-A ver si entendí. Los Ahen Skeilleg son diferentes de todos los demás elfos en tamaño, fuerza y poder. Son un grupo de elfos ancestrales que murieron en la gran guerra de Gea. -Exprese sentado de brazos cruzados. Ideando mi propio concepto-.
-Si, basicamente es así. -Dijo Zattos sentado en su trono. Observando mis reacciones con una expresión fría y calculadora-.
-Y están los Ahen Allen son los elfos comunes, los que son esclavos en muchos de los reinos humanos. -Rasque mi nuca con poco interés en lo que decia-.
-Exacto. -Su mirada seguía siendo la misma pero se había inclinado hacia nosotros-.
-Yo creía que todos los elfos eran iguales. -La voz de Zam rompió la tensión del ambiente. El simplemente miraba el techo y la sala del trono-.
Zattos y yo teníamos una batalla con la mirada. Cada uno esperando la reacción del otro, tratando de anticipar la respuesta o un movimiento del otro. Parecíamos Reyes jugando al ajedrez, un juego que era más que un simple entretenimiento, como si valiera la vida y el Reino del otro. Todo quedó así por unos minutos hasta que, con un suspiro, decidí romper el silencio y hacer todas las preguntas que tenía.
-Muy bien, ya nos diste una clase de historia elfica. Ahora, explícame ¿Cómo sabes mi nombre? Y ¿Qué es lo que quieres de nosotros? -Lo volví a mirar de forma desafiante. Esperando una de las respuestas que había pensado la noche anterior-.
-Se quien eres porque hace unos años atrás trajimos a una niña a nuestro Reino porque uno de nuestros hombres vio su talento con la Natura y su curiosidad por las runas y la magia. -Se detuvo un momento y sonrió con nostalgia-. La niña era muy talentosa y aprendía rápido todo acerca de magia y antiguas runas elficas de los Ahen Skeilleg, está fue creciendo y su belleza salió a flote. Su largo y rizado cabello castaño, su esbelta figura, su fino rostro, sus ojos color esmeralda...
-Por favor, ve al grano. Que estas revelando tu amor hacia esa joven. -Interrumpi su narración de los hechos de una manera áspera y poco sutil-.
-Podrías guardarte tus sentimientos ¿Sabes, Zattos? No es necesario que lo sepamos. -Corroboró Zam con enojo. Al parecer el ya sabía de quien estaba hablando el Rey Elfo y eso le molestaba-.
-Bueno, un día aquella joven fue enviada a hacer una encomienda cerca del territorio Icos y regreso actuando de forma extraña. Bastante diferente a cómo actuaba de forma regular. Tenía los ojos de diferentes colores. Como si ponemos un ojo tuyo, Yeit, y un ojo de tu amigo, Zam. Un ojo esmeralda y otro carmesí. Además de que su pelo cambiaba a color plata cuando se enojaba o cuando estaba muy distraída haciendo alguna runa o algún hechizo -su expresión cambio totalmente. Su semblante quedó serio y lleno de rabia-. Su potencial con la Natura aumento increíblemente. Todo parecía normal hasta que descubrimos que tenía la bendición de Geatheos.
-¿Que tengo yo que ver en todo esto? -Pregunté sin más, viendo como Zam permanecía en silencio con cara de querer matarlo-.
-En lo que tienes que ver, es que, esa niña vino de tu pueblo y estoy seguro que eran amigos, muy buenos amigos, porque los primeros años hablaba mucho de ti. -Su mirada rencorosa fue bastante notable-.
-Elizabeth ¿Cierto? ¿Donde está ella? -Dije buscándola con la mirada en toda la habitación-.
-Pensé que eras un poco más precavido en cuanto a tu entorno, Yeit. Ella...
-Esta justo detrás de nosotros.- hablo Zam luego de un largo tiempo de fulminar a Zattos con la mirada-.
Mire justo detrás de nosotros levantándome de la silla en la que estaba. Luego de unos instantes apareció en el aire un ojo verde como los míos y justo al lado un ojo rojo como la sangre. Los ojos se fueron acercando mientras yo miraba confundido la situacion, Zam seguía mirando a Zattos con odio y este le respondía de igual forma. Mientras los ojos se acercaban apareció una sonrisa justo debajo y se formó todo el cuerpo de Elizabeth ante mis ojos.
-Muy bien, no se como reaccionar a lo que acaba de pasar. ¿Ahora eres un yoguar y te camuflas en tu entorno? -Reí un poco al verla y extendi mis brazos para recibirla con un abrazo-.
