Capítulo 5

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Cuando Maddie abrió los ojos aquella mañana, la realidad volvió a golpearla agresivamente. Matt todavía estaba muerto, y odiaba recordarlo cada vez que despertaba.

Con un suspiro pesado y sin nada de ánimos para enfrentar el día, se puso de pie dispuesta a salir del cuarto.

Cuando abrió la puerta, la imagen de un cuerpo acurrucado en el sofá del salón de estar, la sorprendió, y la noche anterior volvió a ella.

Aquel cuerpo pertenecía a Lukas, quien por algún motivo viviría ahí hasta nuevo aviso. Recordó su conversación con Ashton en el teléfono y cómo él había rogado porque dejara a Lukas vivir con ella. Maddie no pudo decir que no, aunque estaba molesta con Ashton, y le dolía pensar en él, no podía negarle el sofá de la sala al chico que no tenía dónde ir.

Pensó, mientras arrastraba sus pies a la cocina, que Lukas le recordaba un poco a ella misma algunos años atrás. Lukas tenía la mirada de un conejito siendo apuntado con una escopeta, parecía perdido, asustado.

Matt habría querido ayudarlo, se dijo así misma, Matt jamás se habría negado a darle un hogar.

Comenzó a preparar el desayuno y algunos minutos más tarde, Lukas entró a la cocina con una sonrisa tímida y grandes y oscuras ojeras. A pesar de aquello, pensó Madie, ocultando su sonrisa, él era guapo. Tenía los ojos de un brillante color miel y su cabello rojizo combinaba perfectamente con el color de su piel.

- Buenos días – se atrevió a decir Maddie. Lukas tomó aire con fuerza.

- Bueno días...

Incómodo, pensó Maddie. No nos conocemos, jamás hemos hablado, y ahora está en mi cocina, mirándome preparar comida...

- ¿Dormiste bien? – quiso saber. Tenía que romper el hielo, no quería que ninguno se sintiera tenso, iban a convivir.

- Sí – asintió Lukas, aunque no sonó sincero al cien por ciento. – Lamento todo esto...– se apresuró a decir. – No quiero molestarte, encontraré otro lugar en un par de días.

- No me molestas – lo corrigió Maddie. Y era cierto, su presencia le hacía sentir menos miserable. – Es más, me vendría bien algo de compañía ahora mismo.

Lukas sonrió y Maddie se sonrojó al pensar por segunda vez en sus propias palabras. No habían sonado como esperaba. Quiso corregirse de inmediato.

- Es decir...

- Lo entiendo – la interrumpió Lukas, manteniendo su amable sonrisa. – Ashton me dijo lo que pasó con tu hermano.

- Sí – Maddie bajó la vista y la fijó en el café. No quería romperse otra vez, no frente a él.

- Lo siento mucho...

- No tienes por qué sentirlo.

- No lo conocí, a Matt, pero Ashton y Louise sí, y ellos me hablaron de él. Parecía un bueno chico.

- El mejor chico – suspiró Maddie, aguantándose las lágrimas y volviendo a concentrarse en preparar el desayuno.

La invadían toda clase de emociones al pensar en Matt, una ira que la superaba por momentos y una tristeza profunda que le hacía doler el pecho. Sintió un fuerte dolor en la palma de la mano y bajó la vista.

- Demonios... – gruñó entre dientes al notar que sin querer se había hecho un corte en la palma por no estar mirando las manzanas mientras las picaba.

- ¿Qué sucede?

- Me he cortado, no es nada – Maddie negó con la cabeza y tomó una de las toallas de la cocina, presionando la herida. Le dolía, la herida se sentía profunda y la sangre caía a borbotones.

Lightning | Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora