Lukas llevaba cinco días durmiendo en el sofá de la sala de Trent, Jamie y Ashton, y ya le comenzaba a doler la espalda.
Había estado viendo anuncios de habitaciones para rentar, sin embargo, no podía pagar nada, no si no encontraba un compañero para disminuir los gastos.
Lukas estaba comenzando a sentirse presionado, aunque los chicos no habían dicho ni una palabra sobre su fecha límite, no podía aprovecharse de la buena voluntad que tenían. Y para variar temía que alguien llegara a verlo, temía que alguien descubriera su secreto, llevaba veinticuatro años sintiéndose así.
"Puedes soportar otra semana" se dijo a sí mismo mientras caminaba al trabajo. Y sí, el hospital quedaba un poco lejos, estaba lloviendo y tenía las manos congeladas.
Se sentía estúpido por no poseer un coche, miserable porque estaba viviendo en el sofá de desconocidos y frustrado porque todo en su vida parecía estar estancado. No estaba avanzando, no progresaba y sentía que el tiempo se le escurría entre las manos.
Con el amargo sabor de sus angustias en la garganta, llegó al hospital. Aquel potente aroma a desinfectante le hizo sentirse en casa.
Cuando estaba trabajando, Lukas sentía que todo iba bien. Se llevaba de maravillas con los pacientes, siempre tenía la mente ocupada y no podía aburrirse al atender a cientos de personas con diferentes y locas historias que se aparecían por su camino.
Sus horas en el hospital eran lo único bueno que tenía en su vida. Sin familia, con un escaso grupo de amigos, sin un hogar estable y constantemente odiando su apariencia, solo le quedaba la sala de urgencias.
[...]
- ¿Dónde rayos estuviste toda la noche? - Trenton estaba sentado en la biblioteca de la universidad, mirando a Ashton con el ceño fruncido. Se sentía culpable por no haber notado que Ash había dejado la casa hasta la mañana cuando se levantó.
- Por ahí - Ash se dejó caer en una silla frente a su amigo y éste lo miró preocupado.
- Sé que no soy el mejor amigo del mundo - dijo Trent. -Pero aunque sea difícil de creer, no me gusta verte así.
- ¿Así cómo? - quiso saber Ashton, fijando su vista en la mesa. Se sentía tan vacío, tan deprimido que ni siquiera sabía si lo que estaba diciendo Trenton le importaba en lo absoluto.
- Con resaca - resopló Trent, volviendo a su tarea. - Cojeando, con ojeras y con cara de estarte muriendo.
- Quizás me estoy muriendo - respondió Ashton.
- Ya basta - pidió Trent. - Es deprimente verte.
- ¿Qué quieres que haga? - dijo Ashton entre dientes, estaba comenzando a impacientarse. - No puedo comportarme como si nada pasara, como si Matt no estuviera...
- No tienes opción - lo interrumpió Trenton con severidad. - Lamento mucho lo que has vivido, Ashton, es una pesadilla. Quisiera poder hacer algo para hacerte sentir mejor, pero no me dejas y tienes que seguir con tu vida, ir a las prácticas...
- No puedo jugar - refunfuñó Ash.
- Sigues siendo el capitán - soltó Trenton. - Tu equipo te necesita aunque sea en la banca.
- No tiene sentido.
- No conocí a Matt, pero creo que le gustaría que siguieras en el equipo.
- El fútbol lo era todo para él - suspiró Ashton. - Tienes razón, maldita sea.
Trenton le dedicó su mejor sonrisa, pero Ashton no fue capaz de devolverla. Estaba destrozado y el tan solo pensar en volver al taller de soccer le partía el corazón porque Matt no estaría ahí.

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Lightning | Libro #2
General FictionLucy siempre fue infeliz, tanto, que ya ni siquiera recurría al llanto para ahogar su pena. Pero había algo en ella, siempre lo hubo, algo que brillaba con una intensidad capaz de iluminar la faz de la tierra. Algo que a pesar de ser triste, era her...