-No, es sólo parte de algunos hechizos elficos y mi habilidad de controlar la Natura, tonto. -Su gran sonrisa me conmovio, tenía mucho tiempo sin verla y sin hablar con ella. Fue corriendo hacia mi y me abrazo-.
-Entonces ¿le sacaste un ojo a un elfo Ahen Skeilleg y te lo pusiste? -Aún seguíamos abrazados. Ninguno de los dos quería acabar con ese momento-.
-No, tonto, escuchaste toda la historia. ¿Tienes un retraso mental por la bendición de Aiotheos? -Dijo riendo y se separó de mi para sostener mi cara con sus manos-.
-Ya me conoces, esto viene desde antes. -Sonreí mirando a otro lado mientras ella seguía riendo-.
-Podrían dejar su reunión romántica para otro momento, nuestro amigo Zattos cada vez tiene más ganas de matar a Yeit y ni siquiera es un Tantus. -Interrupio Zam sonriendo burlonamente mirando a Zattos-.
-Zattos, tu amor escondido hacia Elizabeth ya no es tan secreto ¿Sabes? Ella no siente lo mismo por ti. Y el que nos llevemos bien no tiene que ver con que quieras matarme. -Deje a Elizabeth y me senté otra vez en la silla cruzandome de brazos-.
-¿Cuando te volviste tan mal hablado Yeit? -Sonrió tratando de ocultar su enojo-.
-No soy mal hablado, simplemente dije la verdad, Zattos. Ahora ¿Que quieres que haga con todo lo que me explicaste? -Dije sonriendo de forma irónica-.
-Quiero que vayan los tres al territorio Ios a llevarle un mensaje al Rey. Pero, como los Ios y los humanos aún siguen en guerra, tendrán que pasar sin que se den cuenta de su existencia y regresar aquí. Si lo logran cumpliré la petición de Zam y Elizabeth, ella se podrá ir con ustedes. -Me miro expectante. Como si conociera todo lo que estoy pasando con los Tantus y quisiera que me opusiera a eso-.
-De acuerdo, acepto hacer todo eso por sacar a Elizabeth de tu "amor oculto". -Dije haciendo comillas con los dedos a lo que el me fulmino con la mirada-.
-Bien, saldrán mañana a al amanecer. Ahora, fuera de mi vista.
Todos salimos de la sala del trono mientras hablábamos. Nuestra partida sería al amanecer pero nos quedamos la noche entera contando historias y riendo con los sucesos vividos por los demás. Además de contarle a Elizabeth todo lo que había sucedido en el pueblo y consolarla por la noticia de la muerte de sus padres. Fue doloroso ver su sufrimiento pero tenía que saber lo ocurrido y conocer los riesgos de su poder. Así nos pasamos la noche y al amanecer estábamos despiertos a punto de irnos.
-Joder, tengo muchas ganas de dormir ¿Como puedes estar como si nada hubiese pasado? -Dijo Zam mientras nos dirigimos a las afueras del Reino-.
-Muchas noches sin dormir y también insomnio, al final terminas acostumbrandote a no dormir a veces. -Dije burlandome de su situación mientras llegábamos a las afueras-.
-Buenos días. -Nos recibió Elizabeth tallando sus ojos y dando largos bostezos por el cansancio-.
-Muy bien, ahí tienen una carabana. Se irán en ella ocultos como viajeros cualquiera y harán paradas estratégicas en Glazed, en Nuzlocke y, por último, en Hanheld. Allí pasarán algunas noches para evitar sospechas y seguirán su camino hasta la tierra de los Ios. Eviten que los vean y no usen los poderes de los dioses. -El comandante de el ejército elfo nos señaló a los tres y prosiguió explicando-. Tienen dos meses para regresar aquí ya que es un largo camino. Ahora, largo. -Se dio la vuelta y se fue al Reino-.
Todos nos montamos en la caravana, cada uno con una capucha diferente. Zam prefirió una capucha roja, porque ese era el color de la que usaban los archimagos de Ymir y asi no lo molestarían, Elizabeth decidió usar una capucha verde, como la que usaban los mensajeros elfos y yo preferí una simple capucha negra, que era la más neutral. Y así como estábamos salimos en pos de el mandato de Zattos, ellos dos decidieron dormir durante el viaje y yo me límite a observar el repetitivo pero hermoso paisaje.

ESTÁS LEYENDO
La historia de la tormenta
Fantasy¿Que harías si perdieras todo? ¿Si no te quedará nada más que huir para mantenerte vivo? ¿Si pareciera que tu vida se acabo? Son preguntas que pocos se hacen pero que resuenan en mi cabeza cada noche de insomnio que pasa, quizá muchos piensan: "¿Hui...