y caí frente a ella.
-¿Y Zam? Se supone que vendrían ambos -su tono y su mirada de preocupación se hicieron presentes- no me digas que arruinó el plan.
-No, no lo hizo -dije riendo mientras me subía en el carromato- vamos a la parte norte de las afueras de este sitio, el estará ahí en 30 minutos, por suerte la torre del reloj del pueblo se ve desde las afueras.
-¿Que hicieron? -dijo Elise con enojó. A lo que yo respondí con una carcajada- Yeit, dime, ¿que hicieron?
-Sólo una pequeña revuelta en el pueblo.
Notas del autor:
Dios, como me costó escribir este capítulo. Me dio un corte de inspiración que no me lo creía ni yo. No tenía ganas de escribir nada, pero bueno, ya lo hice e intentaré escribir para actualizar el libro lo más rápido que la universidad y la inspiración me dejen.
Autors fuera.
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La historia de la tormenta
Fantasy¿Que harías si perdieras todo? ¿Si no te quedará nada más que huir para mantenerte vivo? ¿Si pareciera que tu vida se acabo? Son preguntas que pocos se hacen pero que resuenan en mi cabeza cada noche de insomnio que pasa, quizá muchos piensan: "¿Hui...