Capítulo 11

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Se avecinaba una tormenta, Maddie sentía que el viento se colaba hasta sus huesos y aquel olor a lluvia la estaba volviendo loca. Ese había sido el invierno más duro que recordaba, y no ayudaba el haber estado usando vestido hacía dos días atrás.

- ¿Cómo es que el clima puede cambiar tan drásticamente? – gruñó por lo bajo, mientras apretaba la mano de Lukas en la entrada del hospital.

Lukas lucía diferente. El tratamiento de hormonas estaba dando resultados, ya no se veía escuálido y débil, además había estado haciendo ejercicio, su espalda estaba más ancha, sus brazos fuertes y su voz más ronca. Además el vello facial le hacía ver muy varonil.

- Quizá es una señal – él se detuvo en seco, estaba nervioso, tenía que admitirlo. Iría a la oficina de la directora del hospital, sin embargo, esta vez iba a entregar el permiso que había conseguido para la operación. No había sido fácil, pero el padre de Jamie trabajaba en el comité, era parte de la junta directiva del hospital y eso había sido de gran ayuda. Y aunque se habían tardado meses, estaba feliz de que al menos hubiera sucedido.

- ¿Señal? – Maddie lo miró confundida. – ¿De qué hablas?

Lukas no quería decirlo en voz alta, y no es que estuviera dudando, simplemente había soñado con aquella operación desde que tenía memoria y... ¿Y si no salía bien? ¿Y si no era lo que esperaba?

- Quizás no debo hacerlo...

- ¡No! – Maddie abrió mucho los ojos. – Has esperado esto muchísimo tiempo, no puedes retractarte ahora.

- No me estoy retractando – sonrió Lukas, un poco más tranquilo. – Es solo que...

- Oye – Maddie tomó su rostro y lo obligó a mirarle a los ojos. Aquellos ojos... – Estoy aquí ahora y estaré aquí cuando esto haya acabado, ¿me escuchas? Todo saldrá bien, te seguiré queriendo, lo prometo.

Lukas besó la frente de Maddie y suspiró. Nada le hacía mejor que aquella mirada, que aquellas palabras. Maddie lo motivaba, lo inspiraba, lo mantenía con fe.

[...]

Ashton estaba jugando con sus manos, veía la hora cada dos segundos, a sabiendas de que no avanzaba más rápido si lo hacía, y se mordía el labio de los más puros nervios.

"Contrólate, Ash. Contrólate."

Habían pasado exactamente cuatro días desde que había conocido a Kevin, el chico de la cafetería.

Louise le había dicho que no lo llamara de inmediato, que retomara su vida sentimental con calma, que pensara en ello, y eso estaba haciendo. Estaba dándose una nueva oportunidad con un chico muy guapo, sin embargo, temía no conectar con él; ¿Y si no era interesante, divertido, inteligente...? ¿Y si no era ni la mitad de lo que era Matt?

Sacudió la cabeza como si aquello sirviera para espantar aquellos pensamientos. Debía tener la mente abierta.

Divisó a Kevin bajar de un bonito convertible en el estacionamiento del restaurante. Ashton no había querido ir a buscarlo hasta su casa porque aquello era demasiado formal, prefería ver a Kevin en un punto específico y así tomarse todo de manera casual.

Kevin se acercó a él bajo la luz de las farolas del estacionamiento. Estaba sonriendo, sus dientes eran parejos, blancos y contrastaban con su piel aceitunada, la cual lucía excelente junto a ese par de ojos color avellana y sus cientos de largas pestañas.

"Es guapísimo..."

- Hola – Kevin se metió las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero en cuanto se detuvo a unos pasos de Ashton.

Lightning | Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora